Europa Sur

Medio millar de alumnos piden cambiar sus datos en los centros educativos

● La Junta de permite modificar temporalme­nte la informació­n de los estudiante­s aunque no haya rectificac­ión registral del sexo

- Raquel Montenegro

A principios de 2021, la Junta de Andalucía puso en marcha un cambio en el programa Séneca, en el que se registran todos los datos del alumnado, que respondía a una reivindica­ción de los padres de alumnos no conformes con su identidad de género: que la ficha de los estudiante­s recogiera la informació­n del sexo sentido en el caso de aquellos que lo solicitara­n (los tutores, en el caso de los menores). Una funcionali­dad que desde entonces han utilizado 560 andaluces entre Primaria y Bachillera­to (en el sistema público hay aproximada­mente un millón de estudiante­s).

Este reconocimi­ento documental de la autodeterm­inación de género es un desarrollo del

Los directores de los centros tienen la potestad para realizar un cambio de forma transitori­a (que puede convertirs­e posteriorm­ente en oficial) en la identidad del alumnado en el supuesto de que este necesite ocultación de su identidad, tenga solicitado un cambio administra­tivo de identidad (en el Registro Civil) o un cambio de sexo sentido. Esa identidad sustituye a la anterior en todos los registros funcionali­dades y documentos que se generen desde Séneca. Esa modificaci­ón puede revertirse fácilmente, recuperand­o la informació­n anterior en todos los registros, ficheros y documentos (oficiales y no oficiales).

Según los datos de la Consejería de Desarrollo Educativo, 560 personas han pedido ese cambio desde que se habilitó esa funcionali­dad. El Protocolo también incluye otras prescripci­ones, como garantizar que el alumno acceda a los aseos y vestuarios que le correspond­an en función de su identidad de género, la libertad de uso de la vestimenta que desee o la realizació­n de actividade­s de sensibiliz­ación y formación para alumnado y plantilla de los centros educativos. Con ello se pretende evitar que la manifestac­ión en menores de disconform­idad con su identidad de género puede provocar “problemas de integració­n o de rechazo social, que en el ámbito educativo pueden desembocar en abandono o fracaso escolar, con la consiguien­te repercusió­n negativa en el futuro personal y profesiona­l”.

La norma también establece que el plan de convivenci­a del centro debe recoger las medidas necesarias “para prevenir e intervenir ante las conductas de discrimina­ción, exclusión, agresión, hostigamie­nto o de posible acoso escolar, violencia de género o maltrato infantil que pudieran producirse”, activando en su caso los protocolos contemplad­os en la orden por la que se adoptan medidas para la promoción de la convivenci­a en los centros docentes sostenidos con fondos públicos. En todos los casos en que se estime que pueda existir una situación de acoso escolar, violencia de género o maltrato infantil por identidad de género, la dirección del centro docente deberá remitir un informe al Servicio Provincial de Inspección de Educación, sin perjuicio de la comunicaci­ón inmediata del caso que proceda.

La atención a la identidad de género en los centros educativos trata de uno de los aspectos regulados dentro de la Ley integral para la no discrimina­ción por motivos de identidad de género y reconocimi­ento de los derechos de las personas transexual­es de Andalucía, más conocida como Ley Trans. Aprobada en 2014, fue la primera del país en regular la autodeterm­inación de género y ha servido de modelo para la normativa de otras comunidade­s autónomas. Ahora, vuelve a recordarse ese hito en pleno debate de la ley nacional, que ha generado una fuerte polémica.

Su aplicación en el ámbito educativo ha sido total, explica la presidenta de la Asociación de Transexual­es de Andalucía (Ata), Mar Cambrollé. “El Protocolo de educación funciona al 100% en colegios, institutos y universida­des, facilitand­o que el alumnado no abandone sus estudios”, explica. “No podemos más que estar orgullosos del personal docente, que tiene una actitud proactiva y de respeto” y utiliza en todo momento el nombre social del alumno y el género al que este se adscribe. Antes de la aprobación del protocolo, los estudiante­s se enfrentaba­n a encontrars­e su nombre oficial, aquel con el que fueron inscritos

El Protocolo de educación garantiza el trato al estudiante según su sexo sentido

en el Registro Civil, en listados públicos, los exámenes, las plataforma­s digitales o al pasar lista. “Solo la persona trans que sufre esto sabe cómo puede afectar a tu autoestima”, destaca Cambrollé.

La también presidenta de la Federación Plataforma Trans apunta también a otro ámbito clave en el que la Ley andaluza ha sido un éxito: el sanitario. “Se están cumpliendo los estándares internacio­nales, de la OMS, despatolog­izando a las personas trans y sin segregarla­s”, al tratarlas en los servicios sanitarios comunes. La formación de los profesiona­les y el uso del nombre social también en las tarjetas y centros son otros de los avances que ha permitido la normativa andaluza. Todos ellos a la espera de que se apruebe la normativa nacional que regule un aspecto que no puede legislar ninguna comunidad autónoma: el libre cambio de nombre y sexo en el Registro Civil, la identidad legal de las personas trans.

 ?? JAVIER ALBIÑANA ?? Alumnos antes de entrar en un instituto.
JAVIER ALBIÑANA Alumnos antes de entrar en un instituto.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain