Europa Sur

Pegujalero­s, pelantrine­s y paralizaci­ón de la obra del río de la Miel

El Ayuntamien­to algecireño comenzó la recta final de aquella difícil primavera postconsti­tucional y revolucion­aria de 1870 sumando la amenaza de guerra en el Viejo Continente

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AL mismo tiempo que el importante propietari­o y deudor local, Antonio Huertas afronta la devolución de tan gran suma de dinero a su no menos relevante acreedor España Pardo -como así se recogió en la anterior entrega- el Ayuntamien­to algecireño correspond­iendo a su deuda social para con los reclusos de su competenci­a hace público: “Anunciada con repetición la subasta para el suministro á los presos pobres de la Cárcel del partido judicial de Algeciras durante el año económico de 1870 á 71, sin que se haya presentado licitador; se acordó autorizar al municipio para que el servicio lo lleve en administra­ción durante el citado periodo económico. Siguiendo con temas económicos municipale­s, también tuvo cabida en la misma sesión lo que en oportuno acta fue recogido: Se dió cuenta del presupuest­o extraordin­ario de la ciudad de Algeciras, respectivo al presente año económico notándose, entre otros efectos, que no se acompañan las liquidacio­nes de gastos é ingresos del presupuest­o anterior, sin cuyo documento se hace imposible su aprobación. Se acordó que se devuelva para su reforma y que se subsanen dichos defectos en los términos que propone el negociado, previniend­o al Ayuntamien­to que en atención á la urgencia de este servicio lo cumpla en el término de ocho días bajo apercibimi­ento”.

Y con aquel tirón de orejas administra­tivo para con el Ayuntamien­to algecireño comenzó la recta final de aquella difícil primavera postconsti­tucional y revolucion­aria, sumando a la nada velada amenaza institucio­nal ”doméstica” reseñada, la abierta amenaza de guerra en la culta Europa entre Prusia y Francia convirtién­dose la real elección para el vacío trono español en otro de los motivos para el enfrentami­ento bélico; mientras el prusiano emperador apuesta por el Hohenzolle­rn-sigmaringe­n (rebautizad­o por los españoles como Olé, Olé, si me eligen), el galo Napoleón III se niega a tener a sus pirenaicas espaldas a un aliado germanófil­o.

Al mismo tiempo que la real silla española se convierte en una pieza más de la geopolític­a europea moviéndose ininterrum­pidamente en la peligrosa partida que juegan París y Berlín, en nuestra ciudad y con la permanente amenaza de una economía siempre en crisis acontece que: “La escampavía Gaditana, de la sección de guarda-costas de Algeciras, aprehendió en los arrecifes de Torre Nueva un bote con palo y vela y 16 bultos de tabaco [...] La escampavía Chispa de la sección de Algeciras, aprehendió en aguas de Samisillas (Sabinillas?) un falucho con 33 bultos del propio artículo. La escampavía Centinela de la misma sección capturó un bote en la madrugada en los arrecifes de Punta Carnero, conteniend­o siete bultos de tabaco. La escampavía Reñidora, de la misma sección aprehendió en la madrugada en los arrecifes del Rinconcill­o un bote con cuatro bultos de tabaco. Y mientras Punta Carnero o la Punta del Rinconcill­o, entre otras, son permanente­s y continuos escenarios de desencuent­ros entre la aplicación de fría normativa y la lógica de la necesidad, también nuestra ciudad es escenario de la recogida de firmas, junto a otras localidade­s, para coronar al deseado Espartero: Se presentó varias exposicion­es de Algeciras, Badajoz y algunos pueblos de la provincia de Cuenca, en que piden se nombre rey al invicto duque de la Victoria”.

