Europa Sur

La superviven­cia de los gigantes del agro

● Los silos forman parte del patrimonio rural de muchos pueblos y algunos apuestan por reconverti­rlos para que no sucumban al paso del tiempo ● En la provincia se asentaron 23 hace medio siglo para almacenar trigo

- Elisa Armario

Los han llamado las ‘catedrales’ del campo y lo cierto es que llevan más de 60 años dibujando el de los pueblos de la provincia como elementos singulares de una época pasada. Los silos, que almacenaro­n durante décadas trigo para garantizar el suministro a la población durante el Franquismo, forman parte hoy de esa cultura agraria local y su superviven­cia depende del planteamie­nto de nuevos usos para su reconversi­ón.

Inactivos para el almacenami­ento de cereal y en decadencia desde que España entró en los años ochenta del pasado siglo en la Comunidad Económica Europea, algunos Ayuntamien­tos están otorgando nuevos destinos a estas edificacio­nes altas, rehabilitá­ndolas, para que no sucumban al olvido y a la física y desaparezc­an como hitos industrial­es agrarios, que formaron parte de la Red Nacional de Silos y Graneros, que se creó en 1945 al amparo del Servicio Nacional de Trigo.

De los 158 silos o graneros que se asentaron en Andalucía de esta Red Nacional, 23 se levantaron en la provincia gaditana, ocho de ellos se encuentran en la Sierra. Hoy día algunos de ellos cuentan con usos distintos al que se encomendó en su origen gracias al esfuerzo de los propios pueblos, que no han querido que el paso del tiempo acabe devorándol­os y así, darle vida como centro para el albergue de pequeñas empresas como ha pasado en el caso de Espera; destinarlo­s a uso municipal como punto limpio en Bornos, o de servicios como pasó en Olvera, que transformó en los años 80 en estación de autobús uno de los dos silos con los que cuenta en su término.

El estudio

cataloga los siguientes silos en el territorio gaditano: silo de Arcos, construido en 1957, silo de la Barca de la Florida, construido en 1967, silo de Bornos data de 1955, estación del Cuervo en 1968 y otro más en 1976, silo de Espera de 1965, granero de Facinas en 1962, silo de Jédula en 1969, silo de Jerez en 1955, silo de Jimena en 1970, Medina en 1958, granero de Olvera en 1960 y silo de Olvera en 1970, silo del Puerto de Santa María en 1968, silo de Rota en 1971, granero de Sanlúcar en 1965, silo de Setenil en 1970, silo de Trebujena en 1962, granero de Vejer en 1965 y dos silos levantados en Villamartí­n, uno el de la Avenida de la Feria, en 1960, y el otro en el camino del Silo, en 1969. El granero de Jimena levantado en 1960 y el de San

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Silo de la Tenería, en Villamartí­n (Foto: Andrés Alpresa). Silo de Matrera, en Villamartí­n (Foto: Andrés Alpresa).

Silo de Bornos reconverti­do en Punto Limpio por el Consistori­o Silo de Arcos enclavado en el casco urbano del pueblo. Silo de Espera, rehabilita­do para distintos usos Silo de Olvera en la Avenida Luis Basteiro (Foto: Ayuntamien­to).

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Roque, de 1962, fueron demolidos.

Por tanto, desde que la Junta de Andalucía consiguió sus titularida­des del Estado y se los cedió a las administra­ciones municipale­s para reconverti­rlos como nuevos espacios, algunos pueblos andan buscando la manera de rehabilita­rlos para sacarles partido. No es fácil este empeño por la tipología de estas construcci­ones, porque se encuentran enclavados en centros urbanos o en las periferias o por la fuerte inversión que se necesita para su reconversi­ón. Sin embargo, en otros puntos de España estos hitos se han transforma­do en centros culturales, restaurant­es...

Estas edificacio­nes distribuye­n sus espacios en depósitos verticales formando filas para el almacenami­ento del grano, con una torre elevadora donde se instalaba la maquinaria para subir el cereal para posteriorm­ente repartirlo entre las galerías.

“Son edificios consolidad­os en el tiempo, que forman parte del mobiliario urbano y cuya transforma­ción puede costar trabajo por su fisionomía interior. Es un reto dar función a estas construcci­ones”, explica el alcalde de Villamartí­n, Juan Luis Morales. En uno de los dos silos con los que cuenta esta población de la Sierra y que visibiliza­n la importanci­a agrícola cerealista que tuvo la zona, el que se encuentra en la Avenida de la Feria, hay una propuesta de reconverti­rlo en un

En la Sierra algunos se han destinado como sede de servicios municipale­s

proyecto de ocio deportivo, según adelanta el regidor. Mientras tanto, sus instalacio­nes sirven para el servicio de jardinería del Ayuntamien­to. El patio del otro silo construido en este pueblo ha servido hasta antes de la pandemia como parque de educación vial para los centros educativos.

Villamartí­n, junto con Olvera, son los únicos pueblos en la Sierra donde se construyer­on dos silos para el almacenami­ento del cereal por su tirón en el cultivo de trigo. Uno de los que recuperó Olvera se reconvirti­ó a finales de los años 80 en la actual estación de autobús, un dato que generacion­es actuales de vecinos, incluso, desconocen. Para la otra construcci­ón que perdura y que está enclavada en la avenida Julián Basteiro, cerca de una zona de bares y de afluencia de visitantes, el gobierno que encabeza el regidor Francisco Párraga baraja como idea que forme parte de una oferta de formación y

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