Cae el primer laboratorio de cocaína español que imita a los de Sudamérica
● El jefe del grupo y su lugarteniente han sido detenidos en la provincia de Málaga ● En el recinto se producían 120 kilos semanales
La Policía Nacional ha desmantelado, en una operación que se ha saldado con la detención de doce personas, el primer laboratorio de cocaína instalado en España con la misma estructura que los de Sudamérica, en el que se producían 120 kilos de droga semanales y en el que tuvo que irrumpir el Grupo de Operaciones Especiales (GEO).
Según la Policía Nacional, la operación Silcon ha culminado con el desmantelamiento del gran laboratorio en el término madrileño de Navalagamella y doce detenidos, entre ellos el líder de la organización y su lugarteniente. Además, se practicaron diez registros en Málaga (seis), Madrid (tres) y Córdoba (uno).
Debido a la peligrosidad de la operación, la entrada en el laboratorio fue realizada por el Grupo Especial de Operaciones (GEO). Al parecer, en su interior, se encontraban cinco “cocineros” en pleno proceso de extracción de la droga. Destacan que el método utilizado para obtener el estupefaciente refleja los grandes conocimientos de estos preparadores, ya que, normalmente, las organizaciones utilizan gran cantidad de productos químicos y, sin embargo, los detenidos utilizaban únicamente gasolina, amoníaco y agua.
En mayo se inició una investigación sobre una organización criminal que contaba con una gran capacidad operativa. El líder y su lugarteniente, que residían en la provincia de Málaga y llevaban un alto tren de vida, controlaban, a través de terceros, empresas de importación de sacos de cemento en cuyos cargamentos ocultaban sustancia estupefaciente que nutría al laboratorio clandestino desmantelado en Madrid.
Los agentes lograron identificar al líder, un ciudadano español, así como al resto de miembros de la misma. Además comprobaron que estas personas se estaban abasteciendo de una gran cantidad de productos químicos, así como de todos los materiales. El grupo disponía de un trastero en Córdoba donde almacenaba disolventes para, pasados unos meses, trasladarlos hasta un contenedor marítimo en un parking de la Costa del Sol.
Se pudo identificar a otro ciudadano dominicano, persona de confianza del líder, que se encargaba directamente de la supervisión. Este hombre reclutó personalmente a tres ciudadanos colombianos conocidos como “cocineros”, contratadas normalmente para una operación concreta, cobran según el número de kilos extraído y, después, regresan a su país.
Los investigadores comprobaron que la organización había alquilado un chalet de grandes dimensiones en Coín, que sería en un primer momento donde se ubicase el laboratorio. Para el traslado de la sustancia estupefaciente, la introducían en sacos con cemento y adoptaban grandes medidas de seguridad, como vehículos lanzadera. El destino de los sacos fue, en principio, un lavadero de coches y posteriormente una finca rural de grandes dimensiones. A partir de ese momento, la finca permaneció vigilada.
La novedad de este caso, porque es algo que nunca habían visto los agentes dedicados a la lucha contra la droga en España, es el funcionamiento del laboratorio, similar a los instalados en la selva sudamericana: en lugar de estar oculto en una vivienda estaba en el exterior de una finca de grandes dimensiones.