Una pandemia sinérgica
● Más allá de lo sanitario, elementos como la precariedad laboral, el transporte o la vivienda producen importantes desigualdades ante el Covid
La Organización Mundial de la Salud define los determinantes sociales de la salud como “las circunstancias en que las personas nacen crecen, trabajan, viven y envejecen, incluido el conjunto más amplio de fuerzas y sistemas que influyen sobre las condiciones de la vida cotidiana”. Esto que la OMS define como ‘fuerzas y sistemas’ son una analgama de políticas y sistemas económicos, normas y políticas sociales, sanitarias y económicas. Todas esas condiciones anteriores pueden ser enormemente diferentes para varios subgrupos de una población y pueden dar lugar a diferencias en los resultados en salud. El alcance del Covid-19 ha demostrado que los determinantes de la salud van mucho más alla de un virus ante el todos somos iguales pero no afecta a todos por igual.
Así, resulta esencial que las Administraciones de Salud Pública y los gobiernos comprendan las desigualdades para desarrollar políticas intersectoriales adecuadas para hacer frente a esta crisis. Por lo tanto, es clave desarrollar un marco conceptual sobre este tema, que describa los mecanismos sociales que explican la injusta distribución de la incidencia y la mortalidad de la Covid19. Y eso es lo que ha hecho Agencia de Salud Pública de Barcelona, el Instituto de Investigación Biomédica Sant Pau, la Fundación Instituto Universitario para la investigación en la Atención Primaria de Salud Jordi Gol i Gurina, organizados en el Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (Ciberesp). Su análisis, publicado en la revista de la Sociedad Española de Salud Pública y Gestión Sanitaria, Gaceta Sanitaria, analiza la evidencia publicada hasta la fecha sobre las inequidades en la incidencia y mortalidad de Covid-19 y sus determinantes sociales. De partida, algunos autores recogen que la razón de fondo de esta pandemia (y sus inequidades) debe buscarse en el capitalismo global y cómo este fomenta la alteración de los ecosistemas, junto con las desigualdades de clase social y de género.
Además, existen determinantes estructurales. El contexto socioeconómico y político crea una jerarquía social debido a la distribución desigual del poder y los recursos entre los grupos sociales, según varios ejes de inequidad como edad, género, clase social, etnia, territorio, diversidades sexuales y afectivas, capacidad y otros factores. Estos ejes de inequidades llevan a las personas a ocupar posiciones sociales que implican diferentes relaciones de poder y acceso a los recursos y exposición a la discriminación.
Por ejemplo, las condiciones de trabajo y empleo. Los trabajos presenciales, sin teletrabajo, suponen un mayor riesgo de exposición al contagio. Los bajos ingresos y la falta de recursos económicos es otra dimensión que podría aumentar la exposición al Covid-19 y reducir la adherencia a la cuarentena. Este determinante social está estrechamente relacionado con las condiciones adversas de empleo y vivienda.
Respecto a esto último, las malas condiciones de vivienda, la pobreza energética, la inseguridad habitacional y el sinhogarismo aumentan el riesgo de contagio y afectan principalmente a los grupos sociales más desfavorecidos. Las condiciones de hacinamiento y los hogares multigeneracionales pueden aumentar el riesgo de infección por SARSCOV-2. Se ha demostrado que la exposición al Covid-19 difiere según el área de residencia, urbana o rural, así como dentro de las áreas urbanas. Respecto a la movilidad, a nivel local, el transporte público es utilizado diariamente por millones de personas que asumen más riesgos. También la brecha digital implica importantes inequidades, confiriendo un mayor riesgo de contagio en las poblaciones más vulnerables.
Todo esto interactúa con otras enfermedades crónicas, lo que aumenta la complejidad. Esta convergencia se conoce como epidemia sinérgica: “un conjunto de problemas de salud estrechamente entrelazados y que se potencian mutuamente que afectan al estado general de salud de una población en el contexto de unas condiciones sociales”, señala el informe del Cibersesp.
El empleo presencial, usar transporte público o los bajos ingresos aumentan el riesgo