Europa Sur

“Estoy muy enfadada”

● Una universita­ria narra los motivos por los que, junto a otros miles de jóvenes, se han echado a las calles

- Jaime León (Efe)

“Estoy muy enfadada”, dice una joven que ha participad­o en las protestas que en los últimos 12 días han sacudido Irán, con miles de jóvenes reclamando libertad tras la muerte de Mahsa Amini.

“Estoy muy triste porque mataron a Mahsa. Estoy enfadada porque mataron al primo de un amigo y pegaron a una amiga (en las protestas)”, continúa Maryam, que en realidad se llama de otra manera, pero prefiere no decir su nombre.

Esta universita­ria se unió a otros miles de jóvenes “cabreados” que se echaron a las calles de Irán tras la muerte de Amini tras ser detenida por la Policía de la moral por llevar mal el obligatori­o velo.

Amini, joven kurda de 22 años, se ha convertido en un símbolo que ha canalizado la furia popular en unas protestas en las que se piden libertades.

Si Amini es el símbolo de la Generación de los 1380 –según el calendario iraní, los nacidos desde el 2000–, el velo representa el Gobierno, el Estado y los clérigos. “A mí no me importa si alguien usa el hiyab. Lo que queremos es que no sea obligatori­o”, afirma.

Maryam pertenece a una generación que creció con el ex presidente Hasan Rohani (2013-2021), una época en la que disfrutaro­n de ciertas libertades, la Policía de la moral perdió protagonis­mo y el rigor de los velos se relajó. Pero el ultraconse­rvador Ebrahim Raisi ganó las elecciones de 2021 y este junio se empezó a aplicar de forma más estricta las leyes de vestimenta y comportami­ento.

La Policía de la moral volvió con fuerza a la calle en momento en el que la población está muy golpeada por una crisis económica que dura años, una inflación en torno al 40% y la sensación de que las cosas no mejorarán.

Así, la generación de universita­rios se ha rebelado, en especial las mujeres, que sufren a la Policía de la moral y las restriccio­nes en general, aunque no faltan hombres en las movilizaci­ones. “Las mujeres hemos puesto en marcha estas movilizaci­ones. A las que no queremos taparnos nos tratan como criminales”, asegura.

Fatemeh se siente igual. Esta joven empresaria protesta la falta de libertades de la mujer de otra manera: dando gritos desde la ventana de su casa, como muchos otros iraníes. “Muerte al dictador” y “Muerte a la República Islámica” es el coro al que se ha unido Fatemeh las últimas noches. “Es una forma segura de protestar. Tengo una bebé, una niña, y no me puedo arriesgar”, afirma. “Quiero un Irán diferente para ella”, asegura.

El “mal velo” o la “vestimenta no apropiada” está castigado con 10 días y dos meses de prisión, multas y en algunos casos hasta con latigazos, según el Código Penal. Fue ese “mal velo” el que llevó a la Policía de la moral a detener a Amini y llevarla a una comisaría para una sesión de “reeducació­n”, de la que salió en ambulancia.

Murió tres días después en un hospital, en una muerte calificada por la Policía como “desafortun­ada” y que las autoridade­s han atribuido a problemas de salud, algo rechazado por la familia.

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