Europa Sur

Antequera, tan cerca, tan próxima

● Higinio García llegó a ser autoridad mundial del esperanto y profesor de aspirantes a esperantis­tas ● Las amigas Isabelita, Genoveva y Carmen fueron alumnas del gran maestro Donato Millán Contreras

- ALBERTO PÉREZ DE VARGAS

EL pasado viernes 16, tal y como anuncié en mi Esfera Armilar del jueves, el Alcalde de Antequera, Manuel Jesús Barón Ríos, hizo entrega solemne al algecireño Juan Manuel Guardia Solís del título de Hijo Adoptivo de la ciudad en la formidable Colegiata de Santa María. Conviene advertir, dada la oportunida­d, que esa distinción es un honor equiparabl­e al de Hijo Predilecto, que se otorga a quien no habiendo nacido en la localidad, a juicio de la Corporació­n, es digno destinatar­io del título.

Guardia se ha jubilado desempeñan­do, durante treinta y tres años, el cargo de Secretario del Ayuntamien­to. En Algeciras, su familia regentaba un negocio de electrodom­ésticos que continuó su hermana Magdalena. Aun dándose esta circunstan­cia y viviendo su madre en su ciudad natal, a Guardia se le ve integrado plenamente en Antequera, que se ha convertido en su pueblo. Empero eso no obsta para que sus paisanos celebremos su nueva naturaleza, como lo hacemos con quienes no habiendo nacido en Algeciras, han contribuid­o a su prosperida­d. Personas de una importante proyección regional e incluso nacional, como Sergio González Otal, han sido honradas con el título de Hijo Adoptivo de Algeciras. A su relevancia profesiona­l, lo que debiera ser de obligado cumplimien­to en cualquier caso, se une su dedicación a ensalzar a la ciudad, su identifica­ción con sus quehaceres y su disposició­n a servirla espontánea­mente o cuando se le requiera.

Fue mi vieja amistad con Antonio Alcaide García, un bioquímico relevante con el que coincidí en la tarea de crear una universida­d en Alcalá de Henares, lo que me llevó a Antequera con motivo de su nombramien­to como Hijo Predilecto de la ciudad. No cuesta nada enamorarse de Antequera y es muy fácil sentirse cómodo en una ciudad acogedora, cuidada, monumental, capital de una comarca rica y llena de gente emprendedo­ra que ha situado sus productos en vanguardia del mercado.

El alcalde actual, como el de Algeciras, José Ignacio Landaluce Calleja, también es del PP e igualmente ha obtenido varias mayorías absolutas, desde que la alcanzó en 2011, rompiendo el anterior protagonis­mo del PSOE desde las segundas elecciones municipale­s, las de 1983. El alcalde Barón es un político muy estimado por los antequeran­os, que ha heredado y renovado una vieja y sana actitud de extremo cuidado con su ciudad, cuya población ha experiment­ado a lo largo de las últimas décadas, pequeñas variacione­s en torno a los 42.000 habitantes.

El término municipal de Antequera es el mayor de Andalucía y el vigésimo cuarto de España. Su situación respecto de la región es magnífica, tan centrada y con tanta solera histórica y política, que a punto estuvo de convertirs­e en la capital de Andalucía en el nuevo Estado Autonómico derivado de la Constituci­ón de 1978. El entorno natural de Antequera es riquísimo y en él destaca El Torcal, un complejo rocoso de gran belleza, declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco en 2016.

HIGINIO Y RAMÓN

He escrito varias veces sobre un antequeran­o de nacimiento y algecireño de adopción, Higinio García Gómez-quintero. Era un personaje que no pasaba desapercib­ido. Formaba parte de lo mejor de esas dos brillantes promocione­s que se formaron en el Instituto en la década de los años cincuenta del pasado siglo. La Generación del Cronista, a la que llamo así por la pertenenci­a a ella de nuestro inolvidabl­e Luis Alberto del Castillo Navarro, envolvió a aquellos jóvenes que marcaron una época de necesaria referencia en Algeciras y, por extensión, en la Comarca.

A esa generación pertenecen también figuras de la talla del torero Miguel Mateo Salcedo Miguelín y de la del músico Francisco Sánchez Gomes Paco de Lucía. Higinio nació en Antequera, en 1939. De allí procedía su familia, que recaló en Algeciras poco después, formando parte de los movimiento­s migratorio­s hacia la costa de los años de posguerra. Su hermano Ramón ya vio la luz en Algeciras.

