“Despertar interés por una época para mí ya es un logro”
● La autora encuadra su novela, ‘Los mil nombres de la libertad’, en el marco del Cádiz de las Cortes
María Reig (Barcelona, 1992) ha escogido para su tercera novela el caleidoscópico escenario del Cádiz de principios del XIX. Los protagonistas de Los mil nombres
de la libertad (Suma de Letras) se mueven por un periodo “muy convulso” que resulta especialmente prolífico para la ficción: “Yo, particularmente, tenía muchas ganas de sumergirme en ese momento –apunta la autora–. Como es normal, en la novela toda la obra de Cádiz tiene muchísimo protagonismo”.
“La obra de Cádiz” no es otra cosa que la contribución a la modernidad que, de manera sorprendente, realizó la ciudad durante ese periodo, una especie de Carnaval histórico en una continuada cadena de Cuaresmas. María Reig hablará de esta excepción y, del cómo ha sido liar la trama de una historia de más de 800 páginas, esta tarde dentro del ciclo Letras Capitales, en la Biblioteca Provincial.
A novelar el Cádiz de hace dos siglos la llamó su “amor por la historia”: “Los primeros años del XIX siempre han despertado mi atención, las cuestiones y personajes que presentan novelas como Guerra y Paz u Orgullo y Prejuicio –explica–, y tenía muchas ganas de plantear mi historia en ese periodo. Al irme documentando, fui descubriendo todo lo que tenía que contarme toda esa época, y el peso específico que tenía. En esos años, se sentaron bases y se plantearon ciertas preguntas cuya influencia nos llega hasta nuestros días, y se pusieron sobre la mesa discusiones que no se habían considerado hasta entonces. Por ejemplo, las distintas maneras de organizar una sociedad, o cómo debía entenderse el territorio, si era propiedad del monarca o no. Aunque la novela se sitúa ya tras las Cortes, ese flujo intelectual se sigue desarrollando, de forma más clandestina pero también en espacios públicos como los cafés”.
En toda esa búsqueda, le han llamado especialmente la atención, asegura, “las bambalinas de la época. Cuestiones como la paranoia que desarrolla Fernando VII a partir del borrado de lo que fue esa obra de Cádiz, obsesionado con qué personas le habían sido leales y cuáles no”.
Como en sus anteriores propuestas (Papel y tinta y Una promesa de juventud), Reig echa mano de personajes femeninos potentes. En esta ocasión, su protagonista es Inés de Villalta, la hija mediana de una familia burguesa que deja la residencia familiar en Santa Cruz de Tenerife para
Uno de mis objetivos a la hora de abordar el pasado es no caer en el presentismo”
viajar a la Península en un movimiento para ayudar a los suyos: “Hasta el momento, sus expectativas eran las usuales, casarse y demás, pero la posibilidad de ser útil a su familia pesa más que sus propios pensamientos. A partir
En esos años, se plantearon las bases de muchas cuestiones que han llegado hasta nuestros días”
de entonces, sin embargo, dejará de controlar su vida”.
“Uno de mis objetivos a la hora de abordar el pasado es no caer en el presentismo –puntualiza la escritora–. Por eso precisamente, para mí es importante tener en cuenta el ámbito que te permite ese contexto. Ver, por ejemplo, los espacios en los que se podía mover la mujer en la vida pública, y lo que podía y no hacer. A partir de ahí, sí se puede trabajar un personaje como ser humano. Siendo una mujer decimonónica y haciendo su viaje particular dentro de los límites impuestos, puedes llegar igualmente a un recorrido admirable”.
Los personajes atraviesan un libro de inmersión, para cuya elaboración no sólo hace falta aliento: hacen falta esquemas. “Fundamentales –afirma María Reig–. Yo no hubiera podido moverme sin ejes cronológicos: en mis tres novelas están muy entrelazadas la cronología genérica del momento histórico y cómo va avanzando la vida de los personajes. En general, suelo dedicar un año a la documentación, tomando un montón de apuntes, tanto a ordenador como a mano, y voy montando toda la estructura de lo que será el esqueleto de la novela: sobre esto me muevo, dándome libertad en las escenas. Luego hay otro año de escritura en el que tampoco suelto los apuntes, y sigo recopilando datos; y después, meses de pulir el texto, hacer revisiones, etc”.
Para Reig, el objetivo de esta tercera novela no es otro que procurar “un viaje en el tiempo”, a la vez que intenta “crear un relato que pueda tener cierta perdurabilidad en el lector. Ojalá la gente que se acerque a la historia descubra que está de repente ante una época muy interesante, y le apetezca seguir explorándola. Para mí, en general, despertar cualquier interés por la historia ya es un logro sobrado”.