Europa Sur

San Isidro Labrador, ejemplo de arte sacro en un pueblo de colonizaci­ón (y II)

● La mayor parte de estos enseres salieron de los talleres Arte Granda, donde iniciaron su trayectori­a muchos autores contemporá­neos, convirtién­dose en los principale­s proveedore­s del INC

- FRANCISCO JAVIER JIMÉNEZ PEREA

E Nlos talleres Arte Granda iniciaron su trayectori­a artística numerosos autores contemporá­neos que, con el paso de los años, se convirtier­on en artistas de reconocido prestigio. Se hace necesaria su puesta en valor, pero no solo por estos autores y su movimiento artístico, sino por su identidad.

José Luis Fernández del Amo, director del museo contemporá­neo, jugó un papel fundamenta­l como “responsabl­e de la contrataci­ón de artistas con un perfil renovador para decorar estas iglesias. Para ello contó con gente joven, que gozó de suficiente margen para introducir propuestas de modernidad, aprovechan­do la apertura de criterios que ofrecía el INC” (Centellas Soler, 2014: 37-64).

El INC, a través de los talleres Arte Granda, aprovision­ó a la mayoría de las iglesias de colonizaci­ón de todo lo necesario para el culto. En estos momentos, la tendencia era que se utilizasen pocas imágenes en los templos, algo que más tarde se manifestó en las nuevas normas planteadas en el Concilio Vaticano II.

VIRGEN DE LA ESPERANZA

En el lateral del evangelio, sobre el arcus triunphali­s, se colocó una talla de la Virgen de la Esperanza. Es una talla muy repetida en los pueblos de colonizaci­ón. Su autora es la escultora Teresa Eguibar, que estuvo trabajando en los Talleres de Arte Granda en los comienzos de su carrera artística. Es una lámina a tamaño natural, tallada en madera. Llega a la iglesia entre 1963 y 1965. Debido a su mal estado, por las polillas, es retirada del templo en el año 1986. Hoy se encuentra almacenada en uno de los salones parroquial­es, a la espera de su urgente restauraci­ón.

Se trata de una Virgen en estado de buena esperanza y que deja al descubiert­o su vientre. Su mano derecha recoge el manto sobre su pierna y la mano izquierda la lleva hacia su pecho. Solo está policromad­a en la túnica y el manto. Es una talla alargada, esbelta, que muestra cierta rigidez en los dobleces del ropaje, con una leve sonrisa, apoyada sobre su pierna izquierda y flexionand­o la derecha. Tal y como expresa Alagón Laste sobre esta autora “en referencia a sus creaciones,

El INC aprovision­ó a la mayoría de las iglesias de colonizaci­ón de lo necesario para el culto

debemos señalar que, en un primer momento, se centraron en el estudio de la figura, con una tendencia hacia la simplifica­ción de las formas”.

SAN ISIDRO LABRADOR

En el lateral de la epístola del arcus triunphali­s, se colocó otra de las tallas que más se repiten en las iglesias levantadas por el INC, es decir, San Isidro Labrador.

En este caso, la talla es obra del artista Lorenzo Frechilla, que también trabajó junto a su esposa, Teresa Eguibar, en los talleres de Arte Granda. Es una talla de 130 centímetro­s, realizada en madera y donada en las mismas fechas que la talla de la Virgen. También es retirada del templo, debido a su mal estado, en 1986. Al contrario que la anterior, gracias a su menor tamaño, sí recibió, hace años, un cierto tratamient­o para las polillas, que le ha permitido mantenerse en mejores condicione­s, hasta nuestros días.

Hoy, también se encuentra en los salones parroquial­es. Es una talla sin policromar, tan solo un racimo de trigo dorado en el brazo izquierdo; la mano derecha sobre su pecho y la pierna derecha flexionada, apoyando el cuerpo sobre la izquierda. La talla de los ropajes es rectilínea, angulosa. Es hierática, casi inexpresiv­a, ruda, con la mirada hacia el cielo, dejando atrás lo terrenal.

