De la diversión a la incertidumbre
● El Real Madrid supera al Shakhtar en un partido en el que falló mucho y vivió en el alambre
Real Madrid: Lunin; Carvajal, Militao, Alaba, Mendy; Tchouaméni (Camavinga, 75’), Fede Valverde, Kroos; Rodrygo (Marco Asensio, 80’), Vinicius y Benzema.
Shakhtar: Trubin; Konoplya, Bondar, Matviienko, Mykhaylichenko; Stepanenko (Franck Traore, 88’), Mudryk, Sudakov (Djurasek, 88’), Bondarenko, Shved (Petryak, 67’) y Zubkov (Sikan, 67’).
Goles: 1-0 (13’) Rodrygo. 2-0 (28’) Vinicius. 2-1 (39’) Zubkov.
Árbitro: Ivan Kruzliak (eslovaco). Amonestó a Bonder por el Shakhtar.
Incidencias: Partido de la tercera jornada de la Liga de Campeones, disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante 49.075 espectadores.
La falta de puntería de un Real Madrid que chutó en 35 ocasiones, hasta 13 a puerta para marcar dos goles, con el acento brasileño de Rodrygo y Vinicius, provocó que pasase de los momentos de mayor diversión del curso a una innecesaria tensión frente al Shakhtar (2-1).
Espoleado por la imagen dejada en el primer traspiés de la temporada, ante el Osasuna en Liga (1-1), el Real Madrid recuperó la chispa para abrazarse a la diversión. Voló con Fede Valverde como tercera pieza del centro del campo y un tridente que comienza a entenderse con los ojos cerrados. Un movimiento táctico de Carlo Ancelotti clave, ubicar a Rodrygo a espaldas de Benzema, hasta que cansado de perdonar ocasiones, cerró el encuentro con una innecesaria incertidumbre.
Encontró el Real Madrid un rival propicio para reencontrarse con sus mejores sensaciones. El escenario perfecto para las diabluras de Vinicius. Era absurdo forzar a Modric, por lo que Fede Valverde apareció en el centro del campo y encontró una autopista en la banda derecha, libre para su potencia, por el movimiento táctico de Rodrygo hacia el centro.
A la diversión le faltaron goles hasta que el acierto lo puso Rodrygo en una competición especial. La mitad de sus goles de blanco llegan en una Champions en la que ya dejó su nombre para la eternidad con el doblete en el espacio más corto al City, en una de esas remontadas que alimentan la leyenda del rey de Europa.
Desató el equipo de Ancelotti los momentos de un fútbol más vistoso de su temporada. Era un asedio que sobrepasó al Shakhtar, sin respuestas ni capacidad de frenar una conexión letal. De Fede a Rodrygo, la pared con Benzema, el pase al espacio y la definición de Vinicius para hacer el 2-0.
El segundo parecía sentenciar el partido y anunciar una goleada. En plena avalancha, Benzema buscaba su reencuentro con el gol, a Vinicius le impedían bajo palos su doblete y más tarde se topaba con Trubin en una de esas que un goleador no debe perdonar. Perdonó tanto el Real Madrid que, aunque pareciese increíble, la primera llegada con peligro del Shakhtar puso el partido en un puño. La tijera libre de marca de Zubkov al pase desde la izquierda de Mykhaylichenko, volvió a sacar las carencias defensivas de un Real Madrid que no logra dejar su portería a cero en ningún partido.
Solamente lo lograba en la Liga de Campeones, ante Celtic y Leipzig, pero el mal liguero se extendió sin que Lunin en su debut en la competición pudiese hacer nada para evitarlo. Y así, con un exceso
Los de Ancelotti firmaron 35 disparos, 13 de ellos a portería, pero sin cerrar el duelo
de confianza, el partido pasó de tener cara de goleada a convertirse en aviso si se levantaba el pie del acelerador, como demostró Alaba al borde del descanso, perdiendo la marca y permitiendo a Shved sentirse cerca del empate.
Recuperó la actitud en la reanudación un Real Madrid que salió volcado en busca de la sentencia. Alaba de cabeza y el enésimo disparo de Fede Valverde fueron los intentos más claros.
El mérito del Shakhtar fue la resistencia y esperar su momento. Pudo ser con su estrella, Mudryk en una carrera que descosía a la zaga blanca y acabó con Lunin sacando como pudo un rechace. El apagón madridista llegó siendo dueño de la posesión pero sin verticalidad, con un susto en un balón muerto en el segundo palo y ante algún intento final sin precisión del Shakhtar. Lo mejor era el pitido final del colegiado para un Real Madrid que bordó el fútbol por momentos y sintió la exigencia en cuanto rebaja su intensidad.