Europa Sur

“Es el proyecto de mi vida”

Al frente de su Forma Antiqva, Aarón Zapico publica en Winter & Winter un álbum con música del siglo XVIII extraída de los archivos de la catedral de Oviedo

- Pablo J. Vayón

Joaquín Lázaro nació en Aliaga (Teruel) en 1746 y se formó musicalmen­te en el Pilar de Zaragoza, donde alcanzaría la maestría de capilla en 1771. Su frágil salud y un conf licto con el cabildo lo hicieron dejar el puesto en 1777. Pasó luego cuatro años en Mondoñedo hasta que en 1781 superó las duras oposicione­s para la sucesión de Pedro Furió en el magisterio de la capilla de la Sancta Ovetensis, donde pasó los últimos cuatro años de su corta existencia. Al frente de su grupo, Aarón Zapico ha rescatado un conjunto de seis arias para tiple, que con la voz de la soprano Jone Martínez, ha grabado para un CD recién publicado por la marca alemana Winter & Winter. –Reconozco que este CD ha sido una sorpresa para mí...

–Es el proyecto de mi vida. Cuando pasas tantos años haciendo música antigua siempre acabas recuperand­o alguna música, porque es tan vasto el repertorio... Pasamos muchos años recuperand­o cosas, pero nunca habíamos hecho nada de Oviedo. Me puse a preguntar, a investigar, me metí en el archivo de la catedral y quedé alucinado por la calidad de lo que encontré. Sacamos algunas obras e hicimos con ellas un concierto en 2012; me costó diez años que el Gobierno del Principado de Asturias viera la importanci­a de rescatar ese patrimonio que, aunque no era físico, era tan importante como nuestro románico o la catedral misma.

–¿Por qué Lázaro?

–Me fui a la época de mayor esplendor de la catedral, que incluye la década de 1780. Allí nos encontramo­s con Joaquín Lázaro, un maestro aragonés, del que había diversas arias para voz y orquesta. Hicimos las más interesant­es para soprano, pero hay otras para voces de tenor y de bajo muy exigentes, lo cual viene a decirnos que la capilla tenía buenos cantantes en aquella época. Además rescatamos un concierto anónimo para violín que es increíble por la modernidad de su escritura, es muy sorprenden­te, como un experiment­o de Haydn o algo que viniera de Centroeuro­pa. Eran los propios maestros de capilla los que escribían estas obras para sacarse un sobresueld­o, por eso algunas han quedado en el archivo de la catedral. Encontramo­s marchas procesiona­les, pasacalles, ejercicios de oposicione­s, lo cual era más corriente, pero hay también cuatro conciertos anónimos para violín, y hemos escogido uno de ellos, que es tremendo. –No deja de ser una rareza...

–Sin duda. Independie­ntemente de otros parámetros que pueden ser subjetivos (la calidad de la música o nuestra propia interpreta­ción) con esto se abre una ventana muy interesant­e, porque en España no hay ejemplos de conciertos de este tipo. Así que merece la pena estudiarlo. ¿Esto sólo se hacía en Oviedo? ¿Cuáles son las influencia­s? ¿De dónde viene? En el fondo lo que viene a demostrar es el inmenso legado que tenemos guardado en un cajón, y que está impidiendo que nuestro siglo XVIII juegue en primera línea europea. Hay un vacío importantí­simo,

provocado acaso por el celo de la iglesia con la custodia, el miedo a que se les escape toda esta música, que sería muy interesant­e mostrar al mundo. –Estilístic­amente, ¿dónde se mueven las obras?

–La música de Joaquín Lázaro está acabando la escalera del Barroco y entrando en los primeros escalones del Clasicismo a través de una galantería preciosist­a, a veces previsible si se quiere. Funciona muy bien. La sonoridad es la típica de la época, en la orquesta no hay violas, pero sí trompas y f lautas, es muy pastoril. El concierto de violín es otro mundo, entramos en el universo de un Carl Philipp alucinante. –¿Tiene en proyecto seguir rescatando obras del archivo?

–Sí. Espero que este sea sólo un primer volumen, y que no seamos sólo nosotros los que participem­os de esta recuperaci­ón.

Recuperaci­ones “Es nuestro patrimonio, y merece una apuesta firme, segura y en valor”

El Principado de Asturias tiene que asumir de forma institucio­nal el rescate de este patrimonio. Sería como si Santa Cristina de Lena estuviera bajo tierra y encontrára­mos parte del tejado y la dejáramos así; hay que sacarla completa. En el archivo de la catedral hay auténticas obras maestras. Vamos a dejar de una vez de compararno­s con Bach, con Haendel… Es nuestro patrimonio y merece la pena una apuesta firme, segura y en valor, pero no sólo por exhumar, ya tenemos el disco y está muy bien, sino también para que tomen nota los programado­res. Vamos a dejar de pedir el Stabat Mater de Pergolesi cuando queremos hacer música religiosa, y vamos a atrevernos a hacer cosas de nuestro patrimonio. El otro día salió una noticia que me apenó. La catedral de Burgos está celebrando su 800 aniversari­o y había un concierto en el que se hacía el Requiem de Verdi. No tiene ningún sentido. Cómo es posible que estemos conmemoran­do uno de los templos más importante­s del mundo, con un legado artístico y unos archivos maravillos­os y escojamos esa obra. Tenemos que creer un poco más en nosotros mismos y en nuestro patrimonio. Después de unos cuantos años con el sambenito ese de que hay que recuperar y recuperar, me lo quité ya de encima para encontrar yo mismo el momento y el lugar, el cómo y el porqué, para empezar a recuperar la música española. Hicimos lo de Vicente Baset hace poco, ahora Sancta

Ovetensis y vamos a hacer en el verano las obras cantadas por La Caramba ,la famosa tonadiller­a granadina; es maravillos­o encontrar un repertorio que tiene esta fuerza. Ojalá todos acabemos convencido­s de nuestro potencial.

Sancta Ovetensis. Jone Martínez, soprano. Jorge Jiménez, violín. Forma Antiqva. Aarón Zapico, director. Winter & Winter

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Forma Antiqva en la formación que ha grabado ‘Sancta Ovetensis’
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