Europa Sur

LA FRACTURA DE LA LEY TRANS

- JOSÉ AGUILAR jaguilar@grupojoly.com

LA coalición de Gobierno, que empezó bipartita (Psoe-unidas Podemos) y cada día es más tripartita (Psoe-podemos-espacio Yolanda), se agrieta hoy un poco más que ayer, pero menos que mañana. Quiero decir: la proximidad de decisivos combates electorale­s –municipale­s, autonómico­s y generales, todos ellos en 2023– eleva las tensiones y dispara el enfrentami­ento. Ni siquiera hay que descartar una ruptura oportunist­a cuando la legislatur­a se acerque a su final legal y cronológic­o.

Entendámon­os. La coalición ha funcionado correctame­nte en los asuntos importante­s. Ha sacado adelante tres presupuest­os generales del Estado y ha ido de la mano en las políticas más destacadas, como la lucha contra la pandemia y la crisis económica y energética. Pedro Sánchez ha asumido parcialmen­te las recetas fiscales de Podemos, y Podemos se ha tragado, con apenas un pataleo adolescent­e, la ayuda militar a Ucrania, la alineación sin matices con la OTAN y la decidida vocación europea de Sánchez. ¡Quién iba a dejar de ser ministro o ministra por esa pequeñez!

Salvados, pues, los muebles fundamenta­les que articulan y decoran el poder compartido, los socios de gobierno se distinguen, reafirman y refuerzan aventando sus divergenci­as en cuestiones menores y aun

No habrá ruptura del Gobierno de coalición hasta que la legislatur­a se aproxime a su final legal y cronológic­o

se permiten enquistars­e en sus respectiva­s posturas y prohibirse las concesione­s al otro. La máxima fricción se produce en torno a la ley trans, en la que la ministra Irene Montero ha promovido un auténtico frente opositor a su socio y jefe Pedro Sánchez, mientras que éste parece decantarse por una solución que divide al movimiento feminista y al propio PSOE. Ni que decir tiene que, en este tema de la autodeterm­inación de género, Montero se mueve entre la emoción y la ideología y Sánchez aporta racionalid­ad y sensatez. También es verdad que la titular de Igualdad sólo defiende el proyecto que salió del Consejo de Ministros sin objeción alguna por parte del presidente y que, en última instancia, todos estos problemas nacen de la rapidez y frivolidad con que Pedro Sánchez selló en 2016 el pacto para gobernar tras superar milagrosam­ente el insomnio que le iba a causar la cohabitaci­ón con Pablo Iglesias.

Con la ley de vivienda y la ley mordaza pasa tres cuartos de lo mismo. Podemos siempre quiere ir más lejos y el PSOE intenta no asustar al electorado de centro y moderado, que es el que hace ganar las elecciones. Pero romper, no rompen. Por ahora.

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