“Las adaptaciones televisivas de cómics nos han ayudado a potenciar las ventas”
● Aunque nació en Bornos y estudió Filología Hispánica en la Universidad de Cádiz, lleva ya ocho años en la más prestigiosa editorial de cómics del país con sede en Barcelona
–¿Cómo llega un gaditano a trabajar en Norma, la más importante editorial de cómics del país?
–Estudié Filología Hispánica en Cádiz. Cuando terminé la carrera tenía claro que no me quería dedicar a la docencia. Me enteré que había en Barcelona un máster en edición y me sedujo. Trabajé durante un año y medio en el hotel El Faisán, en Jédula, para ahorrar un poco de dinero y poder venirme a Cataluña. Me matriculé y estando ya en el máster empecé a hacer prácticas en una editorial que se llamaba Plataforma, que básicamente publicaba no ficción. Pero estando allí conocí a Rafa Martínez, que es el fundador de Norma. Cuando dejé Plataforma salió un puesto en Norma y, en vez de apuntarme por Infojobs, le escribí directamente a Rafa. Y me contrató.
–¿Era usted aficionado a los cómics?
–No, para nada, no había leído un cómic en mi vida. A pesar de ser licenciado en Filología Hispánica tengo que decir que nunca nadie recomendó la lectura de tebeos, y es una de las reivindicaciones que hacemos ahora desde Norma, que trabajamos con profesores que sí que lo están haciendo. Para nosotros es toda una suerte poder contar con profesionales que nos ayudan a introducir el cómic en las aulas.
–Nació usted en Bornos.
–Correcto, allí nací y allí me crié hasta que me fui a Cádiz a estudiar la carrera cuatro años. Bueno también me iba los veranos a trabajar de friega platos a Marbella.
–¿Y qué labor realiza en la editorial exactamente?
–Coordino, junto a una compañera, el equipo comercial. Nos ocupamos de la promoción en el punto de venta, la distribución y la comercialización de todos nuestros productos. Somos un equipo de cinco personas y luego nos apoyamos en distribuidoras de nivel nacional, entre ellas AZETA, que es una de las más potentes del sector. Tenemos una serie de clientes directos, que básicamente son las librerías especializadas en cómics, y luego están los grandes (El Corte Inglés, Casa del Libro). Donde no llegamos nosotros lo hacen las distribuidoras. Nosotros coordinamos y les facilitamos toda la información que requieran para que puedan realizar el trabajo con garantías y toda la facilidad.
–Su maravilloso catálogo facilitará las cosas.
–Claro. Además tenemos la ventaja de que el librero especializado en cómics conoce muy bien el producto. Cuando le llevas algo de Jacques Tardi, Moebius, Hugo Prats... ellos ya los conocen y hablar de tú a tú con alguien que sabe lo que le vas a ofrecer es muy reconfortante. Este 2022 Norma cumple 45 años. Se ha publicado muchísimo en todo este tiempo. De hecho apoyó de manera decisiva la entrada del Manga en España y además hemos tenido la suerte de que el aniversario ha coincidido con la concesión del Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural. Hace cinco años nos animamos lanzando un sello infantil-juvenil, que se llama Astronave, que está funcionando bien. –¿Percibe que a los jóvenes les cuesta acercarse a los cómics por todo este mundo audiovisual que les rodea?
–A nosotros nos ha ayudado. Y la pandemia lo ha ratificado. Por ejemplo a nosotros las plataformas de televisión nos han echado una mano porque muchas han liderado proyectos de adaptación de cómics a series, como The boys, The Umbrella Academy... esto ha facilitado que se potencie la venta. Y luego también está que el principal discurso narrativo del cómic se basa en la viñeta. A la juventud de hoy en día le resulta mucho más cómodo acercarse a un contenido cultural a través de la imagen que con otros canales más tradicionales como pueda ser un mero texto. Ahí partimos en una posición de ventaja, nos sentimos fortalecidos porque tenemos la ventaja de la imagen, que concuerda muy bien con todo lo audiovisual que consumen los chavales. Por ejemplo, el manga es la línea que mejor ha funcionado de siempre, pero ahora es un auténtico boom. Hay nuevos sellos creados por editoriales grandes que se están animando.
