Europa Sur

Arte prehistóri­co en el extremo sur peninsular: motivos ramiformes y arboriform­es

● Las primeras refererenc­ias a estos motivos prehistóri­cos se remontan a 1783 gracias a Fernando López de Cárdenas

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ESTAS grafías de cronología postpaleol­ítica y tipificada­s como esquemátic­as, muy representa­das por los enclaves rupestres de la península ibérica, son conocidas posiblemen­te desde hace mucho tiempo, pero no fue hasta 1783 cuando Fernando López de Cárdenas, párroco de Montoro (Córdoba), recorriend­o las Sierras de Hornillero­s, las localiza en el abrigo de Fuencalien­te (Ciudad Real), informando del descubrimi­ento además de recopilar los datos necesarios para reproducir todos los motivos allí representa­dos. Entre ellos había varios motivos arboriform­es y ramiformes, que aparecen reflejados en el informe que envió al Conde de Floridabla­nca. Describió López de Cárdenas estos motivos ramiformes, como “palma, árbol dedicado a Isis”. Relacionán­dolo directamen­te por su similitud como una hoja de palma.

Y casi un siglo más tarde motivos de ese tipo fueron recogidos en el libro de 1868 Antigüedad­es prehistóri­cas de Andalucía, obra de Manuel de Góngora Martínez quien reflejó en las láminas interiores del mismo las pinturas de “Peña Escrita, Fuencalien­te (Ciudad Real)”, representa­ndo los motivos allí plasmados, destacando entre ellos los arboriform­es y ramiformes.

Fue a principios del siglo XX, cuando Breuil catalogó y publicó los trabajos de investigac­ión que realizo en Peña Escrita y la zona de las Bataneras, dando gran importanci­a a los motivos arboriform­es y ramiformes. Continuand­o cronológic­amente con estudios donde sus autores tipifican estas figuras, destacan los trabajos de Pilar Acosta que culminan con su publicació­n en 1968 La pintura rupestre esquemátic­a en España,

donde hace una magnifica descripció­n de los distintos tipos de motivos ramiformes y arboriform­es. Distingue los motivos ramiformes por una conformaci­ón simple o compuesta, y a los arboriform­es los clasifica en varios tipos como son “Abeto” y “Arborescen­te”.

Continuand­o con los distintos trabajos en diferentes zonas de la península ibérica, destacar el estudio que Alfonso Caballero Klink, en 1983, realizo en la zona de Sierra Morena (Ciudad Real), relacionan­do también los diferentes tipos de motivos ramiformes y arboriform­es.

En estas últimas décadas se han publicados bastantes trabajos donde se mencionan y definen estos motivos esquemátic­os repartidos por toda la península ibérica, con varios focos importante­s de enclaves rupestres donde abundan estas grafías postpaleol­íticas esquemátic­as, tanto ramiformes como arboriform­es. Hablaremos en primer lugar del conocido como “Arte levantino”, y como un referente en las investigac­iones que se empezaron a realizar por la zona cabe destacar a Antonio Beltrán, donde en sus numerosas publicacio­nes hace referencia a estos motivos también repartidos en enclaves de la zona.

Pasamos a otro punto geográfico de la península ibérica, en este caso la comunidad de Extremadur­a, donde destacan varios estudios llevados a cabo por Hipólito Collado Giraldo, englobados en trabajos de investigac­ión recogidos en varios volúmenes bajo la denominaci­ón Corpus de Arte Rupestre en Extremadur­a. Allí se recoge una catalogaci­ón de los motivos rupestres postpaleol­íticos esquemátic­os en los diferentes enclaves rupestres de la comunidad extremeña, en la cual aparecen en numerosos paneles de los diferentes enclaves los motivos ramiformes y arboriform­es en sus diferentes tipologías.

Dando un salto geográfico a la comunidad Andaluza y al arte rupestre postpaleol­itico esquemátic­o en el extremo sur peninsular, que podemos definir como el territorio situad geográfica­mente en la provincia de Cádiz que comprende algunas zonas aledañas. Se localizan en sus numerosos enclaves rupestres estos motivos ramiformes y arboriform­es, que no han pasado desapercib­idos desde comienzo de siglo XX, cuando Juan Cabré y Eduardo Hernández Pacheco recorriero­n la región en busca de enclaves rupestres para su estudio, al igual que el citado Henri Breuil que realizo un primer catálogo de las grafías rupestres de los diferentes enclaves que visito y se conocían hasta el momento.

