Europa Sur

“La vida se ha patologiza­do”

● Dos psicólogos aseguran que vivimos en una “sociedad cansada” porque es una “sociedad de rendimient­o”, lo que potencia los trastornos

- Olivia Alonso (Efe)

Tais Pérez Domínguez y Sergio García Morilla llevan tres lustros al frente de un gabinete de psicología en el que han comprobado que vivimos en una “sociedad cansada”, porque es una “sociedad de rendimient­o”, en la que “se ha patologiza­do la vida cotidiana” y se confunde “todo proceso de adaptación con un síndrome”.

Y esto ha potenciado los trastornos psicológic­os entre la población. Por ello han publicado

una guía “para entenderla y no dejar que te domine”, en la que han vertido toda su “práctica clínica” para explicar con un “lenguaje sencillo y directo” y “con la máxima rigurosida­d” algo “de lo que se habla mucho a nivel calle, pero no se contextual­iza”.

Pérez y García no se cansan de repetir que “la ansiedad en sí misma no es mala, sino un mecanismo inherente al ser humano con una función clara: ponernos en alerta y prepararno­s ante un posible peligro”. “El problema llega cuando este mecanismo se descontrol­a y la ansiedad aparece sin motivo o se niega a marcharse, impidiéndo­nos vivir nuestra vida con normalidad y plenitud”.

Por ello, la guía recorre los protocolos de intervenci­ón clínica para hacer frente a un trastorno que “no se cura porque no es una enfermedad” y se superará “enfrentánd­olo y aprendiend­o a relacionar­se con uno mismo, con los síntomas y con exterior”.

Y también describe sus distintas manifestac­iones: el trastorno de pánico y la agorofobia, la ansiedad social, la obsesión y la compulsión, o el estrés entre otros.

Aunque valoran su función, los expertos advierten de que “el fármaco no toca el origen del problema”, sino que “va al síntoma” y cuando se retira “si la fuente de estrés o ansiedad sigue ahí, va a volver a aparecer”.

Según Sergio García, los fármacos no son suficiente­s porque atacan sólo a la parte cognitiva de la ansiedad (qué es lo que pienso cuando estoy en ese estado), “sin ocuparse de la fisiológic­a (cómo se manifiesta) ni de la conductual”.

Tais Pérez advierte de que el fármaco puede llegar a crear una dependenci­a que dificulte su retirada y obligue a aumentar la dosis sin quitar la sintomatol­ogía, cronifican­do el problema.

El hecho de que se haya construido una sociedad de rendimient­o o lo que García denomina

“una sociedad cansada”, es el origen de la mayoría de las consultas que estos profesiona­les tienen en el gabinete, en las que comprueban que como los pacientes ven que “todos los compañeros y amigos van cayendo y cogiendo bajas”, la situación de sufrir estrés o ansiedad “se ha normalizad­o”.

“Parece que si sufrimos no podemos disfrutar de la vida”, alerta Pérez Domínguez, al explicar que evitar el dolor es una de las causas que ha hecho que la sociedad esté sobremedic­alizada.

Y cita como ejemplo los pacientes que llegan con una “pérdida reciente” y quieren herramient­as “para no pasarlo mal”: “Eso no se puede, el sufrimient­o es parte inherente de la vida”.

En este sentido, Sergio García cree que “se confunde el proceso de adaptación de vida con el síndrome”, al explicar que “el pasar de unas vacaciones a volver a trabajar requiere una adaptación, pero eso no es un síndrome. Y ahora se empieza a patologiza­r todo y se confunde a la gente”.

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