Sanidad vocacional
● El incentivo social corresponde potenciarlo no sólo a los propios sanitarios con nuestra actitud ante los pacientes sino, principalmente, a la propia Administración Pública
VOCACIÓN es la inclinación natural de una persona por un arte, una profesión o un determinado genero de vida. Profesión es la actividad permanente que sirve de medio de vida y que determina el ingreso en un grupo profesional determinado.
Cualquier profesión puede ejercerse, desde la base de ser nuestro sustento de vida, con absoluta dedicación y satisfacción en su ejercicio, con vocación. Por otra parte, la Sociedad actual, debe asegurar a toda actividad una remuneración económica que permita que el principal estimulo, el gran incentivo de dicha actividad, sea su propio desarrollo, y nos permita además hacer de ella nuestra profesión.
Los incentivos más importantes los podemos reducir a los espirituales, profesionales, sociales y económicos. A aquellos individuos que se mueven por estímulos que prácticamente nadie en la población estaría dispuesto a aceptar como único motor de su vida, los consideramos Superpersonas, héroes o santos.
En el plano profesional, ¿quién estaría en desacuerdo en que el día en que un Residente hace su primera intervención quirúrgica de envergadura es uno de los días más felices de la vida de este médico? Es probablemente el más puro de los incentivos y hay que potenciarlo y estimularlo. El Incentivo Profesional, se nutre muy especialmente en las facilidades para la investigación, en la disponibilidad de tiempo para conversar con un paciente y poder así ganar su confianza y su afecto, en el intercambio de ideas con otros profesionales e incluso la estancia prolongada en centros extranjeros a través de intercambios en el periodo de formación y de especialización. Por el contrario, la burocratización, plantillas deficitarias, las tensiones entre estamentos sanitarios por cotas de poder y la insatisfacción económica, se incrementan en los últimos años y justifica el éxodo continuo profesionales formados, médicos y enfermeros.
En el plano Social, ¿A quién no le satisface el que se le reconozca públicamente su capacidad profesional? El Incentivo Social corresponde potenciarlo no solo a los propios sanitarios con nuestra actitud ante los pacientes, pero principalmente, a la propia Administración Pública, cuando trabajamos dentro de su estructura organizativa. El reconocimiento social no es ya generalizado ni ilimitado. Hemos perdido en parte uno de los estímulos.
Hemos pasado de ser el amigo incondicional, al profesional al que hay que vigilar por si se equivoca. Hemos pasado de ejercer nuestra profesión a pecho descubierto a buscar protección legal a través de las compañías de seguro. La Sociedad pone al alcance de los pacientes los medios coercitivos y de exigencia que la ley le otorga y en cierto modo, alimenta la animadversión aceptando programas televisivos que deterioran la imagen de los sanitarios (errores médicos). La utilización por complacencia de medios diagnósticos que prueben nuestro interés en la solución del caso, abundan en los servicios de urgencias junto a los estrictamente necesarios para la consecución de dicho diagnóstico. Nos hemos hecho profesionales, y este profesional puede ejercer su trabajo con o sin vocación, y no puede descuidar establecer los mecanismos que le pongan a cubierto de riesgos legales como consecuencia del ejercicio de la profesión.
La remuneración económica es el más prosaico de los incentivos, pero es igualmente digno y debe proporcionar una buena calidad de vida, sin provocar situaciones indeseadas por los propios sanitarios para conseguirla: guardias, prolongación forzada de jornadas.
Solo en el caso en que consigamos restablecer los parámetros que hacen del ejercicio de la profesión una satisfacción continua, conseguiremos volver otra vez al concepto y a la nomenclatura de la Vocación, pues nos proporcionara una satisfacción por el mero hecho de ejercerla con las necesidades básicas, y aquellas razones por la que el ser humano normalmente y de forma inconsciente lucha, están a cubierto.