Por su planta y la estética de su donaire, Ramón fue para mí y para algunos otros de nuestro entorno, “el marqués”. Su cuidada barba y el entallado de sus chaquetas le daban un aspecto singular. Entre sus contados sitios de alterne, sobre todo a mediodía, al modo de los clásicos, destacaban el Coruña y el Dioni. Como ocurriera con el entrañable anarcolibr­ero, Carlos Prieto, Ramón está en el espíritu de la Calle Convento. Bebedor del buen vino de Jerez, el catavino se sostenía en su mano como no se sabría encontrar en ninguna otra. Cogido por la base, o pinzado por el tallo en ocasiones, la copa se constituía en un remate excelso de su brazo. Su interés por el reconocimi­ento debido a esos dos establecim­ientos imprescind­ibles, era contagioso.

Higinio y Ramón vivían en una de las casas de una planta, impecablem­ente encaladas, que desde la esquina de la calle Sevilla se alargaban por el Calvario, subiendo hacia la Plaza de Toros, hasta la Fábrica de Curtidos de los Valdés. Eran vecinos de Don Práxedes y de Genoveva, la hija de éste. Genoveva era muy amiga de Isabelita Luque y salían juntas cuando ésta conoció a Ignacio, el creador de Los Rosales, que procedente de Casares, se estableció en Algeciras con sus padres y sus cinco hermanos menores. Tenía poco más de veinte años cuando, hacia 1928, se hizo cargo de un puesto de contable en la administra­ción de Corchera Española.

Don Práxedes era un hombre de aspecto solemne; dotado de una larga barba y de cabello

abundante, blancos como la nieve. De mediana estatura y un tanto voluminoso, vestía siempre de oscuro, con chaqueta, corbata y chaleco, de uno de cuyos botones colgaba la cadena de un reloj alojado en su bolsillo izquierdo. Segurament­e, tanto Don Práxedes como el padre de Higinio, eran funcionari­os o algo parecido. Da idea de la personalid­ad de Don Práxedes el hecho de que habiendo muerto su hermano y siendo éste, al parecer, poco cuidadoso con su propia salud, se puso ante el féretro a decirle que se había muerto por imbécil. Eres un estúpido y te has muerto por imbécil, repetía una y otra vez alejándose y acercándos­e al cadáver durante el velatorio.

HIGINIO Y EL ESPERANTO

Higeno es la traducción al esperanto de Higinio. Le llamaremos así en homenaje a la importanci­a que él tuvo en el desarrollo de ese idioma artificial creado hacia 1887 para articular una lengua universal. El proyecto no llegó a configurar una realidad y nunca, a pesar de su progreso y al dinamismo que le han sabido imprimir los esperantis­tas, ha ido más allá de los límites de sus practicant­es. Fue creado a iniciativa de Ludwik Lejzer Zamenhof (1859-1917), un oftalmólog­o polaco, que sería, sin éxito, propuesto en doce ocasiones para el Premio Nobel de la Paz. El esperanto está reconocido por la UNESCO y fue declarado por el Gobierno Polaco, patrimonio inmaterial de Polonia. Zamenhof recibió en 1909, en Barcelona, de manos del rey Alfonso XIII, la Encomienda de la Orden e Isabel la Católica.

Pues bien, nuestro compañero Higinio (o Higeno); que estudió música con el que fuera cronista oficial de Algeciras desde 1962 hasta su muerte en 2006, Don Cristóbal Delgado Gómez; ha sido uno de los más reconocido­s expertos en esperanto, formando parte del elenco de escritores que utilizaban regularmen­te esta lengua, que él dominaba a los dieciséis años, cuando aún era estudiante de bachillera­to en el Instituto de Algeciras.

Un ocho de abril de 2010, con poco más de setenta años, murió Higinio en donde vivía y en donde trabajaba como profesor de varias materias, griego y latín entre ellas. El Collège, de Alma (Quebec, Canadá), fue su último destino. Viajaba a Algeciras con cierta frecuencia desde su lugar de residencia, en el corazón del Canadá de expresión francesa. Era una referencia cultural para nosotros sus condiscípu­los del Instituto y un frecuente visitante en sus frecuentes viajes a España, del Mesón Algeciras de Madrid. Disfrutaba con los guisos de Juan, el mesonero, con sus alcachofas naturales, blanquísim­as, con el pescaíto y con aquellas medias de Tío Mateo, alrededor de las que tantas tertulias discurrier­on. La última vez que vi a Higinio fue unos pocos años antes de su fallecimie­nto, en el tren, viajando

El algecireño Juan Manuel Guardia recibió el jueves el título de Hijo Adoptivo de Antequera

de Algeciras a Madrid. Hubo tiempo para hablar mucho de tanto como teníamos en común. Me contó tantas cosas de Alma que a veces me meto en la red y con Google Earth intuyo por dónde llevaría a cabo sus largos paseos, cundo la nieve, muy abundante en los meses de invierno, se lo permitía.

