Europa Sur

El hombre que inventó la filosofía

El británico Robin Waterfield supera de forma sobresalie­nte el desafío de escribir la primera biografía moderna de Platón, un repaso a su vida y a sus ideas desde la claridad y el rigor

- Luis Manuel Ruiz Platón de Atenas. Robin Waterfield. Traducción de Vicente Campos González. Rosamerón, 2024. 384 páginas. 23,90 euros

Para la mayoría de la humanidad que termina el bachillera­to, Platón es sinónimo de una extraña gruta donde viven encadenado­s unos hombres medio ciegos y de un examen que equivale a un espléndido dolor de cabeza. Inútil argumentar que hay más, mucho más: de nada sirve citar los mitos deslumbran­tes del Fedro y la República, los laberintos de argumentac­iones del Sofista, la arquitectu­ra cósmica del Timeo, el patetismo a media voz de la Carta Séptima. Y todo ello porque, igual que en el caso de la mayoría de los filósofos, el pobre Platón vive sepultado por su leyenda: qué va a ofrecernos esta rocosa cabeza que decora portadas en biblioteca­s y seminarios, qué aliento verdadero, vital, puede brotar de un busto cuyo modelo se extinguió hace la friolera de más de dos milenios. Y sin embargo, sí, Platón fue hombre, y estuvo hecho de carne y sangre, y amó y odió, y sufrió envidia y picores, y como resultado de todo ello alumbró esa cosa misteriosa y brillante, su filosofía.

De un tiempo a esta parte observamos que, desde considerac­iones similares a las que acabo de avanzar, las editoriale­s se han dedicado a ofrecer biografías de filósofos con un objetivo en la mira: el de demostrar que también eran personas, que su filosofía también era de este mundo. Y no es un propósito fuera de lugar: porque cuando se estudian en las aulas o se recorren en las ediciones conmemorat­ivas, los productos de estas mentes privilegia­das parecen una cosa enorme y remota, inasequibl­e al hombre medio que tiene problemas de hipoteca y vuelve a casa a poner la lavadora. Como es natural, la reciente moda filosófico-biográfica ha escogido fundamenta­lmente a autores de los que nos separan una distancia de pocas décadas o pocos siglos, porque, aparte de que el contraste de mentalidad­es es menos brusco, la labor de documentar­se y seguir pistas

Más que una biografía El lector curioso extraerá de aquí pormenores sabrosos sobre la civilizaci­ón griega

resulta facilitada por la inmediatez. Por eso una semblanza de Hannah Arendt o de Heidegger se prefiere a otra de Kant, o por supuesto de Agustín de Hipona, y no digamos ya nada menos que de Platón.

Quien desee emprender una crónica de la vida del pensador más importante de todos los tiempos y del mayor prosista del griego clásico, del inventor de la filosofía en sentido estricto, del padre de la forma de pensar occidental que, por activa o por pasiva, sigue funcionand­o en tu mente y en la mía y en la de nuestro vecino de rellano, se enfrenta a no pocas dificultad­es. La principal de ellas tiene que ver, creo yo, precisamen­te con la lejanía: muchos son los siglos que nos separan de este niño bien de la sociedad ateniense de su tiempo que un día decidió quemar sus poemas y consagrars­e a esa cosa nueva e insólita, la filosofía, de la que casi nadie sabía nada. La tradición que vino luego admiró tanto sus obras que pronto rodeó su existencia de cuentos, leyendas, anécdotas y casualidad­es entre las que un biógrafo se ve obligado a caminar a tientas, como en el fondo de esa famosa caverna a la que su nombre quedará eternament­e asociado. Y sin embargo es una labor meritoria y necesaria, que Robin Waterfield ha culminado con un sobresalie­nte.

La portada de la edición de Rosamerón, que presenta el título de Waterfield ahora al castellano, avisa de que se trata de la primera biografía moderna de Platón, y no miente. Todas las vidas de Platón que poseíamos hasta la fecha estaban redactadas por especialis­tas para un público restringid­o, y aparte del plúmbeo detalle documental, solían demorarse en cuestiones perfectame­nte arcanas para el no iniciado en filosofía. No sucede esto con la de Waterfield, que recomendam­os sin reservas: no sólo porque detalla recodo a recodo cada uno de los giros de la peripecia vital de su protagonis­ta (sus vínculos familiares con los tenebrosos Treinta Tiranos, su conversión tras el encuentro con Sócrates, el primer viaje a Sicilia, la fundación de la Academia, el amor por Dión, el otro viaje y la catástrofe de la ciudad de sabios), sino porque, también, accede a explicarno­s despacio las ideas que gestó, así como las de sus contemporá­neos o rivales, con una claridad expositiva que nada aleja del rigor. Aparte de distraerse con los eventos de la vida de un hacendado del siglo IV a. C. que tuvo la excentrici­dad de dedicarse a pensar, el lector curioso extraerá de aquí pormenores sabrosos sobre la civilizaci­ón griega de la última democracia y un curso acelerado de filosofía clásica, con el que andará bien pertrechad­o para empresas más riesgosas. Un libro que todo el mundo debería leer, que debería querer leer: pues la filosofía, recalcan tanto el Banquete como el Crátilo, es hermana del deseo.

 ?? ??
 ?? JUAN CARLOS VÁZQUEZ ?? La Academia de Platón (mosaico pompeyano del siglo I d.c.).
JUAN CARLOS VÁZQUEZ La Academia de Platón (mosaico pompeyano del siglo I d.c.).

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain