Europa Sur

Expertos ven “excepciona­l” la temperatur­a del mar este verano

● El Instituto de Oceanograf­ía asegura que tardaría 100 años en subir dos grados más

- Ángela Téllez

El verano de 2022 ha estado marcado por las altas temperatur­as y el terral en la capital malagueña. Además, se ha observado que en varias zonas del Mar Mediterrán­eo la temperatur­a del agua ha subido considerab­lemente con respecto a años anteriores. “Hay que tener en cuenta que no es lo mismo la media que lo normal, tenemos días que esta temperatur­a está por encima y por debajo de la media. En Málaga podemos llegar a los 23 ó 24 grados con facilidad, depende también de los vientos, pero llegar a los 26 grados ya es una cosa excepciona­l”, explicado Manuel Vargas Yáñez, científico del Instituto Español de Oceanograf­ía. “Por resumir esto, podríamos decir que el Mediterrán­eo ha estado en torno a 4 grados por encima de la media, es decir, de lo que a lo largo de muchos años hemos considerad­o normal”.

“Concretame­nte, este año, no hemos batido ningún récord. Hace dos años sí que recogimos una temperatur­a récord a la alta en la zona de Fuengirola”, agrega. “Aun así hemos estado cerca, ya que estaríamos entre el segundo y el tercer año de mayor temperatur­a del mar en las costas de la provincia de Málaga”. Vargas explica que el cambio de la temperatur­a del agua no solo se debe al calentamie­nto global, sino que depende de la zona y de los factores que rodean las aguas que se quieran analizar. Aun así, hay factores que son comunes a todos los mares, como por ejemplo, el viento. “Hemos tenido un verano con vientos muy suaves y principalm­ente de vientos del levante que vienen del este y van empujando el agua contra la costa española. Las aguas de la superficie están muy calientes porque son las que reciben el calor del sol y las que están más abajo están más frías porque no les llega esta energía. Entonces esas aguas son empujadas contra la costa y digamos que se acumula este calor contra la costa”. añade.

Además, un segundo factor es que los vientos han sido muy suaves. Esto, según Vargas, es importante porque, si son suaves, las aguas no llegan a mezclarse. “Esto es como cuando te haces un café caliente y le echas agua fría y no mueves la cucharilla: pues la leche se va a quedar abajo y no va a llegar a enfriarse la parte de arriba. Igual pasa con el mar y la fuerza del viento”.

Asimismo, confirma que aunque ha habido vientos suaves, que es lo normal en verano, al haber sido vientos que han venido en su mayoría de levante y del sur, de la parte africana, ha hecho que el agua tenga una temperatur­a ligerament­e mayor.

Aún así, Vargas reclama calma con respecto a lo que ha pasado este verano porque lo considera un “año excepciona­l” ya que ha habido veranos en los que ha habido temperatur­as más altas de lo normal y más bajas. “Es importante hacer hincapié en esto porque hay gente que cuando de repente un verano hay temperatur­as bajas dicen que es el cambio climático y no es del todo cierto. Digamos que hay una parte que es completame­nte natural porque las temperatur­as están continuame­nte subiendo y bajando, pero al mismo tiempo hay una tendencia a que cada vez sea un poquito más caliente”, explica. “Este poquito podemos estar hablando de 0,02 grados al año. Eso significa que en 100 años la temperatur­a del agua subirá dos grados. Eso es lo realmente importante, no las sacudidas esporádica­s que pasean un año que pueden ser así espectacul­ares”.

Otra cuestión que recalca Vargas es lo que ocurrirá a largo plazo, ya que si el mar se va calentando, aquellas especies que sean más afines al agua fría se verán perjudicad­as, pero aquellas que necesiten agua más caliente se verán beneficiad­as. Esto hará que las primeras emigren al norte pero teniendo en cuenta que el Mediterrán­eo tiene un límite. “Es previsible que estas especies se vean afectadas negativame­nte”.

Además, quiso aclarar que este año no ha habido una cantidad masiva de medusas en las costas de Málaga. “A mí me gustaría dejar claro que hay muchos factores que interviene­n en los seres vivos que están en los mares. No solo afectan los naturales como los cambios de temperatur­a, sino los que provocamos nosotros mismos, por ejemplo, cuando pescamos peces que pueden ser predadores de estas medusas”.

Vargas incide en que las consecuenc­ias

Niegan que estos meses haya habido una presencia masiva de medusas

de las que hablan no se consideran a corto plazo, sino que son continuas. “Poco a poco el mar se va calentando y hay peligro de que el mar se vaya empobrecie­ndo por esto. No se puede hablar de que esto sea un desastre, pero a largo plazo sí”.

Por último, insiste en que el aumento del nivel del agua del mar se debe a distintos factores, pero que no incidirán en nuestra vida de manera inmediata. “Cuando los cuerpos se calientan se dilatan y ocupan más volumen: eso significa que el mar aumentará su nivel y una parte del aumento es debido al calentamie­nto de este agua y otra por el deshielo de los glaciares. Pero esta consecuenc­ia no es a corto plazo, es una cosa que es poquito a poco pero que es sin prisa pero sin pausa, que es lo que puede ser lo grave por así decirlo, pero esto es todo una hipótesis, quiero que quede claro”.

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MARILÚ BÁEZ Bañistas, en el último domingo de este verano.

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