Europa Sur

Entre ‘Grease’ y ‘Con ocho basta’

Mediaset deja de grabar el espacio nocturno ‘Déjate querer’ ● La pareja de John Travolta antes de rodar su gran éxito en el cine, Diana Hyland, falleció de cáncer a los pocos capitulos como madre en aquella serie

- Francisco Andrés Gallardo

Cuando en el verano de 1977, hace 45 años, John Travolta trabajaba en el caótico rodaje de Grease, la estrella en ciernes (fue elegido para el instituto Rydell por protagoniz­ar lo que se esperaba como otro fenómeno, Fiebre del sábado noche) se encontraba en una encrucijad­a personal. Había fallecido su pareja y veía en Olivia Newtonjohn, por la que pidió que fuera su compañera en la ficción, a un amor platónico que iba a ser un apoyo en unos meses tan difíciles.

El actor vivía un intenso duelo mientras interpreta­ba a un adolescent­e resabiado, Danny Zucko, y la incierta le llegaba en un excelente momento profesiona­l pero en un durísimo momento personal.

En marzo de 1977 fallecía la pareja del actor, la actriz Diana Hyland. Era víctima de un cruel cáncer de mama y tenía tan sólo 41 años. Muy joven, la diferencia de edad con Travolta (18 años) que se criticaba entonces nunca fue un obstáculo para ambos. Pese a los prejuicios y comentario­s de entonces superaron esas trabas.

La personalid­ad de Hyland arropaba al pujante Travolta. Se habían conocido un año antes de la muerte de la actriz en un exitoso telefilme,

(se estrenó inesperada­mente en TVE en una tarde dominical del 78, en pleno campanazo de donde Hyland interpreta­ba a la madre del protagonis­ta. De madre se convirtió en pareja.

Y de ese rol materno la intérprete nacida en el profundo Ohio se encontró con su gran oportunida­d en

una dramedia que también triunfaba en todo el mundo hace ahora 45 años sobre una familia numerosa típica y arquetípic­a con dos padres muy molones: él era periodista (Dick Van Patten interpreta­ba al plumilla de opinión del y ella además de ama de casa era una consumada fotógrafa.

La familia Bradford, tan numerosa y tan modosa, disfrutaba de una mansión con jardín y cocina enorme con teléfono y nevera de dos puertas: lo que ansiaba cualquier ciudadano medio de aquí y de allá. La serie se inspiraba en el libro biográfico de un redactor carca, Tom Braden, con prole jovial, rebelde a lo justo y que invitaba en cada intro a hacerse fotos en forma de pirámide tipo castellers.

Diana Hyland, que tan sólo estuvo en los cuatro primeros episodios antes de ingresar en el hospital, no pudo aparecer en las intros de la torre familiar, sello de

a partir de la segunda temporada. Tom Bradford se quedaba viudo de Joan y tendría esposa una temporada y media después con Abby, a cargo de la cantante Betty Buckley, que de ser profesora particular de uno de los hijos, Tommy, el adolescent­e, terminaba ennoviada con el calvorota periodista.

Los Bradford comían cereales cuando los aún no habían llegado a los estantes de Simago y repellaban las rebanadas de pan de molde con manteca de cacahuete. Su deporte favorito, el fútbol americano, que también fue el motivo de la en las temporadas finales.

Hyland tuvo que abandonar la serie por el cáncer que acabó con su vida en pocas semanas, dejando a John Travolta en el momento en el que iba a disfrutar de su primera época de éxito tras rentabiliz­ar su aparición televisiva en la serie

Los Bradford llegaron a TVE por la censura a un programa musical de Luis Aguilé

La muerte de su ‘madre-pareja’, la que le había acompañado en su ilusionant­e rodaje de

le sumió en un bajón donde buscó refugio en las terapias de la Cienciolog­ía y le dio impulso para su película musical de consagraci­ón.

La pareja de Travolta ni siquiera pudo saborear el éxito de

La ficción familiar se estrenó en la cadena ABC el 15 de marzo de 1977 y Hyland fallecería el día 27. El protagonis­ta de la tuvo muy presente en su memoria durante su burbujeant­e primera etapa estelar. Travolta no se casaría hasta 14 años después, con Kelly Preston. A su vez, Preston fallecía por cáncer en el verano de 2020 y hace escasas semanas, también de cáncer de mama, moría su novia ideal en la ficción, Olivia.

¿Y qué pasó con en España? Se estrenó a contrapié en la escueta parrilla de la Primera Cadena el 16 de febrero de 1979. De no ser por aquella carambola de la programaci­ón en lugar de haber ido en la tarde del viernes habría recalado quizás en alguna sobremesa de fin de semana en el UHF y a estas alturas nadie se acordaría de las castas todas del periodista Tom Bradford, viudo imprevisto.

La repercusió­n de Con ocho basta en España se debe a Eva León, hermana de la cantautora Rosa León, que escenifica­ba un ataviada de monja (hacía como que se desnudaba, no se quitaba el vestido), en el show de

Era un programa con Luis Aguilé como anfitrión y su paisana argentina Andrea del Boca, que había rodado

El espacio musical de los viernes en la Primera Cadena, con guion del iracundo Carlos Pumares (el radiofónic­o cinéfilo), era una telecomedi­a con números musicales entre hiperactua­dos y cansinos y que no le gustaba a la crítica, pero aún menos a los directivos con alma de censores de la TVE de UCD, dirigida por Rafael Arias-salgado.

Por el televisivo hotel, que relevó al de Lauren Postigo, pasaban cantantes y actores del momento (Bibí Andersen, Junior, Ángela Carrasco, Rocío Dúrcal, Esperanza Roy). El número de aquella monja sicalíptic­a, Miss Julie, fue el motivo para que desapareci­era en las noches invernales del 79, donde todavía se recordaba con añoranza al

Los espacios cancelados era un cosa infrecuent­e en aquella TVE de monopolio, y su hueco en la noche lo ocupó la serie de los viernes por la tarde, el profeta de que se llamaba

una serie paranormal muy normalita. A su vez, para llenar el hueco vespertino se echó mano de lo último que había llegado de EEUU, esa familia numerosa que se quedó en la memoria.

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John Travola y Diana Hyland. Sobre estas líneas, el elenco de ‘Con 8 basta’.
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