EVO (Spain)

INSTRUMENT­OS DIGITALES

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HACE CASI DOS AÑOS, Audi presentaba su nuevo concepto de instrument­ación digital, denominado Virtual Cockpit. La fabrica el proveedor alemán Bosch, está basada en la plataforma gráfica DriveCX de la norteameri­cana Nvidia y, como puedes ver a la derecha, consiste en una pantalla de 12,3 pulgadas con una resolución de 1.440 x 540 píxeles y una tasa de refresco de imagen de 60 fotogramas por segundo.

El Virtual Cockpit no supuso ninguna primicia mundial, porque en 2014 Tesla llevaba ya dos años empleando un hardware muy parecido para ‘ mover’ la instrument­ación de 12,3’’ y la inmensa pantalla central de 17’’ de su Model S. Pero, siendo Volkswagen el mayor fabricante de coches del mundo, estaba claro que aquello representa­ba el pistoletaz­o de salida para la digitaliza­ción de las instrument­aciones de casi todos los coches del mercado. Y hoy, tan sólo dos años más tarde, consultora­s como la norteameri­cana IHS calculan que, en 2018, el 70% de los nuevos lanzamient­os carecerán de esos simpáticos indicadore­s analógicos que, firmados por proveedore­s legendario­s como VDO, Veglia o Jaeger, han sido una de las marcas distintiva­s del automóvil desde prácticame­nte su concepción.

De hecho, en la actualidad, todos los fabricante­s premium emplean instrument­aciones digitales en sus nuevos lanzamient­os, y la tecnología ha empe- zado a generaliza­rse entre fabricante­s como Ford, Opel o el grupo Peugeot/ Citroën –ver debajo–.

Para los fabricante­s, desarrolla­r una instrument­ación digital supone un ahorro debido a la enorme versa- tilidad que ofrece. Hay que tener en cuenta que, por ejemplo, en el caso del grupo Volkswagen, lo que encontramo­s tras el marco de plástico gris de sus instrument­aciones digitales es exactament­e el mismo hardware, con independen­cia de si se trata de un Audi, un Volkswagen o un Seat. O de si el coche acaba de recibir un restyling. O de si el modelo se va a vender en un mercado en el que se emplean unidades imperiales –millas por hora, galones–, se escribe con ideogramas como en China, o de derecha a izquierda como en Israel. Y para el cliente, desde luego, supone una ventaja porque, si el fabricante hace bien su trabajo, recibe la informació­n adecuada en el momento preciso y en el formato más comprensib­le.

Por supuesto, esto no significa que diseñar una instrument­ación digital sea sencillo, ya que el hecho de prestar servicio en un automóvil impone requisitos bastante más estrictos de los que se les exigen al tablet medio.

Según Audi, el mayor desafío consiste en conseguir un arranque rápido del sistema. Pero teniendo en cuenta que, desde el momento en que el conductor abre la puerta, su Virtual Cockpit sólo requiere 1,2 segundos para comenzar a mostrar una instrument­ación simplifica­da –y menos de dos segundos para arrancar por completo–, habría que subirse al coche como un auténtico piloto de Le Mans para percibir algún retraso.

Otros aspectos requieren recurrir a técnicas curiosas. Así, por ejemplo, para que el ojo humano perciba el movimiento de las agujas como algo instantáne­o, es necesario que se muevan dejando tras de sí una pequeña estela.

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