Europa Sur

El Madrid también pega en el derbi

● La salida en tromba del Atlético careció de la enorme contundenc­ia que mostraron Rodrygo y Fede Valverde

- Iñaki Dufour (Efe)

El Real Madrid tan solo necesitó 35 minutos y dos ocasiones para fulminar al Atlético de Madrid, cuyo vigoroso inicio fue sofocado con el valor más definitivo de cualquier oficio, la efectivida­d incontenib­le con la que el equipo blanco se deshizo de su adversario, al que relegó a ocho puntos de distancia en la clasificac­ión con una exhibición de paredes, velocidad y pegada, combinadas de forma implacable por el actual campeón, pese al inesperado 1-2 de Hermoso.

La primera, a servicio de Tchouaméni, la remató Rodrygo en el minuto 18; la segunda, con pase de Modric, la culminó Fede Valverde, tras la galopada inalcanzab­le de Vinicius, el desvío al poste de Oblak y el rebote afortunado que el descomunal futbolista uruguayo transformó en una victoria irrebatibl­e desde entonces hasta el tramo final, cuando un error de Courtois le dio emoción y vida al Atlético.

Sin Benzema, fuera del derbi, el Real Madrid fue igualmente poderoso en su transición ofensiva, en su pegada. Después de soportar la tormenta que descargó de inicio el Atlético, golpeó con la fuerza que lo hizo campeón de casi todo el pasado curso. Es contundent­e como nadie. Una cualidad que le falta hoy al Atlético.

El Madrid contempló una puesta en escena potente del Atlético, que jugó, presionó, se vacío y falló cuando debió abordar los más complejo de todo: el gol. Sus cuatro opciones en el primer cuarto de hora quedaron en nada, fuera del marco de Courtois.

En el mismo debate se incluye cómo se mueve una y otra defensa, con más dudas que certezas en el conjunto rojiblanco desde que fue campeón en mayo de 2021. Porque el envío por alto de Tchouaméni a Rodrygo no lo alcanzó del todo Felipe, que eligió mal el paso adelante previo y que condicionó su repliegue para atrás, demasiado tarde.

Porque, hasta entonces, el Atlético se sintió capaz de todo. El regreso de Griezmann a la titularida­d hace mejor a su equipo. Hasta ayer, las limitacion­es económicas habían reducido a poco más de media hora cada compromiso precedente a una elección fundamenta­l para Simeone, por lo que aporta y lo que suma a la ecuación a otros compañeros. Se vio al principio. Quedó desdibujad­o después. Con 0-1 en contra, su carrera, su conducción y su tiro apuraron de nuevo a Courtois.

No fue suficiente para reabrir la discusión de los puntos, zanjada por el Real Madrid instantes después, a toda velocidad por Vinicius, en otra pared -esta vez de Modriccon la que dejó fuera del foco a Marcos Llorente y Felipe Monteiro de una sola vez y que lo propuso a la carrera para enfrentar a Oblak. Su tiro lo desvío el portero contra el poste, el rebote lo remachó Fede Valverde en el 0-2, sin que nadie pudiera oponerse a una realidad muy dura.

Tampoco Yannick Carrasco, cuando chocó con Courtois aún en el primer tiempo, con un mundo por jugar que este domingo en el Metropolit­ano del que no se presuponía nada bueno para el Atlético, ni sin cambios ni con ellos (con la entrada de Morata por De Paul y de Cunha por Joao Félix, primero, y de Hermoso y Correa, después).

Hasta que Mario Hermoso –expulsado de forma exagerada después con dos amarillas en tres minutos, la última no lo era– despertó la esperanza con el 1-2 de cabeza en el minuto 83 en un córner que señaló al portero del Real Madrid y transformó el último tramo en un suplicio imprevisto para soportar la diferencia que separa hoy a los dos equipos. La clasificac­ión lo demuestra con una celeridad impropia: 8 puntos en 6 jornadas.

Diego Simeone Entrenador del Atlético

El Madrid tiene un contragolp­e muy bueno; no reprocho nada a mi equipo”

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RODRIGO JIMÉNEZ / EFE El defensa madridista David Alaba pugna por un balón con Álvaro Morata.

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