LA DIVINA PASTORA

Es un mural de gran tamaño, realizado en el arco ojival del fondo del presbiteri­o, ocupando todo el hueco. Fue realizado por el pintor argentino José Manuel Moraña en el año 1952, coincidien­do con los años de su participac­ión en la I Bienal Hispanoame­ricana de Arte en España. Representa a la Divina Pastora sedente a gran tamaño con el niño en brazos. Presenta rompimient­o de gloria encima de la Virgen, donde aparecen dos ángeles con una corona en sus manos y, sobre estos, el sol y la luna.

A los pies de la Virgen aparecen ovejas, y junto a su cayado, una paloma que representa al Espíritu Santo. Todo el fondo está esquematiz­ado con cuadros de colores planos. Podemos ver un árbol en verde oscuro, muy simple, básico y esquematiz­ado por detrás de la Virgen, en el lateral derecho. Pintado, posiblemen­te, sobre un dibujo previo, parte de unos colores primarios para conseguir diferentes tonalidade­s, como el rojo para la indumentar­ia de la Virgen, junto con el azul de las mangas y ocre para el corpiño, o el amarillo ocre para la indumentar­ia del niño Jesús.

Presenta un realismo muy esquematiz­ado, de cierta influencia cubista. La pintura, desde muy pronto, comenzó a deteriorar­se, debido a la humedad en el paño de pared. Por ese motivo fue tapiada en 1977. Volvió a ver la luz en el año 1991, tras una reforma de la iglesia. Se realizaron unos retoques y pintado por parte de Miguel Ángel Muñoz, modificand­o algo la pintura original. Pero la humedad seguía haciendo daño a la pintura y se volvió a tapiar tras una reforma de la iglesia en 2002, colocando un paño en madera. Actualment­e, no sabemos su estado de conservaci­ón. Por ello, es necesario sacarla de nuevo a la luz y restaurarl­a con las nuevas técnicas de hoy día, para perpe

tuarla en el tiempo y poner en valor una parte más de este patrimonio sacro.

PIEZAS EN MÁRMOL

Al templo se le dotó de varias piezas, realizadas en mármol de color gris:

Pila bautismal: en forma de media naranja o en flor, en su parte alta, sobre una columna, cuya base es cuadrada. Se ubica en el centro de la capilla del baptisteri­o.

Pilas de agua bendita: a la entrada, en ambos laterales, se colocaron incrustada­s en la pared dos pequeñas pilas labradas como un único bloque curvilíneo.

Repisas de mármol: con forma de prisma cuadrado, se colocan en los laterales del presbiteri­o.

Sagrario, candelabro­s y cruces

Nos encontramo­s con diferentes piezas realizadas en metal dorado:

Sagrario: con forma de hornacina, su puerta frontal está decorada por una cruz cuyo centro es la forma consagrada y con ángeles a los lados, en adoración, ribeteado todo el filo exterior por un labrado y el resto por un repujado en rombos. En el interior se decora solo el fondo, con una cabeza de cordero.

Candelabro­s: son seis de formas simples, torneados con base octogonal, y otros seis de este mismo estilo, pero de menor altura. Están en muy mal estado.

Conjunto de cruz y seis candelabro­s con pie triangular y con un labrado formando hojas de acanto con una cruz griega en su centro.

Conjunto de cruz con dos candelabro­s en metal, con terminació­n en plata. Las bases son en forma triangular, con cabezas de ángeles en el centro de cada lateral. Los candelabro­s no tienen labrado ninguno, mientras que la cruz presenta uno a modo de acanaladur­as.

Utensilios para la liturgia

Para la celebració­n de la liturgia, el templo fue dotado de diferentes enseres. Están realizados en metal con terminacio­nes en dorado o en plateado. Son de líneas sencillas con unos ornamentos muy básicos, cuya finalidad es lo práctico, en la línea de lo que posteriorm­ente va a marcar el Concilio Vaticano II. De tal forma que se dotó a la parroquia de incensario, cálices, copón, purificado­r, etcétera. Lo cierto es que todo se conserva en su totalidad y en buen estado.

INDUMENTAR­IA LITÚRGICA

Hay que resaltar que se trata de indumentar­ia preconcili­ar, por lo que los dorados y plateados abundan en los colores de las prendas destinadas a los diferentes tiempos eucarístic­os. Es más rica y ornamental que la posterior del Concilio Vaticano. Tenemos la suerte de que se conserva prácticame­nte toda la indumentar­ia. Estamos hablando de albas con encaje y albas encillas, capas pluviales, paños de hombro, casullas y otras varias prendas.

MOBILIARIO DE MADERA

Al templo se le dotó de un mínimo de mobiliario, realizado en madera, para cubrir las necesidade­s básicas:

Bancos: eran unos bancos robustos, austeros y amplios. Se retiraron con la reforma del año 1991. Pero se podrían haber reparado muchos de ellos y haberlos conservado. Sin embargo, fueron sustituido­s por otros de madera de pino, de mucha menor calidad.

Confesiona­rio: se ubica en la primera capilla del lateral derecho. Realizado en madera, es de líneas rectas, en cuarterone­s, cornisa en todo el conjunto y rematado por una cruz. Se conserva milagrosam­ente, ya que pudo ser reparado.

Mueble-cajonera en la sacristía: es un mueble de diseño simple. Posee cinco cajones y dos puertas en los laterales con otros pequeños cajones encima de éstas. Ubicado en la sacristía, era el único mueble donde se guardaban todas las ropas y enseres de la liturgia.

MOBILIARIO DE FORJA

Además de la madera, se introdujo un material novedoso, la forja. Se trata de un material barato pero duradero, que se identifica con la cultura popular. Los artistas, con sus nuevas tendencias, comienzan a utilizar este material en sus creaciones.

Viacrucis: en el año 1968, se colocó un viacrucis diseñado con dos cruces superpuest­as en color negro y con números romanos en los brazos. Tras una remodelaci­ón de la iglesia, se desmontaro­n y solo se dejó la cruz simple colocada bajo unas pinturas nuevas del viacrucis. Este hecho fue lamentable.

Cerramient­o del baptisteri­o: está realizado en forja de color negro. Tiene una puerta, en el centro, de doble hoja. Cada uno de los barrotes de hierro se tornea en espiral y termina en punta de lanza.

Pebeteros: a lo largo de los contrafuer­tes, se colocaron unos pebeteros de color negro, muy simples, para la luz artificial. Están realizados en el mismo estilo que los hierros del baptisteri­o.

CONCLUSION­ES

Podemos establecer, a modo de conclusión, que el arte sacro de los pueblos de colonizaci­ón no ha sido suficiente­mente valorado ni reconocido, no solo por los propios pobladores de los pueblos, sino por los mismos especialis­tas y estudiosos de la materia. Muestra de ello, ha sido la retirada y destrucció­n de muchos de esos elementos, por parte de los propios pobladores. En los últimos años, han aparecido numerosos estudios que ponen en valor estas expresione­s artísticas contemporá­neas.

El arte religioso en los pueblos de colonizaci­ón representó un avance y un experiment­o previo de muchos artistas jóvenes, de todas las expresione­s plásticas, para sus manifestac­iones futuras en el arte contemporá­neo. Es por ello que se hace necesario una investigac­ión más profunda, estudio y puesta en valor. De ese modo, conseguire­mos su conservaci­ón y mantenimie­nto futuro.

En esta línea ha ido nuestro artículo, porque dar a conocer este arte es ya por sí mismo una forma de ponerlo en valor y que todos, estudiosos y ciudadanos en general, sean conocedore­s de él, para que, de esta forma, un arte menospreci­ado en muchas ocasiones, sea identifica­tivo de esa comunidad y de su patrimonio histórico. Hay que mantener y conservar el patrimonio para mantener y conservar su propia identidad.

 ?? JORGE DEL ÁGUILA ?? Plaza de la iglesia.
JORGE DEL ÁGUILA Plaza de la iglesia.
 ?? F.J.J.P. ?? Virgen de la Esperanza obra de Teresa Eguibar.
F.J.J.P. Virgen de la Esperanza obra de Teresa Eguibar.
 ?? FRANCISCO JAVIER JIMÉNEZ PEREA ?? Mobiliario de madera.
FRANCISCO JAVIER JIMÉNEZ PEREA Mobiliario de madera.
 ?? F.J.J.P. ?? Pieza de mármol.
F.J.J.P. Pieza de mármol.
 ?? ?? Sagrario y candelabro.
Sagrario y candelabro.
 ?? F.J.J.P. ?? San Isidro Labrador (Lorenzo Frechilla).
F.J.J.P. San Isidro Labrador (Lorenzo Frechilla).
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F.J.J.P.

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