Europa Sur

La Palmosilla, un pequeño oasis en una tediosa tarde torista en Madrid

● También destacó un astado de Pallarés que fue masacrado en varas y el capote de Gómez del Pilar

- Javier López

Un toro de la ganadería tarifeña de La Palmosilla, que fue el único que realmente sirvió para el toreo, fue un pequeño oasis en el tedioso festejp de concurso ganadero de este domingo en la plaza de toros de Las Ventas, en el que también destacó un enclasado ejemplar del hierro de Pallarés, que fue masacrado en varas, y, entre los toreros, únicamente el capote de Gómez del Pilar.

Largo y vareado, a pesar de sus casi 600 kilos de peso, el primero de la vacada de Juan Luis Fraile echó el freno con descaro en los capotes, pasó sin más el trámite del tercio de varas, y se paró ya y echó la cara arriba en banderilla­s, donde los de plata –en esta ocasión de azabache– pasaron las de Caín para dejar solamente tres palos en más de diez pasadas.

Y, como no podía ser de otra forma, no tuvo ni un pase en la muleta, sin pasar ni descolgar, y siempre a la defensiva. Javier Castaño enseñó brevemente que aquello era imposible, y a por la espada.

Más hecho pero sin exageracio­nes de ningún tipo, el toro de Fermín Bohórquez que hizo segundo de la suelta empujó en las tres varas que tomó, a las que acudió con cierto brío, arrancándo­se además desde diferentes distancias.

Pero ya en banderilla­s se descubrier­on sus escasas fuerzas, lo que corroboró después en la templada muleta del espada Rubén Pinar, que lo ayudó muchísimo haciéndole las cosas con suma suavidad, pero sin encontrar respuesta del toro de sangre “murube”, que fue apagándose como una vela y provocando que aquello no rompiera a pesar de la buena puesta en escena del torero albaceteño, que lo mató perfecto por arriba.

De magníficas hechuras y preciosa lámina, el tercero de la ganadería de Pallarés se desplazó de dulce en las magníficas verónicas que firmó Gómez del Pilar, abrochadas con tres medias y una larga de categoría, donde se comprobó la gran clase que tenía el animal, al que, sin embargo, desangraro­n en el paso por el caballo, lo que acusó, y de qué manera, en el último tercio, desfondánd­ose antes incluso del primer muletazo.

Y es que el animal quería pero no podía. Tanto castigo había hecho mella en él. Porque calidad tenía para exportar, pero la vida se la habían robado prácticame­nte entera en el peto.

El cuarto, del hierro de Escolar, fue un “tacazo” de toro, serio, hondo y enseñando las puntas, hasta el extremo de que fue ovacionado de salida.

Renuente a los capotes, se ponía siempre por delante; tampoco se descubrió en su encuentro con el caballo, pero, en cambio, sí mostró su peligro al irse en dos ocasiones directo al cuerpo de un Castaño totalmente descompues­to y que no tardó ni dos minutos en irse a por la espada, con la que, por si fuera poco, dio un auténtico sainete.

El quinto, de ganadería de La Palmosilla, tuvo poder en el peto,

El toro de Bohórquez se arrancó con brío desde diferentes distancias en tres varas

El toro de la vacada tarifeña tuvo poder en el el petoy fue el más franco para la muleta

derribando, incluso, en el primer encuentro, aunque con el defecto de salir siempre escupido de él. Luego fue de todos el toro más franco para la muleta, sobre todo por el lado izquierdo, por donde exhibió una gran profundida­d. Pero ni por uno ni por otro pitón lo acabó de aprovechar su matador, Rubén Pinar, demasiado amontonado y sin apostar de verdad.

Cerró el concurso ganadero una “pintura” de Sobral, el más manso de los seis en el tercio de varas y sin fondo alguno en el último tercio, un animal sin vida y muy deslucido con el que Gómez del Pinar no pasó de las probaturas.

 ?? PLAZA VENTAS ?? El toro número 38, ‘Brasero’, quinto de la tarde, de La Palmosilla.
PLAZA VENTAS El toro número 38, ‘Brasero’, quinto de la tarde, de La Palmosilla.

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