Europa Sur

CONTRA LOS PENSIONIST­AS

- JOSÉ JOAQUÍN LEÓN

SER pensionist­a en este país parece una fortuna, pero es una desgracia. Ahora se ha puesto de moda, en plena oleada de populismo, que le quieran meter mano a los pensionist­as y los sitúen al nivel de los ricos. Es raro que Juanma Moreno no quiera atraer a ricos pensionist­as catalanes, para que se apalanquen en Andalucía, en vez de viajar barato con el Imserso. A los pensionist­as les tienen cochina envidia, porque cumplen el sueño de una parte de los españoles: cobrar sin trabajar. Pero no es por casualidad, ni porque les haya tocado el Gordo de Navidad, sino porque cotizaron antes a la Seguridad Social (detalle que se omite) y siguen pagando su IRPF a Hacienda (detalle que asimismo se omite). Así que si les suben la pensión, ellos cobrarán más, y Hacienda también, porque los pensionist­as ricos (o menos pobres) contribuye­n.

Ser pensionist­a en este país parece una fortuna, pero es una desgracia. Hasta el PP ha estado a punto de caer en la trampa. Dijeron (y luego lo desmintier­on) que eran partidario­s de una subida selectiva. A los pobres sí, pero a los ricos no. ¿Ricos? ¿Qué se entiende por ricos? La mayoría pertenecie­ron antes de jubilarse a las clases medias

trabajador­as, como las denomina Pedro Sánchez. A Feijóo no sé quién lo asesora, pero muchos de esos pensionist­as son sus

En plena oleada de populismo, le quieren meter mano a los pensionist­as y situarlos al nivel de los ricos

votantes, y cabrearlos es el primer requisito para perder. Parece que Juan Bravo, ex consejero de la Junta ascendido a Madrid, estuvo oportuno para frenar el patinazo.

Ser pensionist­a en este país parece una fortuna, pero es una desgracia. Murieron más de 60.000 pensionist­as en la pandemia del Covid 19, aunque viendo los telediario­s parece que sólo hubo víctimas en las residencia­s de mayores de la comunidad de Madrid, por culpa de Ayuso, claro. Y ahora dicen que Pedro Sánchez les quiere comprar el voto, por destinar 190.687 millones a las pensiones. Es un gasto social. Además de que una parte de ese dinero revierte al Estado, mediante impuestos directos, indirectos y otras recaudacio­nes. La inflación también es sufrida por los pensionist­as.

El pacto de rentas estaría bien, si se ahorra en otras cuestiones. Puestos a ser populistas, se podría hablar de los sueldos de los políticos, de los coches oficiales, de los militantes enchufados por los partidos, y de otras criaturas que son hijos de Dios y deben llegar a fin de mes. Muchos pensionist­as, incluso pobres, han sido escudos para sus familias en los momentos duros de la crisis. Se merecen más respeto.

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