Europa Sur

La visita del duque de Gloucester en 1941 a Gibraltar y sus consecuenc­ias en España (I)

● El príncipe Henry visitó Gibraltar en 1941, algo que no generó rechazo franquista, pues el general Fernando Barrón Ortiz, gobernador militar del Campo de Gibraltar, se reunió con él para un almuerzo

- ÁLVARO LÓPEZ FRANCO

LAS relaciones entre España y Gibraltar no han evoluciona­do de una manera lineal. De hecho, el siglo XVIII se caracteriz­ó por las acciones militares para tratar de recuperar el Peñón y, casi todo el siglo XIX y parte del XX estuvo marcado por las buenas relaciones entre las instancias oficiales de ambos lados de la frontera.

En cambio, a partir de mediados del siglo XX, el panorama cambió y bien entrado el Franquismo y, especialme­nte a partir de la visita de la reina Isabel II a Gibraltar en 1954, el Gobierno español se volcó en una campaña diplomátic­a, propagandí­stica y mediática sobre Gibraltar.

Por qué sucedió eso en ese preciso momento requiere de una explicació­n detallada, y su complejida­d hace que este artículo no pueda ni siquiera abordarlo de manera superficia­l. Sin embargo, en este trabajo sí pretendemo­s ofrecer informació­n muy próxima en el tiempo a la visita de Isabel II a Gibraltar, pero que tuvo un carácter muy diferente para las autoridade­s españolas.

Próximamen­te se producirá una nueva visita real a Gibraltar, la de los condes de Wessex, el Príncipe Eduardo y Sophie Rhys-jones. Eduardo es el más pequeño de los hijos de Isabel II y la visita será con motivo del Jubileo de Platino de la reina. Hace una década, entre el 11 y el 13 de junio de 2012, ya estuvieron en Gibraltar.

El Gobierno español, liderado entonces por el presidente Mariano Rajoy, reaccionó expresando al Gobierno británico, a través de la convocator­ia del entonces embajador Giles Paxman, su “disgusto y malestar” por la visita.

Hasta la fecha, esta nueva visita no ha generado ninguna reacción oficial española, que no se puede descartar que suceda, pero sí ha habido publicacio­nes, en la prensa española, críticas con ella.

Sin embargo, los gobiernos españoles no han mostrado siempre malestar por las visitas reales a Gibraltar. Es el caso de la que este artículo analiza, que, incluso, contó con participac­ión de autoridade­s españolas. Se trata de la visita a Gibraltar del duque de Gloucester entre el 14 al 21 de octubre de 1941.

Este título nobiliario, que data del siglo XIV, aunque ha tenido varias refundacio­nes, recaía entonces en el Príncipe Henry, cuarto hijo del rey Jorge V y hermano de dos reyes del Reino Unido: Eduardo VIII, rey desde el 20 de enero de 1936 hasta diciembre del mismo año, y Jorge

VI, rey desde el 11 de diciembre de 1936 hasta su muerte el 6 de febrero de 1952, que era el padre de la reina Isabel II.

ALGUNAS CORTESÍAS ENTRE ESPAÑA Y GIBRALTAR

La posición española no se ha mantenido inalterada durante tres siglos. Aunque estudiar las relaciones entre las autoridade­s de ambos lados sería objeto de una tesis amplia, podemos destacar algunos ejemplos que ponen de relieve que no siempre se llevaron tan mal. Y, curiosamen­te, algunos de ellos están relacionad­os con visitas reales.

Podríamos resumir, de manera muy superficia­l y poco detallada, que el siglo XVIII fue el de la reivindica­ción militar, el XIX el de las relaciones cordiales y el XX, desde la mitad de la centuria, el de la reivindica­ción diplomátic­a, con diferentes grados de intensidad.

Durante la Guerra de la Independen­cia española se estableció una sólida alianza entre británicos y españoles. Y esto, segurament­e, pudo marcar las relaciones del siglo XIX entre instancias militares y aristocrát­icas a ambos lados de la frontera.

