El Covid persistente, la herencia que la pandemia ha dejado tras de sí
● Niebla mental, fatiga y dificultades respiratorias de forma prolongada son algunos síntomas del Long Covid, mucho más presente entre las mujeres
su calidad de vida y en su forma de poder afrontar la enfermedad, porque cuantas más visitas y pruebas hay, más incertidumbre y tiempo se consumen, e intentamos dirigirlo de la mejor manera posible”, valoran las doctoras.
“Nosotros vemos a gente derivada a la Unidad Post-covid sobre todo de las primeras olas. Viene gente de infecciones recientes, pero no tanta. En este sentido, la vacunación ha sido clave, porque ha ayudado a que los síntomas no sean tan potentes”, han destacado González y Jiménez.
Ésta es una de los principales características del Long Covid: el tiempo. No es fácil estimar cuándo una persona va a poder hacer vida normal y cuándo va a poder recibir el alta. Y es que hay pacientes que, incluso dos años después de contagiarse, siguen con problemas. “Es verdad que hay bastantes pacientes con síntomas después de seis meses, pero se vuelven a incorporar a su vida con normalidad. El plazo es según la persona, pero entre 9 y 12 meses después de la infección se vuelve a la vida normal de forma paulatina. Es un proceso largo y que varía según la persona, por lo que no podemos tratarlo con una fecha tope de recuperación”, avisan desde la unidad sanitaria.
Los problemas neurológicos son los que más aparecen entre los pacientes con Covid persistente.
Los problemas neurológicos son los más comunes entre estos pacientes
Déficit de memoria, problemas de lenguaje o niebla mental son los más habituales, pero no los únicos. Algunos de los síntomas que mantienen los pacientes de Long Covid son febrícula, dolor de cabeza, astenia, dificultad para concentrarse, pérdida del gusto y el olfato, alteraciones del estado de ánimo, fallos de memoria, tos, sensación de falta de aire, diarrea, pérdida de apetito, dolor abdominal, erupciones, caída del pelo, debilidad en las uñas, dificultad para tragar, pitidos en los oídos, ojos secos o conjuntivitis y palpitaciones.
“Que después de dos años tengas esas limitaciones a la hora de hacer tu vida o trabajar, sobre todo en gente joven, frustra mucho, porque tu calidad de vida está mermada. Cuando tienes unas aspiraciones, unas responsabilidades laborales, una familia, y no puedes volver a incorporarte a ella al mismo ritmo que antes, es frustrante y estresante. Los trastornos del ánimo derivados de esto ya son la gota que colma el vaso y son difíciles de manejar”, comentan las médicas de la unidad Post-covid.
Por la consulta de la primera planta de Doctor Olóriz pasan personas con Long Covid que están cansadas de su situación y de no poder volver a encontrarse como antes de la infección. En el perfil predominante destaca una clave: la gran mayoría son mujeres. “Los hombres sufren más en los momentos de la infección, cuando el Covid-19 ataca al pulmón. Se ha comprobado en
por el momento no existe una receta probada ni un medicamento que elimine los síntomas. “Hay que vivir con ello y confiar en que se pasará. Ayuda mucho el ejercicio físico, sea cual sea. Hay mucha investigación sobre el tema pero pocas conclusiones, ya que se trabaja conforme se desarrolla la enfermedad. Y es recomendable vacunarse contra la gripe y el neumococo”, explican las médicas González y Jiménez.
Una muestra de cómo ayuda el ejercicio físico es otra paciente de la Unidad, Inma Villanueva. Esta joven fisioterapeuta que era muy activa antes de contagiarse y desarrollar el Covid persistente ha mejorado mucho con una rutina de gimnasio y yoga en casa.
“He conseguido mejorar de la niebla mental gracias a ser activa, pero sigo aún con problemas. Necesito un audífono, me han salido problemas articulares, se me cae el pelo, dermatitis en las manos y tengo dificultad para respirar”, explica la paciente.
Como muchos otros afectados, esta joven se muestra “harta” de vivir con el Long Covid, pero sabe de la dificultad de una enfermedad compleja y que se investiga sobre la marcha. Está esperanzada en volver a recuperar sus habilidades previas a la pandemia.
Sobre el futuro de esta enfermedad de secuelas tan nueva como el propio Covid-19 y sobre cómo será el desarrollo de la misma, Beatriz Jiménez y María Victoria González aseguran que habrá que ir comprobándolo con el paso de los años y probando diferentes tratamientos.
“En algunas epidemias previas con infecciones de virus del tipo coronavirus, hay gente que incluso 15 años después se ha comprobado que tienen estos problemas y secuelas. Esto no era algo tan inesperado que pudiera darse con el Sars-cov-2, pero se creía que la enfermedad afectaba sobre todo al pulmón, y se ha comprobado que no. La gravedad es del aparato respiratorio en el momento de la infección, pero luego pueden aparecer síntomas de otra índole que limitan al paciente”, han concluido.
Darwin estableció que era necesario adaptarse para garantizar la supervivencia, y es lo que intentan hacer quienes sufren Covid persistente. Cada paciente con sus circunstancias, sus síntomas y su experiencia, busca adaptarse a una vida que ya no es la que era. Un esfuerzo titánico como consecuencia de un ciclón en forma de virus que llegó hace casi tres años y cambió nuestra vida para siempre.
Los expertos recomiendan vacunarse contra la gripe y el neumococo