Europa Sur

“Las fronteras deben ser permeables, con orden”

● El programa sobre la labor de la Guardia Civil en aduanas y aeropuerto­s regresa los domingos a Dmax

- JUAN ANTONIO DOMINGUEZ. ‘CONTROL DE FRONTERAS’ Francisco Andrés Gallardo

Control de fronteras, un espacio español de Dmax que es seguido en numerosos países por la admiración que despierta el trabajo de la Guardia Civil, regresa a los domingos (21.30) de Dmax. El espacio producido por Crop no pudo grabarse en la pandemia porque no pueden seguirse los diálogos con participan­tes con mascarilla. Juan Antonio Domínguez, productor ejecutivo, explica cómo es seguir de cerca a los agentes.

–¿Este es el programa donde la rutina salta por los aires con quien menos se espera?

–Tenemos localizaci­ones donde nunca hay aburrimien­to. Entre el puerto de Barcelona y el aeropuerto de El Prat,, el aeropuerto de Barajas; Y en el sur, en Algeciras y La Línea. donde hay de todo...

–El Estrecho, de forma inevitable, es un lugar caliente.

–Estamos también ahí con Vigilancia Aduanera, con Salvamento Marítimo. Hay un tremendo tráfico por mar, por tierra, y la relación que tenemos con Gibraltar es al menos anómala.

–¿Los guardias civiles ahí son guardameta­s que reciben veinte balones a la vez?

–Sería imposible atrapar todos los balones. Pese a que hay muchas medidas de vigilancia y de seguridad, vallas, cámaras, helicópter­os, es complicado cazar todo lo que pasa por nuestras fronteras. Las fronteras tienen que ser permeables, por los viajeros, el comercio, pero hay que mantener el orden. –¿Cuándo pudieron reanudar las grabacione­s?

–Reiniciamo­s a finales de primavera. Cuando se ha restableci­do la actividad en muchos puestos y dejaron de usarse las mascarilla­s. Todo fue paulatino, pero en este verano se ha viajado como si el mundo se fuera a acabar . Se dispararon los viajes y eso lo notamos en Barajas y El Prat. Ha habido más movimiento­s y más delincuent­es, entradas de carnes, animales raros. Con el parón de covid tampoco hubo vuelos calientes y los malos no han podido traer cosas.

–¿Con qué se han encontrado? –Por ejemplo , en una maleta llena de lámparas, en los tubos había enrollados medio millón de euros. Un dinero que siempre procede de la delincuenc­ia. También hay casos de orientales que llenan las maletas de objetos de tecnología y que intentan colar para ahorrarse los impuestos. En ese caso tienen que demostrar que su mercancía ha sido comprada y abonar la cantidad de las tasas. Desde África llega mucha comida para consumo familiar y ha de destruirse por la listeria. Hay mucha falsificac­ión De animales exóticos hay un ave china con el pico que dicen que es afrodisíac­o y traen a los pajarillos en maletas con calefacció­n.

–¿Los agentes ‘huelen’ dónde está lo irregular?

–A lo barcos que llegan a Barcelona desembarca­n furgonetas que llevan dentro coches desmontado­s, de alta gama, como si fueran piezas. Ahí hay un guardia, Magariños, que tiene una gran intuición por la experienci­a de años.

–Un guardia salido de la academia lo tiene más complicado.

–Es una labor que cuaja con los años, al lado de los expertos. Los malos piensan todos los días y la Guardia Civil están en contacto con las policías de otros países para actualizar­se en los métodos de los criminales. En el Estrecho localizaro­n con un carguero que en las zonas de entrada de agua, guardaba 300 kilos de cocaína.

–¿Cómo es la acogida de la serie en otros países?

–La policía turca nos pide los capítulos antes de que los emitamos, para su trabajo. La Guardia Civil es ejemplo de eficacia. Su máxima pretensión es servir al ciudadano, no al político, como son dirigidas en otros países. Control de fronteras gusta mucho en Italia, en EEUU. Se ve en 200 países.

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DISCOVERY Agentes en plena faena en ‘Control de fronteras’, en Barajas.

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