En el caso de Gibraltar, hoy resultará sorprenden­te para muchos que hubiera participac­ión española destacable en visitas reales. Por señalar solo un ejemplo muy señalado, el rey Jorge V visitó Gibraltar en febrero de 1912 y, tal como recoge la prensa de la época, una completa escuadra española compuesta por cinco buques fondeó en el Peñón para recibirle.

Y, a la cabeza de la representa­ción española, estaba el infante Carlos de Borbón-dos Sicilias, que es el bisabuelo del actual rey de España, Felipe VI, abuelo materno de Juan Carlos I.

Este tipo de gestos de cortesía fueron habituales durante el siglo XIX, pero, como vemos, también en las primeras décadas del XX. Y no solo entre ambas casas reales, sino, también, en tiempos de la República.

Está documentad­a la presencia del secretario colonial de Gibraltar en Algeciras el 31 de

Todo demuestra que las relaciones, incluso a nivel militar y político, no fueron tan malas

Próximamen­te se producirá una nueva visita real a Gibraltar, la de los condes de Wessex

octubre de 1933 para recibir al presidente de la República, Niceto Alcalá-zamora, que viajaba a Marruecos junto al ministro de Guerra, Vicente Iranzo Enguita.

Por citar solo otro ejemplo de relaciones fluidas, en 1902, con motivo de la celebració­n del cumpleaños del rey Eduardo VII, los generales españoles Obregón y Chaceló llegaron en un torpedero desde Algeciras. Frente a la Puerta de Tierra, Landport, ofrecieron un desfile en el que participar­on lanceros españoles y una sección de caballería de la Guardia Civil.

Gracias a la búsqueda por palabras, en prensa histórica digitaliza­da se pueden localizar otros muchos ejemplos de pase de revista a las tropas, tanto en el Campo de Gibraltar como en Gibraltar, con presencia de autoridade­s británicas o españolas, en uno u otro lado.

Todo ello demuestra que las relaciones, incluso a nivel militar y político, no fueron tan malas como lo pudiera parecer desde una óptica actual. De hecho, todo lo anterior contrasta con lo sucedido con la visita real a Gibraltar, en la que el Gobierno es

pañol mostró de manera más firme su oposición: la de la reina Isabel II en 1954.

Se contextual­iza en un viaje de presentaci­ón tras el ascenso al trono de Isabel II de más de siete meses junto a su marido, el príncipe Felipe, duque de Edimburgo por los territorio­s de la Mancomunid­ad de Naciones, la Commonweal­th, y cuya última parada antes de regresar a las islas británicas fue Gibraltar.

HIPÓTESIS Y MUESTRA

La principal hipótesis de este trabajo es que la prensa española y británica destacaron la visita del duque de Gloucester a Gibraltar en 1941 en un tono positivo o neutro.

Aunque esto pueda resultar contradict­orio con la política que conocemos que se llevó a cabo durante el Franquismo sobre Gibraltar, consideram­os que, todavía, en esa fecha, no se había desarrolla­do dicha campaña y propagandí­stica. Por tanto, se mantuvo la tendencia de décadas anteriores, cuando las relaciones políticas a ambos lados de la frontera eran relativame­nte fluidas.

La postura epistemoló­gica de esta investigac­ión es la considerac­ión de que los medios de comunicaci­ón son medios socializad­ores, capaces de construir la percepción de la realidad.

La construcci­ón social de la realidad, estudiada, entre otros, por Berger y Luckmann, se realiza, en buena parte, mediante la comunicaci­ón. Tal y como ha expresado Bouza Álvarez, los medios tienen una gran inf luencia sobre qué cosas debemos pensar y de qué manera, algo que consiguen gracias a multitud de mecanismos complejos, muchos de ellos, propios de la profesión periodísti­ca y la edición de los medios, como la selección de temas, su priorizaci­ón o el enfoque editorial.

Como señala Bouza Álvarez, la relación medios/partidos es relevante para los estudios de la construcci­ón mediática de la realidad. Y, en este caso, lo es la relación de los medios con el sistema político del momento.

En resumidas cuentas, es en el contexto de la Segunda Guerra Mundial y el de la posguerra en España, en la que se instauró un régimen dictatoria­l asentado, entre otros pilares, en el control de la prensa.

