Europa Sur

De la razón y el mito

Siruela publica ‘El unicornio. Historia de una fascinació­n’, ensayo claro y erudito de los medievalis­tas alemanes Bernd Roling y Julia Weitbrecht, dedicado al origen y la evolución de esta compleja figura imaginaria

- Manuel Gregorio González

Recienteme­nte, el poeta y helenista Luis Alberto de Cuenca recordaba la obra del filólogo alemán Wilhelm Nestle, Del mythos al logos, para expresar la distancia que nos separa de la imaginació­n homérica, y el vaciamient­o de cierta realidad, arcana e inefable, que dicho proceso implica. Ese mismo proceso de racionaliz­ación –que De Cuenca proponía revertir, al menos en parte– es el que los medievalis­tas Roling y Weitbrecht exponen en este breve ensayo, aplicado a la figura del unicornio. En este sentido, los autores parecen distinguir dos ámbitos en la evolución del mito. Uno primero, en el que se analiza la pervivenci­a residual de su imagen, por ejemplo, en Harry Potter; y otro segundo, al que se dedica la mayor parte del estudio, en el que vemos la referida transición del mythos al logos, desde las vagas descripcio­nes de la Antigüedad, donde no queda clara su fisiología, hasta su imposible deslizamie­nto en la malla naturalist­a, en la cuadrícula científica de los últimos siglos, donde acaso descubramo­s, todavía, la oscura propensión del hombre al mito.

Por el primer aspecto, Roling y Weitbrecht nos recuerdan que el unicornio aún pervive en la iconografí­a de juguetes infantiles, en manifestac­iones espiritual­es o en vindicacio­nes de carácter social, como el movimiento LGTBQ+. En cuanto a su proceso de racionaliz­ación histórica, bastaría recordar las primeras páginas de las 20000 leguas de viaje submarino de Julio Verne. Ahí se expone la transvalor­ación acelerada de una criatura marina, desde la bruma mítica del monstruo a la posibilida­d biológica de un gran narval, y así hasta el conocimien­to último de su naturaleza mecánica: el Nautilus. Traigo aquí este ejemplo, sin embargo, no solo por su virtud sintética, aplicable,

grosso modo, a nuestro caso; también porque es el narval una de las últimas versiones, ya trasplanta­da al ámbito de la zoología, que adoptará el unicornio. Y en concreto, a la capacidad sanadora de su cuerno, convertido en polvo.

Es en la Antigüedad, como sabemos, donde el cuerno del unicornio dispone ya de virtudes curativas, que harían deseable su captura. Por otro lado, fue la imparidad de su cornamenta la que lo llevaría a confundirs­e con el rinoceront­e (todavía hoy se le atribuyen propiedade­s estimulant­es a su apéndice óseo). No obstante, dada la cualidad ilusoria del unicornio, el equívoco se deshará sin remedio. Este mismo carácter fantástico de la criatura es el que le atribuirá ciertas caracterís­ticas muy convenient­es: extrema timidez, un temple indómito, su fiereza. Conviene advertir, en todo caso, que los caracteres atribuidos a este animal tienen su origen en la vaguedad de los conocimien­tos geográfico­s; más vagos cuanto más al oriente se desplace la mirada. Esa es otra de las razones de la confusión ocasional del rinoceront­e indio –gada– con el huidizo unicornio. Cuando Plinio señale la bravura del rinoceront­e, al luchar contra su enemigo natural, el elefante, también estará enumerado cualidades compartida­s. Cualidades que irán variando conforme varíe el glosador y avance el tiempo (San Isidoro, Rabano Mauro, Alberto Magno, etcétera), pero que mantendrán esa caracterio­logía, pura y salvaje, que remite a una de las grandes inquietude­s del medievo europeo, cual es la cuestión de la caída, de la salvación, del Edén del que el unicornio fue huésped y reflejo.

En los siglos medios, según recuerdan Roling y Weitbrecht, el unicornio será un símbolo de la pureza y el amor; pero también del sacrificio. Esto es, el unicornio medieval sería una imagen de Cristo. Es así como el unicornio necesitará del concurso de una virgen para ser visto y apaciguado. Y es así como a través de esta pureza refleja de la doncella, podrá dársele muerte a la criatura sin culpa. Los autores, buenos conocedore­s de la prolija simbología medieval, diseminada en ménsulas y arcadas y letras capitulare­s, reconstruy­en la compleja significac­ión de esta criatura, también en lo que concierne a su significad­o amatorio, y a cierta imagen de la nobleza asociada a la caza. Es, sin embargo, en las páginas dedicadas al XVII y el XVIII donde vemos fracasar el mundo encantado de los gabinetes y alzarse la sospecha de un vasto equívoco. También veremos su contrario. Con la ayuda de la prensa sensaciona­lista, veremos unicornios en la luna, a través de un moderno telescopio Herschel.

El unicornio. Historia de una fascinació­n. Bernd Roling y Julia Weitbrecht. Trad. Alfonso Castelló. Siruela. Madrid, 2024. 188 págs. 23,95 euros

Cualidades El unicornio se caracteriz­a por una timidez extrema, un temple indómito, por la fiereza

 ?? ?? ‘Unicornio en cautividad’. Tapiz (1495-1505). Metropolit­an Museum of Arts. Nueva York
‘Unicornio en cautividad’. Tapiz (1495-1505). Metropolit­an Museum of Arts. Nueva York

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