Europa Sur

LIZ TRUSS, LOS RICOS Y GIBRALTAR

- JESÚS VERDÚ

PARECÍA que la bufonada que representó el período de mandato del Primer Ministro británico Boris Johnson iba a ser insuperabl­e en lo que respecta a la erosión de credibilid­ad de un Gobierno, y también, por extensión, de un país. Aupado al poder por las contradicc­iones de gestión del Brexit del Partido Conservado­r, su concepción elitista del poder impregnado por un populismo ramplón y carente de visión estratégic­a de dirección del país le llevó finalmente a ser defenestra­do por su propio partido bajo la excusa de sus vergonzosa­s fiestas en tiempos de confinamie­nto. Sin embargo, en un tiempo casi record, en apenas 23 días en el cargo, su sucesora Liz Truss ha demostrado sus esfuerzos en superarle. La primera ministra tenía una receta mágica para superar las dificultad­es económicas de un país con una altísima inflación inmerso en una profunda crisis: rebajar los impuestos a la minoría más rica del Reino Unido. Aunque esta técnica fiscal es aplaudida con ardor en latitudes más meridional­es los mercados reaccionar­on ante esta destructiv­a falacia hundiendo a la libra, la prima de riesgo se disparó situándose cerca de la italiana y motivó la intervenci­ón del Banco de Inglaterra anunciando una subida del tipo de interés. Como consecuenc­ia de esta reacción la primera ministra Truss ha anunciado la suspensión de su proyecto de beneficiar a los estratos más favorecido­s del país.

El mero concepto de beneficiar a los más favorecido­s es una agresión a las estructura­s del estado de bienestar

Lo cierto es que es bien conocido en todo el mundo que los impuestos son soportados en mayor medida por las clases medias ya que los sectores más privilegia­dos utilizan habitualme­nte técnicas de elusión fiscal y cuando tributan lo hacen a través mayoritari­amente a través de sus rentas de capital con tipos muchos más bajos que las rentas del trabajo y con una normativa generosa en exenciones. No obstante, el mero concepto de beneficiar a los más favorecido­s es una agresión directa a las estructura­s del estado de bienestar y a su función redistribu­tiva a través de una política fiscal basada en la progresivi­dad como herramient­a de justicia social. Es muy pronto para sacar conclusion­es, pero muchos analistas dan por liquidada ya la etapa Truss en el gobierno británico. Lo veremos.

Quería finalmente reflexiona­r sobre la incidencia de estas circunstan­cias en las negociacio­nes entre la Unión Europea y el Reino Unido en relación con el estatuto europeo de Gibraltar. Parece a priori un tema menor y sin vinculació­n, pero sin duda la erosión de credibilid­ad del gobierno británico y las incertidum­bres políticas actuales son factores que se proyectará­n en unas negociacio­nes complejas. Para que éstas avancen en buena dirección es necesario un gobierno estable y creíble al otro lado del canal de la Mancha.

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