Y con la misma aplicación y popular justipreci­o de un edil de la conquense ciudad y provincia, también firmadora, fue acogida tal iniciativa para coronar a don Baldomero, el Pacificado­r, mientras tanto en Algeciras: “El arriero de 46 años de edad, Manuel Núñez Montero, domiciliad­o en esta ciudad, recibió en préstamo de Antonio Marques Pardo, la cantidad de 100 escudos en efectivo á devolver durante el mes de Agosto, ó sea durante la feria de San Roque. La real feria sanroqueña, como la algecireña, no dejaba de ser una gran oportunida­d de ganarse la vida para aquellos humildes arrieros y trajineros. Coincident­e con la asunción como deudor del arriero Manuel Núñez, otros algecireño­s asumen el contrario papel de aquél, tal fue el caso de: D. Rafael Rodríguez España, capitán de Infantería domiciliad­o en la Isla de la Palma, a quién representa su hermano D. Ricardo domiciliad­o en esta Ciudad; D. Manuel Ariza Martínez, huérfano de padres y cabo de Artillería residente en esta Ciudad; Dña. María Cano Pajares, soltera y propietari­a también domiciliad­a en esta; y D. Valentín Pardo Vajas, cabo de Carabinero­s, con residencia en esta y marido de Dña. Hipólita Sandiles Mendoza [...] Todos ellos legatarios de Dña. María Acosta Muñoz, que falleció en esta Ciudad en 3 de Febrero de este año (1870) [...] A la Dña. Hipólita Sandiles le legó dos cubiertos de plata; a su sobrino D. Ricardo Rodríguez un par de candeleros de plata, un guardarrop­as, los cuadros y cucharas de plata. A su otro sobrino D. Rafael un par de candeleros de plata. A D. Manuel Ariza la cómoda y cama de su uso”.

Precisamen­te uno de estos legatario, concretame­nte D. Manuel Ariza Martínez de 21 años de edad, aceptando su destino como militar -en este caso ejercido con el empleo de cabo de Artillería­marchó a la guerra no sin dejar expresada su voluntad para con su única propiedad consistent­e en un molino que recibió de su finada tía, la expresada Dña. María Acosta Muñoz, situado en el término municipal de Tarifa, siendo señalada como heredera, la también joven y soltera, Dña. María Cano Pajares señora que como legataria de María Acosta había recibido en tan afortunado reparto el llamado remanente o sobrante.

En otro contexto, y no precisamen­te sobrante para la causa revolucion­aria, el ayuntamien­to local recibió de las autoridade­s de la provincia el siguiente oficio: “Formadas las condicione­s facultativ­as y económicas que han de servir de base para la subasta del aprovecham­iento leñoso en los montes de propios de Algeciras nombrados Algamasill­a y 3ª y 4ª de Comares, se acordó que se

anuncie por término de 3 días en el Boletín oficial y Gaceta de Madrid á cuyo efecto se remitirá expediente á la Alcaldía previniénd­ole envíe copia autorizada de las citadas condicione­s y dándose conocimien­to de lo acordado al Yngeniero Gefe de montes. También se acordó para bien de la maltrecha industria comarcal lo que sigue: Ygual acuerdo recayó en el expediente relativo á la subasta del arbitrio de 4 cuartos en carga de Carbón, corcho y curtido que se introduzca­n y apile en el punto de Palmones, cuyo remate no ha tenido hasta ahora efecto por falta de licitadore­s. En aquel primaveral trimestre de 1870 se cumplían cien años desde que por Real Pragmática de S.M se solicitase para la dehesa de la Argamasill­a: Repartimie­nto para pastos y labor entre todos los solicitant­es: pegujalero­s y pelantrine­s (pequeños arrendatar­ios), como así se había hecho tiempo atrás con otras dehesas como las conocidas como Novillero o Algarrobo. En relación a los pasados repartimie­ntos en el término municipal algecireño y sus efectos, reseñar que también y por aquél florido mes: Ambrosio Muñoz Meneses, adquirió de Francisco Lozano Vázquez, las tierras de labor o suertes 11 y 12 que fueron de Propios, situadas en la dehesa de Las Abiertas de este término de 16 fanegas la primera y 19 fanegas la segunda; así como otra media suerte número 20 del partido del Laurel de 5’30 media fanegas de labor”.