–En cuanto al cómic, ¿cómo son los datos de venta en Cádiz, están por debajo de la media?
–Eso va siempre en función del acceso que pueda tener la gente al producto. Ahora con la venta on line es mucho más fácil. Ya no es sólo responsabilidad de la labor docente sino de la oferta cultural del entorno. Yo en Bornos no tuve nunca una librería propiamente dicha para acceder al libro en general. Y cuando estudié en Cádiz no recuerdo si ya existía Tierra Media. Veo la distinción sobre todo en lo que es gran concentración de población o no, pueblo o ciudad. En Sevilla está Nostromo, a la que le dieron el premio a mejor librería de cómic del mundo; en Málaga están Comicstore, En Portada... en las capitales andaluzas hay magníficas librerías de cómics, y me consta que hay un buen consumo.
–¿Se ha visto el mercado del cómic afectado por nuevas tecnologías como el libro tradicional? –No, el cómic está muy vinculado al fenómeno fan y no sufrimos tanto el riesgo de lo digital. Así como cada vez hay más gente que tira del
reader para leer una novela, en nuestro caso el consumidor de cómic, aunque también los habrá, compra el papel. Porque es que no tiene el mismo encanto, el tamaño ya es una limitación.
–¿Con cuántas líneas editoriales cuentan en Norma?
–Cuatro: cómic europeo, americano, japonés y ahora también infantil. Tenemos producción propia, porque hay ocasiones en que un autor nos presenta un proyecto, nos gusta y lo editamos; o bien somos nosotros los que queremos crear un cómic de la nada y buscamos a los autores. Habitualmente el cómic europeo viene de Francia y Bélgica, que incluso puede que sean autores españoles pero que publican allí, donde se vende muchísimo y es lógico que vayan primero al mercado donde hay más posibilidades. El cómic americano ahora mismo vive un momento muy bueno con editoriales independientes, y luego todo lo que llega desde Japón, donde la producción es espectacular.
–Pasan los años pero sigue teniendo mucho tirón el cómic del oeste americano.
–Sí, todo lo basado en el lejano oeste o en la II Guerra Mundial funciona de maravilla. Es más, cualquier cómic que saques de aviación, donde los aparatos estén bien documentados, bien dibujados, se venden muchísimo. Es un público muy exigente, al que le gusta recrearse en el dibujo, y como sea riguroso está garantizada la venta. Los integrales de Blueberry se están vendiendo de maravilla. Esa es una cosa que también hemos notado en cuanto al consumo se refiere. Antes los cómics se publicaban en serie. El tomo 1 salía ahora y el siguiente dentro de meses. Ahora los integrales funcionan extraordinariamente porque cuenta con toda la colección. Creo que es por esa cultura de la inmediatez, que también han favorecido las plataformas de televisión.
–¿Y la mezcla del género negro con el cómic funciona?
–Mucho, recuperamos a Nestor Burma, de Tardi y Malet, y luego la trilogía de Keko con Antonio Altarriba, que es otro de los maestros con su trilogía Yo asesino, Yo mentiroso y Yo loco, también. Altarriba es un grande, y al aliarse con Keko crearon tres maravillas. El género negro funciona muy bien, y sobre todo, una de las cosas que celebramos mucho es que los medios de comunicación le están prestando una atención al cómic que antes no había. Es como si se hubiera perdido el pudor de recomendar el cómic en el mismo espacio en el que aparece un buen libro. Hay cómics para todas las edades y de todas las temáticas.
El Manga, pero también el lejano oeste, la II Guerra Mundial, o el género negro funcionan muy bien”