La Virgen del Pilar vuelve a lucir su manto de flores en su festividad
La ofrenda se retoma después de dos años sin celebrarse en su formato habitual por la pandemia
La Virgen del Pilar vuelve a lucir su manto de flores en una ofrenda emotiva, después de dos años sin celebrarse en su formato habitual debido a la pandemia, y multitudinaria, ya que una vez más se espera batir el récord de oferentes, que el 2019 llegó a las 300.000 personas.
El grupo Aixa, del municipio turolense de Muniesa, fue el encargado de iniciar a las 06:45 el recorrido hasta la plaza del Pilar, que recibió a lo largo de toda la jornada a miles de oferentes individuales y a 814 grupos, once más que en 2019, engalanados con trajes tradicionales de todos los rincones de Aragón, así como de diversas zonas de España y de al menos una veintena de países.
Con una afluencia continua, a las 14:00 ya habían pasado por el manto de la Virgen casi 300 grupos organizados compuestos por asociaciones culturales, amigos, vecinos de diferentes municipios, agrupaciones folclóricas, instituciones, oenegé, colegios, cofradías, enfermos y familiares, peñas, asociaciones deportivas y musicales, hermandades o incluso grupos laborales.
Entre los países que rinden homenaje a la patrona de la Hispanidad se encuentran este año Bolivia, Venezuela, Guatemala, República Dominicana, México, Ecuador, Chile, Nicaragua, Honduras, Perú, Colombia y Paraguay, pero también se han registrado grupos de Japón, China, Rumanía, Guinea Ecuatorial y Polonia.
Este año el azul y amarillo de la bandera de Ucrania destaca en el manto f loral al ser el país invitado en señal de solidaridad, que contó con la representación de medio centenar de personas, algunas residentes desde hace décadas y otras refugiadas por la guerra.
Como indicó a Efe la presidenta de la Asociación de Ucranianos Residentes en Aragón, Alina Klochko, este reconocimiento, hasta ahora reservado a los países latinoamericanos, supone un gesto más de apoyo a la comunidad ucraniana.
El manto a los pies de la réplica de la Virgen está confeccionado en esta ocasión de flores de color rojo y cuenta con la tradicional Cruz de Lorena de gladiolos y claveles, que es el símbolo mundial de la lucha contra la tuberculosis y es por lo que se eligió para ser ofrendada desde los años sesenta por el entonces Sanatorio Antituberculoso, llamado el Cascajo, hoy Hospital General Royo Villanova de Zaragoza.
Como curiosidad, esta tradición de rendir homenaje a la patrona de la Hispanidad, Zaragoza, Aragón y de la Guardia Civil se remonta a los años 40 del siglo XX, pero nació como acto popular en 1958.