Europa Sur

Una alegría con muchos matices

● El triunfo del Algeciras en Badajoz dejó la primera portería a cero y la ‘recuperaci­ón’ de Pepe Mena ● Ania demostró una vez más que sabe reconducir la nave cuando se intuye zozobra

- Alessio González

Una victoria lo repara todo. Si, además, se produce en un escenario grande, el efecto balsámico se multiplica. El triunfo del pasado sábado en Badajoz no solo ha devuelto al Algeciras a la senda de la alegría, también ha refrescado la memoria a los más olvidadizo­s de lo que Iván Ania es capaz de hacer cuando intuye curvas. El asturiano consiguió por fin la ansiada portería a cero y lo hizo tras recurrir a una fórmula que ha servido para recuperar a Pepe Mena, un futbolista importante que no estaba teniendo presencia en el arranque liguero.

El Algeciras arrancó en el Nuevo Vivero tres puntos de oro ante un rival llamado a estar en la zona noble, tres puntos que en cierta medida compensan los que se escaparon del Nuevo Mirador ante la Cultural Leonesa. Así lo han visto muchos aficionado­s y algunos de los inquilinos del vestuario.

Los algecirist­as volvieron a convertir la cuarta jornada en un cruce de caminos como hace justo un año cuando aprovechar­on el Clásico en La Línea para disipar dudas y dar un golpe en la mesa para iniciar su mejor racha de la temporada. Aquel punto de inflexión fue el primero de la era Ania con el Algeciras. En esta ocasión, el cuadro rojiblanco arrastraba la imagen de Fuenlabrad­a y dos derrotas en tres partidos, por lo que una tercer traspiés podría haber alentado los primeros runrunes.

No fue así porque el Algeciras, al margen de ganar, ofreció otra cara y una propuesta más cercana a la que siempre defiende en casa. Ania retocó su esquema para reforzar el centro del campo.

Pepe Mena, que no había sido titular todavía este curso, aprovechó la ocasión para reivindica­rse en una zona ancha de brega con dos currantes como Iván y Unai Veiga. El conjunto, en líneas generales, se contagió del espíritu y el acierto en una de las ocasiones bastó esta vez para sellar los tres puntos.

El Algeciras, también hay que decirlo, tuvo esa pizca de fortuna a veces esquiva, sobre todo en las dos oportunida­des de Adilson (el larguero y la que falló solo), pero lo más relevante es que los albirrojos apenas realizaron concesione­s. Esta vez no hubo pérdidas tontas en campo propio ni pases regalados al contrario. El debut como pareja de centrales de Amoah y Van Rijn cumplió sin complicars­e la vida. Tienen juventud, físico y temple para tocar el balón. Si consiguen congeniars­e y coger minutos, el Algeciras puede haber encontrado una dupla de zagueros muy interesant­e y con recorrido.

El triunfo por la mínima también le vino de perlas a Pol Tristán, que por fin pudo acabar un encuentro con el portal intacto. El joven guardameta no tuvo que hacer muchas intervenci­ones pero se jugó el tipo en un par de acciones peligrosas en sus dominios. Si algo bueno tiene el barcelonés es que no se le cae la portería encima y la velocidad de reflejos.

Ganar en Badajoz va a permitir al Algeciras afrontar con calma y con ilusiones renovadas el próximo compromiso ante el Racing de Ferrol, el único que lo ha ganado todo junto al Córdoba, uno de los huesos del grupo I de la Primera Federación. El sábado (19:30), el Nuevo Mirador tiene una nueva cita de relieve, una oportunida­d para seguir mirando hacia la planta noble.

 ?? EL PERIÓDICO DE EXTREMADUR­A ?? El portero del Algeciras Pol Tristán conduce el balón en Badajoz.
EL PERIÓDICO DE EXTREMADUR­A El portero del Algeciras Pol Tristán conduce el balón en Badajoz.

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