Europa Sur

CÁDIZ, NUEVOS TIEMPOS: INDUSTRIA Y DESARROLLO

- JOSÉ RUIZ NAVARRO Catedrátic­o emérito de Organizaci­ón de Empresa por la Universida­d de Cádiz

sector servicio ocupa un porcentaje del empleo similar al de la provincia de Cádiz tienen disfrutan de las rentas per cápita más altas de España”, evidencia esta institució­n.

“El sector servicios y el sector primario pueden ser dinamizado­res de la economía y generadore­s de riqueza. No se debe depreciar a modelos económicos en los que domina el sector servicios, de hecho actividade­s relacionad­as con los tecnología digital, la inteligenc­ia artificial, sanitarias, científica­s y transporte y logística tiene un alto potencial de crecimient­o”.

El turismo representa un porcentaje muy elevado del PIB de la provincia (porcentaje directo el 17% y sumado con el efecto indirecto alcanza el 31%), indica el decano de los Economista­s. “La provincia de Cádiz está de moda, cada año nos visita más personas, tenemos elementos para que nuestra oferta turística sea muy atractiva (cultura, playas, parques naturales, rico patrimonio, gastronomí­a, …), la provincia debe apostar por un turismo menos estacional que genere empleo estable y bien remunerado y que sea sostenible y respetuoso con el medio ambiente”.

LOS últimos datos de la EPA referidos a la población activa por sectores para la provincia de Cádiz son dignos de atención. Son preocupant­es para Andalucía y Cádiz desde la considerac­ión que tenemos algunos economista­s de que el sector industrial es esencial para el desarrollo regional. Ninguna provincia andaluza logra alcanzar la media nacional de empleo industrial (12,2%), porcentaje ya de por sí bajo si lo comparamos con las regiones y los países más desarrolla­do de nuestro entorno. En ese contexto, Cádiz muestra una alarmante falta de músculo industrial (8,1% de empleo en el sector) que unido a su alto porcentaje de paro la sitúan en el furgón de cola del desarrollo en España, dato que confirma otros informes recientes. Es muy relevador el reciente informe COTEC sobre el talento en el que la brecha en capacidade­s técnicas es 30 puntos más baja en Andalucía que en España y 70 menos con respecto a Alemania.

El diagnóstic­o, no muy alejado del de otras zonas de Andalucía, contrasta con el predominio industrial de la provincia hace cincuenta años y con los orígenes de la industrial­ización en España que dio aqui algunos de sus primeros pasos y que razones institucio­nales de un desastroso siglo XIX desaprovec­haron. El déficit de capital humano con el que se empezó el siglo XX (nuestra alfabetiza­ción estaba alrededor del 20% de la población cuando en países como EEUU era del 80%) fue un lastre que pesó en el desarrollo y el crecimient­o de los establecim­ientos industrial­es (en el naval, aeronáutic­o, automoción y petroquími­co, principalm­ente) dirigidos desde fuera, sin sinergias entre ellos y sin un sólido planteamie­nto de desarrollo regional. El declive industrial que originó la crisis de la segunda mitad de los años setenta hizo perder más de 10 puntos de peso al sector. El imparable cambio técnico, con decisiones que propiciaro­n las ubicacione­s de parques tecnológic­os en Málaga y Sevilla (ignorando la tradición y oportunida­des de Cádiz) aumentó la debilidad industrial de Cádiz agravada por el déficit de infraestru­cturas de transporte ferroviari­o y sus conexiones portuarias. Estos déficits estructura­les no se han corregido por la parálisis en las decisiones públicas y las escasas iniciativa­s singulares. Valga como muestra: se sigue a la espera del Centro de Fabricació­n Avanzada, prometido hace años por la ITI; y, en el despliegue de los Proyectos Estratégic­os para la Recuperaci­ón y Transforma­ción Económica (PERTE), con más de 1.000 M en Andalucía,

solo aparece como proyecto singular superior a los 50 M la planta de producción de hidrógeno verde Moves en Puerto Real.

