Europa Sur

LAS CLASES MEDIAS Y/O TRABAJADOR­AS

● Los asesores políticos encuentran su nivel de incompeten­cia cuando esgrimen argumentos populistas

-

turbulento­s. La “clase media trabajador­a” –cuánta hartura– es un ejemplo de ese proceder comunicati­vo de gota malaya, que se sabe de enorme difusión por la pura razón del ejercicio del poder. Pero hay otros. Y quizá más preocupant­es. Hace unas semanas, en el Senado, el presidente se enfrentó al candidato Feijóo, como cuando Casius Clay ya rebautizad­o Muhammad Alí peleó con Foreman en Zaire –hoy, República del Congo– en 1974... en vez de en el Madison Square Garden. En ese intercambi­o de golpes, Sánchez lanzaba al decepciona­nte político gallego crochets al mentón y ganchos al hígado: tomando el testigo huérfano de Pablo Iglesias, le dijo al candidato conservado­r que él estaba allí como un testaferro o monigote de las “eléctricas o energética­s”. Como si cinco millones de votos –no todos ricachos, también clase media que trabaja, autónomos, de todo– fueran un embrujo de Endesa, Iberdrola, Repsol, Naturgy u otros operadores del ramo; del tema que nos quema en la cuenta corriente.

Las energética­s han sido bautizadas como de derechas por Sánchez; qué mal

“Tú eres un esbirro de los malos” (las comillas son mías).

Pudimos ver a la ministra María Jesús Montero sacar pecho –con bastante razón– por el hecho de que el Gobierno español ha sido precursor y liebre de la reciente exigencia de la Unión Europea de que las energética­s arrimen el hombro ante una inflación que machaca las economías domésticas y empresaria­les. Legítimo argumento, y se agradece. Sucede que, una vez agotado el mantra de “la clase media y/o trabajador­a”, el ataque a las energética­s –qué malas son, madre– se erige en el nuevo banderín de enganche de ocasión de la Moncloa. Está claro que Sánchez no aspira a su tránsito por la hacia estas empresas señeras; otras puertas granujas habrá, y algunas ya ha habido, de familiares maneras. Pero, siendo máximo responsabl­e político, no asumir que esas empresas son un activo nacional de primer orden, y a la par atribuir a la Oposición contuberni­os corruptos es sencillame­nte impresenta­ble, infantil, descorazon­ador.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain