El Gobierno eleva las ayudas al coche eléctrico para salvar la fábrica de baterías de Sagunto
● Dota con un 25% más de lo que pensaba el Perte para la automoción, pero deja más de 2.000 millones sin asignar
El Gobierno destinará finalmente 877,2 millones de euros en fondos públicos a la primera convocatoria del plan para el desarrollo de la industria relacionada con el vehículo eléctrico (Perte VEC), casi un 25 % más de lo que había previsto inicialmente, con lo que deja más de 2.000 millones sin asignar.
Según anunció ayer el Ministerio de Industria, el Perte del vehículo eléctrico y conectado (VEC) para apoyo a la cadena industrial contará con 877,2 millones de los 2.975 millones presupuestados.
No será hasta la próxima semana cuando se notifique la distribución definitiva a cada agrupación empresarial beneficiario y se publique en la web del Ministerio.
La decisión se produce después de que en las últimas horas se conociera que Volkswagen se replanteaba llevar a cabo el proyecto de una gigafactoría de baterías en Sagunto (Valencia) ante la escasa cuantía de los fondos que esperaba recibir y de que en agosto el promovido por la china Envision y Acciona en Navalmoral de la Mata (Cáceres) no obtuviera ayudas.
En su comunicado, el Ministerio estima que esa inversión de 877,2 millones de euros movilizará inversiones por valor de 2.250 millones de euros en el sector.
Las empresas adjudicatarias tendrán que presentar los avales exigidos y la previsión es que empiecen a recibir el dinero antes de fin de año. Con carácter general, se adelantará el 90 % del importe total de la ayuda concedida a cada beneficiario.
Una vez finalizada la primera convocatoria de esta línea de apoyo a la cadena de valor industrial, se abrirá una nueva convocatoria .
En esta primera adjudicación del plan se han invertido un total de 877,2 millones
En la resolución provisional de esta línea de ayudas del Perte VEC, dada a conocer el 1 de agosto, se asignó 702,68 millones de euros para diez de las trece propuestas presentadas, de los que 167,31 millones fueron para Seat.
Los trece proyectos tractores estaban conformados por 487 proyectos primarios que involucraban a 327 empresas.
El segundo proyecto que recibía más dinero era el de Mercedes Benz, con 159,34 millones, para la transformación integral de la cadena de valor de la movilidad eléctrica para el desarrollo y fabricación nacional del monovolumen Premium eléctrico.
El proyecto de Ford España para la fabricación de un vehículo eléctrico y conectado se llevaba 106,33 millones, mientras que el de Hub Tech Factory para fabricación adaptativa, modular y multirreferencia de vehículo eléctrico conectado se hacía con 105,1 millones.
Otros proyectos incluidos en la resolución de Industria eran el de Opel (42,47 millones), Renault (39,74 millones), Faurecia (25,94 millones), Sapa (25,22 millones), Irízar (24,02 millones) y Fagor Electrónica (7,19 millones).
En esa resolución, saltaba la primera sorpresa, que quedaba sin ayudas la gigafactoría de baterías promovida por la china Envision y Acciona en Navalmoral de la Mata (Cáceres), cuyos terrenos fueron visitados en julio por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
La siguiente sorpresa vino por parte de uno de los adjudicatarios en esa resolución provisional, Ford, que, a finales de agosto, comunicaba que renunciaba al Perte, ya que las previsiones de producción para Europa introducen un retraso en sus planes de producción para España.
El último sobresalto se produjo el pasado jueves, cuando trascendió que Volkswagen se planteaba si seguir o no con el proyecto de una fábrica de baterías en Sagunto (Valencia) por la reducida inyección de fondos públicos, que cree que se les va a asignar.
PARA recordarnos que no somos nadie, están las grandes figuras del mundo empresarial. No las figuras locales que se repiten en las galerías gráficas, sino las galácticas; hombres –todos los presidentes de las grandes corporaciones planetarias son cromosoma XY: eso es así a día de hoy– de colosal éxito en los negocios, con fenomenales fortunas. Junto con una árabe, Aramco, premiada por los dioses y las cabras con el oro negro del subsuelo, en el ramillete celestial encontramos empresas estadounidenses, principalmente
y mayormente de Silicon Valley. El parnaso, ya en carne y hueso mortal, está habitado por Gates (Microsoft), Zuckerberg (Facebook), Page y Brin (Alphabet, o sea, Google), Bezos (Amazon) y los sucesores y ex socios de Steve Jobs (Apple). También Elon Musk, dueño de Tesla y de Spacex, entre otras empresas de descomunal poder. Musk es un hombre que, desde la lejanía de la periferia colonial –los virreyes son digitales y comerciales–, parece excéntrico: desde luego, céntrico, o sea, estándar y normal, no lo es; él es en buena medida el centro, su propio centro. Les pone nombres extravagantes a sus hijos, y se pasea por el espacio en cohete privado, igual que Richard Branson el de Virgin y el propio Jeff Bezos, que con Blue Origin se propone liderar el transporte aeroespacial. Mientras, en este recóndito sitio del mundo empequeñecido, algunos no acabamos de entrar por Blablacar o la Nube, y las pasamos canutas al cambiar de móvil. uno, con sus
dice un compañero olvereño. Obsoletos seremos, tarde o temprano.
A falta de un Registro de la Propiedad que ponga orden en la nueva Conquista del Oeste (y del Este, del Norte, del Sur, del infinito y más