Europa Sur

OLONA, EL COLOFÓN CON MARIO CONDE

- JUAN MANUEL MARQUÉS PERALES

HASTA aquí hemos llegado, Macarena, final del camino. Iván Espinosa de los Monteros, que es el líder de los patricios de Vox, ha dado por zanjado el asunto de Macarena Olona. Era evidente, desde que pegó la espantada del Parlamento andaluz, que la ex diputada había sido poseída por el histrionis­mo, pero en su partido le echaron paciencia y esperaron a que su anterior portavoz se calmase. Es posible que Olona hubiera sido alentada a dejar el Congreso por Andalucía, que los patricios hubiesen animado su egolatría entre los aplausos del bando populista, que aquello fuese una trampa como tantas otras en las que caen los cegados de sí mismo, pero no se engañen, de verdad, no es más que una hiperventi­lada. No es ni Georgia Meloni ni Le Pen, que es lo que ahora van contando los macarenos. Fue incapaz de articular un relato coherente durante la campaña electoral andaluza, más allá de aprenderse de memoria, que eso sí que lo hace bien, cuatro párrafos impactante­s y posar para otros tantos videos sugerentes. La prueba de todo ello va a ser su colofón.

Olona ha anunciado que el próximo lunes estará en Sevilla en un acto donde la presentará Mario Conde, ganador de una oposición a la Abogacía del Estado, como ella, y enterrador de Banesto y del CDS, el partido que fundó Adolfo Suárez y que cayó en las manos del banquero cuando el pobre ex presidente del Gobierno tuvo que poner en almoneda su legado. Ni en las elecciones generales del año 2000 ni en las gallegas de 2012, a las que también se presentó, consiguió un solo escaño, aunque entre sus trofeos políticos tiene la cabeza del último Felipe González, asediado en su momento postrero por las informacio­nes sobre la guerra sucia contra ETA que Mario Conde consiguió en prisión cuando fue encarcelad­o por el caso Banesto.

Olona es un estallido, la responsabi­lidad no es de Vox, pero su caso ha erosionado de modo sustancial la credibilid­ad de este partido, trufado de mucha gente como Macarena. Las elecciones andaluzas de junio no fueron tan malas para Vox, aumentó el número de escaños, de 12 a 14, pero sus gurús de campaña habían elevado tanto las expectativ­as que todo lo que no hubiese sido condiciona­r a Juanma Moreno en su investidur­a habría sido un fracaso. Olona es el segundo candidato que le falla al partido; el primero, que fue Francisco Serrano, encausado por el cobro de unas subvencion­es que utilizó para montar un chiringuit­o particular, eso que tanto criticó. Tuvo que dimitir. Vox ha alcanzado su punto de inf lexión, no le sucederá como a Ciudadanos, pero ha visto el precipicio.

Olona no es culpa de Vox, pero su caso ha erosionado la credibilid­ad de un partido trufado de mucha gente como Macarena

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