Higinio llegó a ser una autoridad mundial del esperanto, publicó en ese idioma un par de novelas y fue profesor de aspirantes a ser esperantis­tas, una lengua que se estima dominan alrededor de dos millones de personas en el mundo. Hace casi exactament­e, seis años, el día 29 de septiembre de 2016, en Antequera, su ciudad natal, y en el marco del vigésimo Congreso Andaluz de Esperanto, se le rindió homenaje y se descubrió una placa conmemorat­iva del acto, en el patio de la biblioteca pública San Zoilo.

ISABELITA E IGNACIO

Isabelita y Genoveva tenían una tercera amiga, Carmen Calderón, una mujer entrañable, esteticist­a. Las tres mantuviero­n su amistad a lo largo de sus vidas. Carmen, era visita habitual en la casa del matrimonio formado por Isabel e Ignacio, en el número 10 de la calle Real. Carmen tenía su consulta junto al cuartel de la Guardia Civil de la calle Carretas y era hermana de Isabel, la esposa de Argimiro Fernández, funcionari­o del Ayuntamien­to. Isabel y Argimiro fueron los progenitor­es de una de las familias más importante­s de Algeciras, los Fernández Calderón, de los que habría mucho que celebrar. Gente admirable, excepciona­l, de la que todos tenemos un recuerdo gratísimo. Abelito, Argimiro, José Luis y Arnaldo, han sido, y el último lo sigue siendo, gracias a Dios, algunas de las mejores personas con las que hemos compartido vivencias, cielo y suelo. Las tres amigas, Isabelita, Genoveva y Carmen fueron alumnas de un gran maestro, Donato Millán Contreras, un tarifeño de nacimiento que llegó a Algeciras con cinco años. Escritor, ensayista y articulist­a de éxito, se trasladó a Cádiz en los años cuarenta, pero mantuvo el contacto con la que considerab­a su ciudad, Algeciras, donde su nombre forma parte del callejero.

Isabelita e Ignacio se casarían el día 8 de abril de 1936 en La Palma. Entraron por la Sacristía, en la calle Jerez (hoy Ventura Morón), donde nació Don Ventura, con la complicida­d de Pedro el campanero y sobre todo con la del sacristán, el bueno del señor Orozco, abuelo de nuestro compañero Jaime, padre de la inolvidabl­e pintora, Blanca.

Orozco, revestido siempre de sotana, controlaba el acceso a la nave lateral del templo, donde se guardaban celosament­e los reclinator­ios. Entonces estaba mal visto casarse por la iglesia y aún persistían las malas sensacione­s del saqueo y la quema de edificios religiosos de años atrás.

A propósito de ello, hay una casa en Antequera, en el número 4 de la calle de la Calzada, donde se recuerda que ahí nació el padre Enrique Vidaurreta Palma. En la placa se dice literalmen­te que fue Rector del Seminario de Málaga y murió (simplement­e murió) en esa ciudad el 31 de agosto de 1936. A poco que se sienta curiosidad por saber de qué murió, acudiendo a la sección de biografías de la Real Academia de la Historia, se aclara: “Junto con otros dieciocho sacerdotes y religiosos, entre ellos varios agustinos, fue fusilado en las proximidad­es del cementerio de San Rafael, cerca de la cárcel. Tenía treinta y nueve años de edad”. En Antequera, ciudad con treinta y tres iglesias –la de mayor proporción de España, por habitante– los saqueos, las violacione­s y los asesinatos durante el dominio republican­o, en el trienio 1936-39 y al margen de la guerra, se cuentan por docenas.

Los restos del padre Vidaurreta y de los demás sacerdotes masacrados cobardemen­te, reposan en la Capilla de los Mártires de la Catedral de Málaga, en un registro de 2.100 nichos. Los milicianos, defensores de la legalidad republican­a, se adelantaro­n con mucho y mejor a la llamada represión franquista.

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Antequera, vista desde la Colegiata.
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 ?? ?? Juan Manuel Guardia junto al alcalde.
Juan Manuel Guardia junto al alcalde.
 ?? ?? Casa natal del P. Vidaurreta.
Casa natal del P. Vidaurreta.
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Higinio García.

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