El Premio Velázquez distingue el “trabajo experimental poco reconocido” de Elda Cerrato
La pintora argentina admite la “sorpresa” ante el galardón del Ministerio de Cultura español
La pintora argentina Elda Cerrato sigue a sus 92 años trabajando, una larga trayectoria que ayer fue reconocida con el Premio Velázquez de las Artes Plásticas 2022 por una carrera comprometida con el arte y la memoria en todas sus formas: “Ha sido una sorpresa muy conmovedora”.
El galardón, concedido por Ministerio
de Cultura, está dotado con 100.000 euros, y reconoce cada año la obra de un artista iberoamericano en el ámbito de las artes plásticas.
El jurado motiva su fallo en el “amplio y sostenido trabajo artístico experimental, hasta fechas recientes poco reconocido” de Cerrato. Y es que la artista –nacida en Italia en 1930–, tuvo su primera exposición antológica el año pasado en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, con 91 años.
La artista experimental, de pensamiento complejo y lúcido, comenzó estudiando bioquímica. Desde muy pequeña se preguntaba “sobre el misterio de la vida” y quería respuestas, pero pronto se dio cuenta de que allí “no iba a recibirlas” y cambió la ciencia, primero por el dibujo y luego por la pintura, explica en una entrevista con Efe.
“Siempre he tenido cierta facilidad, empatía, con las artes visuales, sobre todo con la pintura. Soy bastante antigua”, dice irónicamente.
Esos primeros años, sus obras reflejan su interés por la ciencia con figuras orgánicas, pero también reflejan sus estudios místicos en la Escuela del Cuarto Camino de George Gurdjieff, o sus investigaciones geométricas, que dan lugar a obras más informalistas y abstractas. En la obra de Cerrato se cruzan “territorios aparentemente inconexos”, según el fallo del jurado: la búsqueda espiritual, el esoterismo, la política, y una llamada de atención sobre la fragilidad de la democracia latinoamericana.
Y es que la vida de la artista es también un reflejo de la convulsa historia de América Latina: de Argentina se marchó a Venezuela en los años sesenta por la dictadura militar. Tras esta etapa su trabajo, siempre pintura o dibujo, llama la atención sobre las amenazas que se ciernen sobre la democracia argentina, enmarcada en una larga crisis económica política y social. Su trabajo refleja las tensiones de la región y se convierte en testimonio de la historia del Cono Sur.
Es cuando comienzan a aparecer en sus obras los mapas que retratan países y territorios del continente americano, acompañados por sus habitantes y las tensiones de la región.
La única constante en su valioso legado que ha desarrollado a lo largo de seis décadas es la memoria, individual y colectiva, un tema en el que América Latina y España, dice, cuentan con “muchas similitudes”.
La memoria aparece en el trabajo de la artista desde distintas ópticas, bien sea la necesidad de “conservarla” en épocas de conf lictos ideológicos, como la de retratar lo que ha desaparecido pero permanece en el tiempo “como si fueran sombras”.