Europa Sur

ESPAÑA SUIZA Falso ‘nueve’, real 1-2

● España cae ante Suiza con una alineación de Luis Enrique sin delantero puro y se la jugará contra Portugal ● Jordi Alba empató para una selección que siempre estuvo por debajo

- España Suiza Roberto Morales (Efe)

España: Unai Simón; Azpilicuet­a (Carlos Soler, 87’), Eric García, Pau Torres, Jordi Alba; Busquets, Gavi, Pedri (Marcos Llorente, 70’); Sarabia (Nico Williams, 64’), Ferran Torres (Yeremy Pino, 64’) y Marco Asensio (Borja Iglesias, 64’).

Suiza: Sommer; Widmer, Akanji, Elvedi, Ricardo Rodríguez (Steffen, 46’); Freuler, Granit Xhaka, Sow (Zakaria, 68’); Rubén Vargas (Aebischer, 78’), Shaqiri (Ndoye, 68’) y Embolo (Seferovic, 86’).

Goles: 0-1 (21’) Akanji. 1-1 (55’) Jordi

1-2 (58’) Embolo.

Árbitro: Clément Turpin (Francia). Amonestó a Akanji.

Incidencia­s:

Una derrota inesperada, con las peores sensacione­s que jamás mostró España con Luis Enrique en el banquillo, a tan sólo 60 días del Mundial, ante una Suiza superior desde el físico que castigó la fragilidad defensiva de la selección , provocó la pérdida del liderato del conjunto español y lo obliga a ganar a Portugal en su casa para acceder a la fase final de la Liga de Naciones.

La imagen radiante de Luis Enrique en la víspera por el nivel de sus jugadores en los entrenamie­ntos, el mejor que vio en su doble etapa de selecciona­dor según afirmó, contrastó con el gesto torcido del técnico asturiano el día que España fue menos España que nunca.

Sin presión alta ni dominio abrumador. Sin la posesión eficaz ni desequilib­rio. Sin la seguridad defensiva que parecía alcanzar en sus dos últimas citas. Y con poco gol, sin ni siquiera probar en el primer acto a Sommer, que respondió bien ante los intentos desesperad­os finales. Una derrota preocupant­e por la forma a dos meses del gran reto y todo apunta a que el último de Luis Enrique en el cargo.

España jugó sin 9 teniendo a Álvaro Morata y Borja Iglesias. La prueba de Marco Asensio como punta no funcionó. Siempre de espaldas a portería, perdiendo su virtud de aparecer con la portería de frente para exhibir su zurda en el disparo. La apuesta del tridente era clara. Movilidad de Asensio para sacar de zona a los centrales de físico fuerte, dos extremos pegados a la cal –Ferran Torres desconecta­do y Pablo Sarabia– y la entrada de segunda línea de Gavi y Pedri por sorpresa.

Lo acontecido en el primer acto debe servir de lección de cara al Mundial. En una gran cita te puede mandar a casa, especialme­nte la fragilidad defensiva. España se constipa con tres gotas de agua caídas del cielo de Zaragoza. Frágil y con falta de intensidad en la marca en el tanto que puso todo en contra.

Era Suiza la que había avisado con un remate arriba de Sow, un disparo lejano de Xhaka, cuando Azpilicuet­a perdió la marca de Akanji a los 21 minutos y Pau Torres no llegó a tiempo para evitar el testarazo a la escuadra.

El paso de la selección lo marca Pedri, alejado de su habitual brillantez, desconocid­o en un pase de riesgo que provocó una contra del rival, amasando en exceso el balón, sin dar al juego el ritmo que demanda la selección. Fue Gavi el que bregó, robó, peleó cada balón y se pegó con todos.

Inferior desde el físico, el castigo pudo ser mayor al borde del descanso si Unai Simón no hubiese sacado una mano firme

abajo a Shaqiri cuando el suizo encontró un pasillo sin que nadie le encimara antes de chutar. Debía cambiar su identidad España en la reanudació­n y lo intentó desde la intensidad, metiendo mayor verticalid­ad a su juego.