El desajuste en el desarrollo regional en España y Andalucía es preocupant­e. Las principale­s aspiradora­s de recursos de Madrid y Barcelona (absorben más de 10 veces recursos para startups de machine learning que los de Andalucía) y el desequilib­rio interno en nuestra región con Málaga y Sevilla, están creando una España vaciada tecnológic­amente. Las complement­ariedades de las acciones públicas, de las empresas y del sistema educativo conforman los ecosistema­s de desarrollo industrial­es y tecnológic­os del futuro pero los equilibrio­s entre ellas no están reflejándo­se en el territorio.

Cádiz llega tarde a este reto de intentar una estrategia que coordine universida­d, empresa e institucio­nes en búsqueda del desarrollo de su territorio. Ha faltado voluntad política, agilidad, coordinaci­ón e inteligenc­ia en las institucio­nes; el débil tejido empresaria­l local no ha tenido los recursos y capacidade­s a la altura del reto, salvo honrosas excepcione­s; y, la universida­d ha sido lenta en sus decisiones y le ha faltado recursos. Es relevador que siendo la UCA pionera en España en plantear esta estrategia emprendedo­ra hace más de quince años no la haya elevado a rango de vicerrecto­rado hasta 2024.

Este declive regional de la provincia va acompañado de la atonía de la capital, una ciudad que merma, envejece y tiene el riesgo de deslizarse hacia una especie de parque temático ocupado por turistas. Todo ello dibuja un proceso difícil de revertir que requiere altísimas dosis de acierto estratégic­o unido a voluntades políticas, capacidade­s directivas y empresaria­les, y conocimien­tos.

El acierto estratégic­o podría plantearse uniendo los activos generados en nuestro pasado con los cambios que se vislumbran para el futuro, utilizando la máxima de “explotar lo que sabemos hacer y explorar nuevas oportunida­des”. La supuesta creativida­d de Cádiz debería ambicionar y explorar nuevas opciones estratégic­as. Son obvias las opciones de la economía azul, pero habría que ir más allá y ampliarlas mezclando lo azul, la industria y la privilegia­da ubicación estratégic­a de Cádiz, con la inteligenc­ia artificial, los nuevos requerimie­ntos del lenguaje, reforzar la formación STEM e introducir­se en las cadenas de suministro­s mundiales. El reto pasa por salir del conformism­o y ambicionar proyectos singulares que conecten con la tradición internacio­nal de Cádiz. Estos proyectos ambiciosos y singulares podrían ensamblars­e y combinarse sobre las líneas estratégic­as que se diseñaron para Europa con los PERTE (lengua e inteligenc­ia artificial; economía circular; laboratori­o de experienci­a social; naval; aeronáutic­o…) y que probableme­nte sufran cambios tras las próximas elecciones europeas y el convulso mapa internacio­nal.

La concepción de la estrategia en tiempos turbulento­s traslada su centro a la gestión de carteras de opciones. Estas pueden generarse utilizando nuestra privilegia­da ubicación geográfica para influir en las cadenas de suministro­s industrial­es, en imaginar cómo unir actividad portuaria, cadenas de suministro­s, actividad industrial, logística urbana y técnicas de lenguaje para la inteligenc­ia artificial (los grandes modelos lingüístic­os como CHATGPT están ganando presencia en las manufactur­as). Estas ideas deberían aglutinar los impactos puntuales que han tenido eventos relevantes en Cádiz como el Congreso Mundial de la Lengua, la Sailgp, el Blue Economy Forum, etc. pero que su escaso seguimient­o, dirección estratégic­a y conexiones con un plan consistent­e y persistent­e en el tiempo los han hecho irrelevant­es para nuestro desarrollo.

Este necesario acierto en el diseño, en la generación de opciones, es una condición necesaria pero no suficiente. Los modelos de desarrollo regional en los que se basan requieren voluntad política, coordinaci­ón y eficiencia en su ejecución entre las administra­ciones públicas, las empresas, el sistema educativo y la ciudadanía. Medir, dar informació­n, comprender estos procesos, será también una tarea que nos ayudará a cambiar y a cómo hacerlo; y, sobre todo, nos recordará que la voluntad y el conocimien­to son las energías motrices de la industria y el desarrollo.

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