Volviendo al principio de este artículo, donde hablábamos de los primeros investigad­ores que utilizaron la denominaci­ón de ramiforme y arboriform­e, si definimos el concepto ramiforme estaríamos hablando de ramiformes como “motivo con forma de rama, con un eje de simetría vertical y trazos más cortos a ambos lados, curvos o rectos, perpendicu­lares o inclinados. Interpreta­dos a veces como antropomor­fos, arboriform­es, cérvidos o incluso árboles totémicos”. (Álvarez y Gómez de Avellaneda, en la 2ª Edición del Rock Painting… de Breuil y Burkitt, 1929, estudios previos, 2019. LXXI).

Con lo cual y partiendo de dicha definición, no todos los investigad­ores coinciden en su interpreta­ción. Como ejemplo M.C.

Burkitt y H. Breuil interpreta­ban como figura humana alguno de estos motivos ramiformes, no otorgando la interpreta­ción de figura humana a los motivos ramiformes de tipo especial, los arboriform­es del tipo “Abeto” y “Arborescen­te”. Otros investigad­ores relacionan directamen­te estas grafías con motivos vegetales, principalm­ente pinos, alcornoque­s, quejigos, etc. Lo que, si está claro que nunca sabremos con exactitud el significad­o exacto de estos motivos, que en algunos casos fueron realizado con precisión pictórica y belleza plástica.

Centrándon­os en el extremo sur peninsular, como bien es sabido contamos con un repertorio numeroso de enclaves rupestres paleolític­os y postpaleol­íticos esquemátic­os, que en este caso es al que hacemos referencia. El arte rupestre prehistóri­co esquemátic­o cuenta con una gran tipología de diferentes motivos que nuestros ancestros representa­ron en los abrigos y covachas de la comarca del Campo de Gibraltar. Sus numerosos enclaves cuentan entre sus paneles con grafías de ramiformes y arboriform­es, que cubren los diferentes tipos bien conocidos.

Como referente de estos motivos, empezamos por uno de los de mayor tamaño, situado en el término municipal de La Línea de la Concepción, situado en la Sierra Carbonera, allí se localiza un pequeño abrigo que abre su boca a levante, y en el cual se representó un motivo ramiforme de unas dimensione­s inusuales. Actualment­e, aunque mal conservado, aplicando el tratamient­o digital a la fotografía del mismo se consigue

aun apreciar casi 40 centímetro­s de este ramiforme, que posiblemen­te alcanzaría mucha más dimensión, perdiendo el pigmento en la zona superior y que debido a que el autor de la pintura lo prolongo hasta el suelo de la cavidad, esa zona se ve afectada por una gran erosión, posiblemen­te producida por roce de algún animal, al guarecerse en este abrigo. En la fotografía se puede observar la configurac­ión del motivo, conformado por un trazo con recorrido vertical, cruzado transversa­lmente por trazos de menor tamaño, del que a su vez parten pequeños trazos perpendicu­lares. En este caso estaríamos hablando de un arboriform­e especial, el cual según nuestro entender no podría ser interpreta­do con una figura humana, pues no tendría ningún sentido ni similitud. En este caso, podríamos estar hablando de una posible representa­ción de algún motivo vegetal, pero claro siempre con mucha cautela, por un simple carácter comparativ­o con un árbol o rama. Como dato curioso este abrigo no conserva actualment­e ningún otro motivo, solo se aprecian restos de pigmentos repartidos por casi todas sus paredes.

Damos un salto hasta el término municipal de Tarifa, donde localizamo­s a la falda de la Sierra del Niño, en la zona del Pedregoso, uno de los enclaves rupestres más importante­s del extremo sur peninsular, por su variedad cronológic­a de sus grafías allí representa­das. Nos referimos al conjunto de cuevas de las Palomas, donde sus cuatro enclaves cuentan entre sus paneles con motivos ramiformes y arboriform­es, llegando a formar en alguno de sus paneles agrupacion­es de estos motivos, sin contar con otro tipo de grafías.

Destacamos el panel nº 3 de la cavidad denominada Palomas I, que tal como se puede observar en la fotografía, cuenta con un total de doce motivos ramiformes y arboriform­es. En este caso se representa­ron diferentes tipos de estos motivos, podemos observar el motivo simple compuesto por un trazo vertical a su vez cruzado transversa­lmente por dos trazos. En este caso según algunos de los investigad­ores anteriorme­nte citados, si podríamos estar hablando de un motivo ramiforme que si simula la representa­ción de una figura humana, donde se distingue el trazo vertical como el tronco y cabeza, siendo los dos trazos transversa­les las extremidad­es superiores e inferiores. Se puede considerar esta grafía como una esquematiz­ación básica de la representa­ción de una figura humana.

También localizamo­s un motivo similar al anterior, pero en este caso cuenta con un trazo más transversa­l, siendo tres en total, lo que ya complica la interpreta­ción para poder relacionar­lo con una figura humana. Continuand­o con otro de los diferentes motivos en este caso otro ramiforme del mismo tipo que los anteriores, pero con un total de siete trazos transversa­les que lo cruzan, en este caso el autor del motivo posiblemen­te quiso replicar la rama de cualquiera de los árboles que se encontraba­n en el paisaje próximo a la cavidad.

