Europa Sur

El Brujas enciende la alerta naranja

LIGA DE CAMPEONES ● El Atlético pierde y se queda en el alambre sin más margen de error 2 0 Brujas Atlético Madrid

- Iñaki Dufour (Efe)

Brujas: Mignolet; Odoi, Mechele, Sylla, Meijer (Sobol, 78’); Nielsen, Onyedika, Vanaken; Buchanan (Balanta, 78’), Jutglà (Nusa, 85’) y Sowah.

Atlético de Madrid: Oblak; Molina, Savic, Giménez (Kondogbia, 46’), Reinildo; Llorente (Correa, 32’), Witsel, Koke, Carrasco (Joao Félix, 80’); Griezmann, y Morata (Cunha, 65’).

Goles: 1-0 (36’) Sowah. 2-0 Árbitro: István Kovács (rumano). Amonestó a los locales Odoi y Onyedika y a los visitantes Reinildo y Savic. Incidencia­s: Partido de la tercera jornada del Grupo B disputado en el estadio Jan Breydel ante 27.000 espectador­es.

De naranja, irreconoci­ble en su aspecto, superado por agresivida­d e intensidad, conformist­a reincident­e en la Liga de Campeones, el Atlético disparó las alertas, doblegado 2-0 por el Brujas, por un incontesta­ble Ferran Jutglà y, sobre todo, por sí mismo, encomendad­o a tres victorias en las últimas tres jornadas de la fase de grupos para creer no sólo en la primera posición, sino también para sentirse seguro de su pase a los octavos de final.

No hay matices. Diego Simeone, sobre todo, pero también el equipo salen malparados de la noche de Brujas. Y no hay excusa. No vale con el lamento de la ocasión fallada con 0-0 por Morata. Ni con el penalti, ya con 2-0 en contra, que erró Griezmann.

El Atlético necesita ser un equipo muchísimo más voraz, más creíble, de lo que fue en Brujas. Más allá de la convicción con la que se expresó el equipo el pasado sábado en Sevilla, también con el matiz de que su rival evidenció su decadencia, el conjunto rojiblanco tiene un plus de fútbol, combinació­n, lectura y clarividen­cia ofensiva cuando dispone de Griezmann sobre el terreno de juego. Es la solución más visible. Lo fue cuando peor apareció el equipo rojiblanco, que se deshizo con descaro de la posesión, se la entregó a su oponente, al que apenas detectó al principio, y lo aguardó en su territorio tanto como lo sufrió en la puesta en escena, porque Reinildo, siempre un seguro, no se enteró apenas de nada al principio, superado por Buchanan.

Es el Atlético, en cualquier caso, un equipo actualment­e imprevisib­le, cuya fiabilidad es pasajera. Se mueve en el alambre y en Brujas le faltó intensidad, como al naranja de su camiseta. Jutglà fue inalcanzab­le para todos los de su alrededor y puso en evidencia al Atlético. A Savic y a Giménez.

También a Nahuel Molina. Y a Correa. Como si fuera un entrenamie­nto, el delantero español se plantó en el área y cedió a Kamal Sowah, completame­nte solo para empujar el 1-0. Fuera de combate también Giménez, el Atlético necesitó otro susto para espabilar a la vuelta del vestuario y Oblak repelió el remate de Jutglà que habría sido probableme­nte el 2-0.

El equipo madrileño despertó un momento. En cuanto apretó el acelerador, en tres minutos, dispuso de un derechazo de Carrasco, de una pared entre Correa y Griezmann culminada por el francés y de un volumen de juego en el campo contrario que no había conocido en todo el recorrido precedente por el partido, hasta que Jutglà, a la hora del duelo, sentenció el choque con la derecha, dentro del área, entre la secuencia de las concesione­s visitantes, con un penalti al larguero después de Griezmann, con Joao Félix sólo para 10 minutos y de nuevo al límite.

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STEPHANIE LECOCQ / EFE El capitán del Brujas, Vanaken, presiona al atlético Griezmann.

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