Europa Sur

CUIDADO CON LOS CAMPANARIO­S

- CARLOS NAVARRO ANTOLÍN cnavarro@grupojoly.com

MUCHO cuidado con las elecciones municipale­s porque en España, precisamen­te en España, han acabado no sólo con alcaldes, sino con reyes. Ay del que se ve superior por creerse montado para siempre en lo alto de la carroza, del que se considera el más veloz por llevar más corceles que nadie en la cuadriga, del que se cree impune porque nadie tiene valor de decirle al monarca que está desnudo, del que mide su eficacia por el número de selfies que le solicitan, del que se siente tan poderoso, respaldado, indiscutid­o y guapo que no oye cuanto se dice a partir de la segunda fila, del que jamás ha captado el mensaje de la obra de Valdés Leal (In ictu oculi), de quien se cree con derecho a cualquier arbitrarie­dad en los nombramien­tos, a no dar explicacio­nes o incluso a ofrecer algunas que insultan a la inteligenc­ia. Cuidado con las elecciones municipale­s porque hace tiempo que dejó de operar el mantra de que en ellas se vota a la persona y no a los partidos. Tururú. Las municipale­s siempre avisan de los cambios. O los descartan. El Centro de Estudios Andaluces efectúa sondeos estos días de cara a esos comicios y ya se aprecia que los pueblos de siempre vuelven a las tendencias de siempre. No se gana Zamora en una hora ni Dos Hermanas en un 19-J. Las acciones rentables en el pasado no lo son necesariam­ente en el

Una cosa es volar alto con autonomía y otra creerse que uno lo hace solo, por eso mucho ojo con los pueblos

futuro. Este mundo vive demasiado rápido, devora líderes como Saturno a sus hijos, masca dirigentes como chicles que luego escupe, produce con entusiasmo y olvida con crueldad, aupa con vítores y derroca en silencio. Los líderes de hoy no son como los de hace cuarenta años. Ni serán despedidos como los de entonces. Ahora suben más rápido, pero también bajan a mayor velocidad. Eso es así porque el consumismo se ha disparado en todos los órdenes, porque todo envejece más rápido, porque la obsolescen­cia no afecta solo a los televisore­s y a los frigorífic­os, porque no aguantamos veinte minutos de una película mala en Netf lix, mucho menos vamos a soportar a un engreído venido arriba que gestiona nuestro dinero, porque nos guiamos por la emoción muchos más que hace cuarenta años, porque estamos más crispados, somos más impaciente­s y aguantamos menos. Cuidado con las municipale­s porque se puede ir al garete todo lo que era sólido. Al final tendrán razón algunos sesudos analistas que advierten que siempre sobreviven los partidos por mucho que las marcas personales triunfen durante un tiempo. Tal vez por eso se van al traste las formacione­s con líderes cesaristas. Una cosa es volar con autonomía y otra muy distinta creerse que uno vuela alto y solo. Cuidado con los pueblos, no se vaya a estrellar alguno contra un campanario.

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