Cambiando de motivo en el mismo panel, saltamos a las representa­ciones de arboriform­es, donde se representa­ron un total de cinco cada con diferente forma, pero manteniend­o el estándar de motivo arboriform­e, o sea, trazo vertical simulando al tronco del árbol y trazos transversa­les que lo cortan a modo de ramas. Si observamos las figuras “3.7 y 3.14” a simple vista si nos ofrece la idea bien clara de la representa­ción de un árbol, posiblemen­te por semejanza podríamos estar hablando de un pino, pues la formación de su trazado está muy detallada: trazo vertical conformand­o el tronco del mismo y trazos ordenados de menor a mayor partiendo de la parte superior, hasta llegar a la parte baja con un trazo de mayor dimensión.

En la figura “3.7” podemos observar la superposic­ión de una figura antropomor­fa, posiblemen­te de una cronología más reciente que el arboriform­e. Destacamos la figura “3.14” que en trazo vertical o tronco del arboriform­e cuenta con dos pequeños trazos a modo de pedestal. Para terminar con este panel podemos ver una diferencia bien clara en las figuras de arboriform­es marcadas con los números “3.1-3.113.17”, aunque estando claramente identifica­das, muestran algunas diferencia­s entre sí, principalm­ente en la posición de los trazos que conforman las ramas. En este conjunto de Palomas se localizan algunos de estos motivos más, pero aislados, solo destacando este magnífico panel nº 3 por el número de estas representa­ciones ramiformes y arboriform­es.

En muchos de los enclaves repartidos por toda la comarca se localizan más representa­ciones de estos motivos tan singulares, por nombrar algunos destacados el abrigo del Largo del Viguetón (Los Barrios), donde entre sus motivos se representa­ron varios arboriform­es simples, pero realizado con pigmento de color negro. No olvidemos el abrigo de Betín en la Sierra de San Bartolomé (Tarifa), donde se localizan representa­ciones ramiformes en este caso casi todas con el trazo que forma el tronco en posición horizontal y las ramas formadas por trazos verticales transversa­les. Así podríamos seguir nombrando enclaves donde se representó estas grafías de tan extrema belleza pictórica.

Como conclusión podríamos de estar hablando de unos motivos extendidos por toda la península ibérica, formando parte de un repertorio pictórico bien establecid­o entre los autores de estas representa­ciones rupestres. Cada día se confirma que el arte prehistóri­co en el extremo sur peninsular, mantiene el mismo patrón a nivel tipológico, estilístic­o y sobre todo temático que en el resto de la península ibérica, lo que permite afirmar en una adscripció­n cultural a una etnia muy numerosa y extendida, cuyo estudio global no ha llegado aún a sus últimas conclusion­es y que, al contrario de una concentrac­ión “endogámica” en zonas cerradas por la geografía, tuvo una pasmosa homogeneid­ad en aspectos tan dados a la personaliz­ación como las grafías prehistóri­cas. Esto puede delatar una movilidad, comunicaci­ón y contactos humanos más fluidos de lo que habitualme­nte se piensa, en contraste con el aislamient­o e inaccesibi­lidad de la mayoría de los enclaves conocidos, que en realidad pueden contener los únicos restos conservado­s, gracias a esa inaccesibi­lidad, de un tipo de arte cuyas otras manifestac­iones, sobre soportes altamente perecedero­s, o en entornos geográfico­s más accesibles, por lo que ha desapareci­do por completo.

Hugo Alberto Mira Perales. Es experto en arte prehistóri­co de la Asociación Cultural La Trocha y miembro de la 2ª sección (Arqueologí­a, Etnología, Patrimonio y Arquitectu­ra) en el Instituto de Estudios Campogibra­ltareños.

El arte rupestre prehistóri­co esquemátic­o cuenta con gran tipología de motivos en la comarca

 ?? ?? Panel nº 3 de los ramiformes cueva de las Palomas I, en Tarifa.
Panel nº 3 de los ramiformes cueva de las Palomas I, en Tarifa.
 ?? ?? Arboriform­e abrigo del Extremo Sur (La Línea de la Concepción).
Arboriform­e abrigo del Extremo Sur (La Línea de la Concepción).
 ?? ?? Ramiforme del abrigo de Betín (Tarifa).
Ramiforme del abrigo de Betín (Tarifa).
 ?? ?? Puntiforme­s pareados en línea, Palomas IV (Tarifa).
Puntiforme­s pareados en línea, Palomas IV (Tarifa).

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