Este estudio resulta de una revisión hemerográf­ica y supone una descripció­n de las noticias publicadas sobre la visita del duque de Gloucester a Gibraltar, en octubre de 1941, en los siguientes

periódicos: Gibraltar Chronicle,

The Times, ABC y Sur. Para no prodigarno­s en exceso, en una exposición sobre cada uno de los medios, simplement­e esbozaremo­s algunas líneas sobre ellos.

Gibraltar Chronicle: Periódico fundado en 1801, y que en 1941 se publicaba con periodicid­ad diaria, a excepción de los domingos. Tenía entre 4 y 6 páginas. En esas fechas, era el periódico oficial de la fortaleza militar, tal y como indica Langa Nuño, y estaba bajo control gubernamen­tal, más en concreto, de las autoridade­s coloniales británicas.

The Times: Fundado en 1785 y con una circulació­n de unos 200.000 ejemplares diarios en 1939, el Times era considerad­o un periódico serio o de referencia, frente a otros medios más populares británicos y con carácter sensaciona­lista. Pizarroso Quintero diferencia los medios entre “prensa de élite” y “popular” e incluye al Times en la primera categoría.

ABC: La prensa española, durante los primeros años del Franquismo, estuvo controlada por diferentes fórmulas de censura. Así lo señala Barrera, quien añade que existían modelos de control y dirigismo informativ­o. Esto es compartido por todos los medios españoles. ABC nació en 1903 y, tradiciona­lmente, fue un medio conservado­r y monárquico. Durante la Segunda Guerra Mundial, en ABC se publicaron las consignas oficiales del Gobierno franquista. Así lo describe Fuentes y Sebastián: “todo vestigio de opinión pública (fue eliminado), sustituido por una monolítica verdad oficial creada a base de censura y de consignas”. Por lo tanto, durante la contienda, el periódico publicó las ideas que directamen­te eran orquestada­s desde los ministerio­s españoles. Según apunta Langa Nuño, en febrero de 1939 tenía una tirada de 130.000 ejemplares, aunque se refiere a los de la edición de Sevilla, que era la que se distribuía en la España sublevada.

Sur: Periódico malagueño fundado en 1937, como uno de los medios de la llamada prensa del Movimiento. En 1945, tenía una difusión de unos 8.000 ejemplares diarios.

En investigac­iones sobre prensa suelen realizarse análisis cuantitati­vos, empleando la técnica del análisis de contenido, que permiten

Hoy sorprender­á que hubiera participac­ión española destacable en visitas reales

Jorge V visitó Gibraltar en febrero de 1912 y estaba el infante Carlos de Borbón-dos Sicilias

obtener datos objetivos sobre la cobertura mediática de un acontecimi­ento. Este tipo de técnicas suelen emplearse al estudiar un volumen de noticias mayor que el abordado en este artículo, ya que se requiere de muestras amplias que ofrezcan resultados estadístic­os significat­ivos.

Además, no consideram­os que sea especialme­nte útil para este caso, al no poder establecer­se un seguimient­o a lo largo del tiempo de una serie de temas, por ejemplo los relativos a Gibraltar en varios periódicos.

Por este motivo, se ha optado por un enfoque cualitativ­o y descriptiv­o, y no se ofrecerán detalles estadístic­os sobre la cobertura realizada por cada medio. Excede de la extensión de este artículo y de los objetivos marcados un análisis más detallado que pudiera relacionar la retórica Franquista sobre Gibraltar con este acontecimi­ento.

Pero este estudio pretende formar parte de un corpus más amplio que permita abordar la comprensió­n de la creación de un discurso español sobre Gibraltar, en especial, a partir de 1954, pero en el que, necesariam­ente, habrá que abordar eventos anteriores.

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Vistas de Gibraltar desde La Línea.
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Visita de Isabel II a Gibraltar.
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 ?? ?? El infante don Carlos y su mujer la princesa Ana de Orleans.
El infante don Carlos y su mujer la princesa Ana de Orleans.
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El Príncipe Henry.

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