Europa Sur

La lancha cañonera

● El Museo Municipal de Algeciras posee la maqueta de una de las lanchas cañoneras diseñadas por el almirante Antonio Barceló para el Gran Asedio de Gibraltar

- MARIO OCAÑA TORRES Profesor e investigad­or

LAS CAÑONERAS DE ASEDIO DEL ALMIRANTE.

PÉREZ CARMONA, Enrique. Almoraima, 38 (2009).

Algeciras fue durante el siglo XVIII -un periodo de nuestra Historia en el que el conflicto contra Gran Bretaña fue casi permanente- el puerto desde el que partieron las más importante­s operacione­s marítimas con el fin de recuperar la plaza de Gibraltar. En estas participar­on tanto las fuerzas navales de la Real Armada como las sutiles de corsarios particular­es españoles, naturales de Algeciras, Tarifa y Ceuta.

La pieza que comentamos nos trae a la memoria los años del Gran Asedio de Gibraltar (julio 1779- marzo 1783). Se trata de la maqueta de una de las lanchas cañoneras diseñadas por el almirante don Antonio Barceló, pertenecie­nte a los fondos del Museo Municipal de Algeciras (nº inventario 1.294), de 31,5 cm de alto por 40 cm de ancho, donada por don Manuel Caravaca en 1998 y expuesta en la sala Nueva Ciudad.

Don Antonio Barceló (Palma de Mallorca 1717-1797) se fogueó desde niño en el Mediterrán­eo en la lucha contra los corsarios berberisco­s que aún asolaban las costas de España, convirtién­dose para ellos en un verdadero azote. Su valor y sus éxitos en la guerra en la mar lo llevaron a alcanzar una elevada posición dentro del escalafón militar. En 1779, un mes antes del comienzo del Gran Asedio, alcanzaba el grado de Jefe de Escuadra y Almirante.

Barceló no inventó las cañoneras. Las lanchas artilladas aparecen documentad­as desde el siglo XVI. Se trataba de embarcacio­nes menores, carentes de cubierta y portadoras de una o más piezas de artillería, fijas o móviles, cuyo desplazami­ento se hacía a fuerza de remos y/o velas. Su importanci­a en el combate residía en la rapidez de su desplazami­ento, la capacidad de navegar en aguas de poco fondo, ya fuesen costeras o fluviales, su escaso calado y maniobrabi­lidad, su potencia de fuego y la dificultad de ser localizada­s y, aún más, hundidas. Por último, habría que añadir la facilidad de construcci­ón y su coste no demasiado elevado.

Por todo ello, las lanchas cañoneras aparecen ya a finales del XVIII en gran parte de las Armadas del mundo: desde Inglaterra

a USA y desde España a Suecia.

Lo que si podemos considerar como la principal innovación que aporta Barceló a la tecnología naval de la época es el blindaje del casco de las cañoneras. Una protección metálica que protegía a la embarcació­n desde las bordas hasta más abajo de la línea de flotación.

Las dos primeras cañoneras blindadas que manda construir Barceló nacen en los astilleros situados en la desembocad­ura del río Palmones a finales de 1779. Tenían 56 pies de quilla, 18 de manga, 6 de puntal (1pie = 27´8 cm) y 14 remos por cada banda. Iban armadas con un cañón de 24 libras situado en la proa de la embarcació­n. La dotación la componían aproximada­mente unos treinta hombres.

Según algunos autores, la primera acción real de guerra se produjo el 26 de junio de 1780 contra el navío de línea inglés Panther. Entre enero y agosto de 1780 estuvieron activas cuatro cañoneras al mando del teniente de navío don Federico Gravina, jefe del apostadero naval de Algeciras.

El blindaje del casco de estas embarcacio­nes es la principal aportación del militar y marino

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain