Las huellas de Matalascañas tienen una antigüedad de 300.000 años
● Una investigación dirigida desde la Universidad de Huelva lleva la nueva datación al Pleistoceno Medio
Matalascañas se ganó un nombre en la paleontología en junio de 2020, cuando se encontraron junto a El Asperillo unas huellas de homínidos con unos 106.000 años de antigüedad. Ahora, una nueva investigación ha confirmado lo que se sospechaba entonces: esas huellas eran mucho más antiguas y tienen 200.000 años más. Si antes se hablaba del Pleistoceno Superior, ahora se apunta al Pleistoceno Medio y a una antigüedad de 295.800 años, lo que las convierte en un registro único en Europa, previo a una glaciación. No hay un yacimiento mejor en todo el mundo que el de Huelva en cuanto a huellas fósiles de homínidos, por extensión, número y antigüedad.
Las conclusiones acaban de ser publicadas en Nature, en un artículo, New dating of the Matalascañas footprints provides new evidence of the Middle Pleistocene (MIS 98) hominin paleoecology in southern Europe, que firma un equipo de nueve investigadores dirigido por el catedrático de Paleontología de la Universidad de Huelva, Eduardo Mayoral, al que también acompañan el profesor Antonio Rodríguez Ramírez y el catedrático de Estratigrafía Juan Antonio Morales, todos del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Facultad de Ciencias Experimentales, y miembros del Centro de Investigación Científico Tecnológico (CCTH) de la Onubense, además de otros investigadores.
La nueva datación se ha realizado mediante la técnica de luminiscencia estimulada ópticamente en la misma plataforma en la que fueron encontradas las huellas y no en una formación superior, en el sistema dunar, como el que se tomó como referencia tras su hallazgo. Entonces se consideró que tenían una edad mínima de 106.000 años.
Ahora, tras la recogida de dos tomas en los distintos niveles, y otras dos posteriores para contrastar, la edad de los restos fósiles ha quedado definida y apunta al Pleistoceno Medio, a un momento crucial entre distintos estadios climáticos, entre una época cálida que fue el MIS 9 (360.000300.000 años), en transición al MIS 8 (300.000-240.000 años) en la que se produjo una glaciación.
La antigüedad, así, se precisa hasta los 295.800 años, con un margen de error de 17.800 años, según los datos recabados de las cuatro muestras de niveles sedimentarios en los acantilados de El Asperillo donde fue encontrado el conjunto, inicialmente de 87 huellas, que ahora cuenta con un registro de al menos 300 pisadas, de las que se consideran bien conservadas un 10%. A excepción de las de Matalascañas, se apunta que no se conocen otras huellas de homínidos entre los estadios climáticos MIS 9-MIS 8 del Pleistoceno Medio. Y por ello se cuestiona que correspondan a neandertales.
“Este yacimiento de Matalascañas es importantísimo ahora para esclarecer el modelo evolutivo de los homínidos en el Pleistoceno Medio”, cuenta Mayoral.
La principal hipótesis es que se trate de individuos de linaje neandertal, entre los que se han asociado el Homo neanderthalensis yel Homo heidelbergensis ,a falta de huellas mejor conservadas en las que se aprecien rasgos definitorios, como pies relativamente anchos asociados a los neandertales. La falta de huesos de pie de esta época dificulta también la comparativa y deja abierta la opción a que se trate de homínidos preneandertales.
Por ello, estas huellas cobran un valor mayor por su aportación a los registros fósiles de homínidos en el
Pleistoceno Medio, muy pobre en Europa por la escasez de yacimientos con pisadas. Hasta ahora, según se recoge en Nature, sólo se han encontrado huellas de este periodo en Terra Amata y Roccamonfina (Italia), fechado entre 380.000 y 345.000 años atrás, con registros de Homo heidelbergensis.
Son los únicos más antiguos que el de Huelva en esta era. Tras estos, los yacimientos de Biache-vaast (Francia) y Theopetra (Grecia), de hace 236.000 a 130.000 años, atribuidas a Homo neanderthalensis.
En medio, por tanto, las huellas de la playa onubense, que no pueden atribuirse ya al Homo neanderthalensis y seguramente corresponderá a un escalón evolutivo previo, englobado en principio en el linaje neandertal. “Ahora se abre el abanico y será necesario seguir investigando para descubrir quiénes estaban detrás de esas pisadas”, afirma Mayoral.
En este contexto, el rango de longitud de todas las huellas de Matalascañas, de entre 14 y 29 cms., encuentra similitudes en otros puntos europeos, como en Theopetra (14-15), Roccamonfina (24-27) y Terra Amata (24).
En cualquier caso, Mayoral insiste en la singularidad del descubrimiento de Matalascañas, cuya nueva datación ha cuestionado los paradigmas existentes.
La nueva cronología fija un cambio en el Golfo de Cádiz, con asentamientos humanos en un clima más templado y húmedo que en el resto de Europa, con altos niveles freáticos y abundante vegetación.
En ese mismo periodo, el nivel del mar en la zona estaría unos 60 metros por debajo del actual, y la línea de costa quedaría a más de 20 kilómetros de la posición existente ahora. Y así es como habría una gran planicie costera, con grandes áreas inundables, en la que se habrían impreso las huellas descubiertas a mediados de 2020.
¿Se podrían encontrar restos óseos de homínidos? El profesor de la Universidad de Huelva lo ve difícil pero no lo descarta. La nueva datación afecta también a los animales vertebrados, ya que entre el rastro de los homínidos había también huellas de grandes mamíferos como elefantes de colmillos rectos, gigantescos toros (uros) y jabalíes. Era la fauna que ya habitaba Doñana hace 300.000 años y no 100.000 años, como apuntaban otras investigaciones.