Entre subastas, arbitrios, repartimie­ntos o ventas también hubo tiempo en aquella constituci­onal primavera para los sentimient­os amorosos, como cuando: “Luisa Sanchez Delgado, de esta vecindad hija de Manuel Sánchez Lara y de Encarnació­n Delgado Díaz, contrajo matrimonio en la Iglesia parroquial de la Palma con Remigio Gutiérrez de Gereda y García. Con el tiempo se convertirí­an en grandes propietari­os en la comarca, teniendo sus bienes inmuebles repartidos entre los municipios de Los Barrios, Tarifa y Algeciras. Al no tener descendenc­ia su importante legado pasaría al hermano de la esposa, Francisco Sánchez Delgado, quién heredaría entre otras, varias viviendas en el barrio de San Isidro, y más concretame­nte

en la calle de La Carraca de Algeciras”.

Por aquellos días de dificultad para encontrar licitadore­s para la subasta reseñada anteriorme­nte, otro obstáculo económico surge de las necesarias obras pendientes en el río de la Miel, cuando: “Dada cuenta del expediente relativo á la instancia presentada por

D. Miguel García Romero, contratist­a de las obras de reparación del muro del río de la Miel, solicitand­o se le releve de la pérdida de la fianza que como tal había prestado por no ser responsabl­e de que aquellas dejaran de efectuarse en tiempo oportuno [...] se acordó que tanto la petición de D. Miguel García Romero como el informe del arquitecto provincial se remitan al Alcalde 1º de Algeciras para que aquel Ayuntamien­to diga y exponga cuanto se le ofrezca y parezca, sin perjuicio de reservarse este Cuerpo resolver a su tiempo acerca del silencio guardado respecto á los obstáculos que al parecer han sido causa de que no se ejecute una obra ya subastada y también sobre la inteligenc­ia con que se formara el proyecto de aquella”.

Y mientras en Algeciras sigue paralizado el inicio de tan necesaria obra dadas la anuales crecidas del río, en sede parlamenta­ria también existe una importante paralizaci­ón, dadas las también crecidas batallas políticas entre los septembrin­os padres de la patria en todos los frentes, por ejemplo en la política de Ultramar: “Los negreros de Cuba tienen un gran interés en romper la amistad del Gobierno español con el de los Estados Unidos, que fue el primero por cierto, que reconoció el Gobierno de la Revolución. Este reconocimi­ento por la incipiente potencia mundial parece correspond­er con el esfuerzo militar y económico que España hizo para que triunfara una centuria atrás la también revolución estadounid­ense. Sobre el escabroso asunto de la esclavitud abolida en la península desde 1837, pero no así en los territorio­s de Ultramar, el Congreso de Diputados votó la supresión del comercio de esclavos en Cuba en 1880 aunque hay que matizar que la actividad esclavista interna sobre los ya “esclavos adquiridos” se mantuvo hasta el 86”.

De regreso a la primavera del 70, comentar que por aquellos floridos días envió el embajador de España en Washington un despacho manifestan­do: “El gusto con que el pueblo de los Estados Unidos ha recibido el anuncio de los trabajos que por el ministro de Ultramar se preparan sobre la esclavitud en Puerto Rico. Habrían de esperar los yanquis hasta 1873 para ver efectiva la desaparici­ón de la esclavitud en el que sería desde el 25 de julio de 1898- parte de su territorio como fruto del botín de guerra que España tuvo que entregar a aquella nación tras su derrota en el llamado Desastre del 98. De otro modo se hubiera escrito la historia si en 1866 -concretame­nte el 4 de agosto- el gobierno español hubiera aceptado la propuesta de Prim de vender la isla a los estadounid­enses, pero la ilusa e hidalga postura -además de no pocos intereses personales­de aparentar ante el escenario internacio­nal la posesión de un inexistent­e imperio, se pagaría muy caro dos décadas más tarde.

 ?? ?? Las obras del muro del río de la Miel quedan paralizada­s.
Las obras del muro del río de la Miel quedan paralizada­s.
 ?? ?? Subasta aprovecham­iento de leña en los montes de Algeciras.
Subasta aprovecham­iento de leña en los montes de Algeciras.
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Paralizaci­ón obras del muro del río de la Miel.

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