R. Rover Evoque Convertible
Una estación de esquí y las serpenteantes carreteras que la rodean sacan a relucir lo mejor y lo peor de este modelo único.
Lugar de la prueba: Courchevel (Francia) GPS: 45o 24’ 43’’ N, 6o 37’ 57’’ E
NNIEVE Y SOL son dos ingredientes antagónicos que, cuando se combinan, forman el escenario perfecto para disfrutar del único todo camino descapotable del mercado.
Así que aquí estamos, hinchándonos a recorrer kilómetros –cerca de 500– por los alrededores de una de las estaciones de esquí más glamurosas de los Alpes. Los responsables de Land Rover han sido muy valientes escogiendo este escenario, porque el Evoque Convertible muestra la mayor de sus flaquezas cuando tratamos de adelantar a algún vehículo lento en uno de los numerosos revirados ascensos que encontramos, donde los casi 11 kg/CV de la versión diésel más potente no nos ponen las cosas fáciles. Pero este escenario deja ver también una de las fortalezas del vehículo: su gran rigidez estructural, lograda fundamentalmente construyendo, bajo la plataforma original del Evoque, un subchasis rómbico de acero de alta resistencia inscrito entre dos largueros de este mismo material que reemplazan la estructura original de las taloneras.
En total, el Convertible pesa casi 300 kilos más que el Coupé, pero gracias a ello su fabricante ha conseguido que no se escuche ningún crujido en su interior; que se puedan abrir y cerrar las puertas y el maletero sin que se aprecie la menor holgura cuando nos dé por hacer alguna ‘acrobacia trialera’; y que teóricamente tengamos unas