En cuanto se acercó a sus señas de identidad y Asensio salió de su jaula, inventó una acción brillante, marchándos­e con un giro de Elvedi para ver el fútbol de cara y asistir a la llegada de Jordi Alba que colocaba su zurdazo en la escuadra ante el estruendo de La Romareda.

El premio grande a la leve mejoría debía lanzar a España pero la realidad fue la contraria por un nuevo error defensivo. Otra vez en un córner. Otra vez un error de marcaje a Akanji, en esta ocasión de Busquets en el primer palo, antes de que Embolo mandase el balón a la red en boca de gol. Tres minutos había durado la alegría.

Los que suma España tras cinco jornadas disputadas, dos menos que el líder Portugal.

Andaba desatado Asensio, que probaba la seguridad de Sommer, cuando Luis Enrique lo quitaba del campo y pasaba a su plan B. Tridente nuevo. La búsqueda del desborde en bandas con regateador­es como Yeremy Pino y Nico Williams, de estreno como Borja Iglesias en punta. Piezas nuevas que encajar en la adversidad.

Había podido sentenciar Suiza por la duda por alto de Unai Simón en un centro desde el costado, reaccionan­do rápido a su error, cuando el partido ya fue llevado a la búsqueda continua del gol desde el impulso, con más corazón que fútbol. Lo puso Nico Williams para encarar siempre y poner centros. El cambio de Marcos Llorente por Pedri hablaba por sí solo en el día que Luis Enrique más se alejó de su libreto.

Por empuje, que no por fútbol, España mereció un empate que en nada habría cambiado

25+17+26+32 hacer algo grande en el torneo que abre la temporada ACB.

Lo tuvo claro desde el inicio Chus Mateo, que colocó a Causeur para defender a Evans: 16 minutos, una falta cometida y cero puntos. Su cometido era otro. La habilidad del francés en esa faceta y la permisivid­ad de los árbitros con el galo cerraron una de las vías de ataque del Betis, pero el conjunto de Luis Casimiro tiene una potente batería exterior que mientras esté acertada mantiene las espadas en todo lo alto. Así discurrier­on los primeros minutos de un duelo que más que una semifinal por un título parecía un partido de pretempora­da más. Poco ritmo, escasa defensa. Los verdiblanc­os fiándolo todo al triple y los blancos aprovechan­do las facilidade­s que concedía atrás su rival.

Deck hizo daño por dentro ante la feble defensa de BJ Johnson y Yabusele le ganaba la partida a un Kurucs que estaba acertado en la canasta contraria devolviend­o los golpes de su par. El primer triple de Evans colocó el 13-11. Tavares impone demasiado en la pintura y Gerun no podía con el caboverdia­no. Las entradas a canastas de los verdiblanc­os acababan siempre en balón doblado ante el temor de la alargada sombra del pívot madridista. Y cuando los triples dejaron de entrar los blancos vieron el momento de apretar. No les hizo falta hacerlo atrás y aprovechar­on los errores béticos (cinco pérdidas) para tratar de abrir brecha.

Con 16-23 llamó a filas Luis Casimiro a su tropa. Pero este Real Madrid tiene potencial en todos los puestos. La aparición de Musa y la dirección de Sergio Rodríguez permitiero­n a los visitantes dar un nuevo tirón.

En cuanto los triples locales no entraron se acabó el partido. Tavares se hizo grande en la pintura. Su presencia intimidaba, Llull se sumó a la fiesta desde la línea de los 6,75 metros y Musa dejó claro que en este Real Madrid puede ser un líder. En un visto y no visto, parcial de 2-18 de 42-46 al 44-64. Final.

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CHRISTOPHE BOTT / EFE Busquets asiste a un remate del helvético Akanji.
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JAVIER BELVER / EFE Borja Iglesias trata de zafarse del defensa suizo Elvedi en el partido de su debut con la selección española.
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PEPE HERRERA / ACB PHOTO Cornelie trata de taponar la entrada a canasta de BJ Johnson.

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