El abordaje precoz es decisivo para la recuperación tras sufrir un ictus
● Las estrategias europeas, nacionales y autonómicas serán esenciales para hacer frente al futurible aumento de casos ● El estilo de vida, la mejor arma para la prevención
El ictus sigue siendo la primera causa de muerte en las mujeres y la principal causa de discapacidad en Europa. Concretamente en España, según datos extraídos del Informe Anual del Sistema Nacional de Salud 2020-2021, la enfermedad cerebrovascular afecta al 1,5% de personas, aunque a partir de los 65 años afecta a seis de cada cien y, a partir de los 80 años, a diez de cada cien, según los datos del Informe Anual del Sistema Nacional de Salud 2020-2021.
El pasado viernes se celebró el Día Mundial del ictus, un trastorno de la circulación cerebral, de instauración brusca, debida a una oclusión arterial en el ictus isquémico (en aproximadamente el 85% de los casos) o a una rotura de la misma en el ictus hemorrágico. Un diagnóstico y tratamiento precoces son decisivos para mejorar la supervivencia y posibilidades de recuperación del paciente que sufre un ictus.
Según un editorial lanzado por la Revista Española de Salud Pública, se estima que entre los años 2015 a 2035 el número de personas que sufrirán un ictus superarán los cuatro millones y medio en la Unión Europea, lo que supondrá un aumento global del 34% en el número total de pacientes con ictus en la región. Además, insisten en que se trata de un problema prevenible y de ahí la necesidad de fortalecer políticamente las estrategias que se han diseñado a nivel europeo y a nivel nacional. Concretamente, la Organización Europea para el ictus (ESO) y la Alianza Europea para el ictus (SAFE) lanzaron el o Plan de Acción Europeo para el Ictus (SAP-E por sus siglas en inglés) con objetivos concretos para llevar a cabo entre el año 2018 y el 2030. Sus metas son reducir en un 10% el porcentaje absoluto de pacientes con ictus en Europa; tener planes nacionales para el manejo del ictus que abarquen toda la cadena de atención, desde la prevención primaria hasta la vida después del ictus y aplicar íntegramente las estrategias nacionales de intervenciones multisectoriales de Salud Pública para promover y facilitar un estilo de vida saludable y reducir los factores ambientales. “Desde la Estrategia en Ictus del Ministerio de Sanidad se ha impulsado la adhesión a este Plan de Acción Europeo con el consenso de todas las comunidades autónomas. La adhesión a este Plan frente al ictus supone un compromiso, y son muchos los retos en materia de infraestructura, personal y recursos que serán necesarios para cumplir sus objetivos”, señala el texto impulsado por Alicia Fernández Montero, de la Subdirección General de Calidad Asistencial de la Dirección General de Salud Pública del Ministerio de Sanidad.
Más de 17.000 personas sufren cada año un ictus en Andalucía, la enfermedad cerebro-vascular más frecuente del mundo con una incidencia en nuestra región de unos 200 casos por cada 100.000 habitantes al año y una prevalencia de 8 casos por 1.000 habitantes. La Sociedad Andaluza de Angiología y Cirugía Vascular ha lanzado recomendaciones que ayudan a reducir la formación de placas de ateroma en las arterias. Básicamente, es importante seguir una dieta baja en sal, grasas, colesterol y sodio, y alta en verdura, fruta y fibra; llevar a cabo actividad física de manera regular, de al menos 30 minutos diarios entre 3 y 5 días a la semana. Asimismo, subrayan la importancia de abandonar el hábito tabáquico, lo que puede reducir en un 50% el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular, evitar la ingesta abusiva de alcohol y llevar un adecuado control de la tensión arterial.