La inflación pone a prueba la resistencia del sector de los alimentos en lata
La inflación, el alza de los costes por la guerra y los problemas de abastecimiento de materia prima ponen a prueba la resistencia de la industria conservera española y la rentabilidad de productos básicos de la cesta de la compra como el atún en lata o el tomate frito.
Los fabricantes conmemoran ayer el Día Mundial de la Comida en Lata entre la incertidumbre por la evolución de los precios y las estrategias empresariales para mantener la facturación y el comercio de unos productos que España exporta a numerosos mercados.
Las patronales de conservas de tomate (Agrucon) y de pescado (Anfaco) han confirmado, en declaraciones a Efe, la inquietud por el abastecimiento de materia prima y por el comportamiento de los consumidores ante el encarecimiento de la cesta de la compra.
El presidente de Agrucon, Manuel Gonçalves, ha asegurado que para sus industrias la situación es “peor” que la del año pasado, si bien ha confiado en que mantengan su “resistencia histórica” demostrada en otras crisis.
Después de un 2021 con bloqueos logísticos, la invasión rusa apuntaló el alza de costes energéticos, del material de las latas o del aceite de girasol, según el secretario general de Anfaco, Roberto Alonso.
El material de envase se ha encarecido un 60% pero “lo más crítico” es el coste de gas y de electricidad, lo que duplicó los costes, según los datos de Agrucon.
Alonso ha subrayado que la mayor preocupación es que el consumidor pueda adquirir y “siga recomendando productos del mar” porque está “mirando con lupa” su gasto en alimentación.
Las conserveras han sufrido un retroceso del consumo tras el boom que supuso para sus ventas el confinamiento y el acopio de este tipo de productos no perecederos.