LA CELDA
La celda es la unidad elemental de una batería, los ladrillos de los que están construidas. Una celda contiene en su interior todo lo que hemos visto hasta ahora: los terminales – de cobre o aluminio–, el ánodo – generalmente de grafito–, un separador impregnado en el electrolito, una papilla que actúa como cátodo y un terminal para este cátodo.
Todo lo anterior hay que empaquetarlo de alguna forma. Una alternativa muy común y eficiente es el empaquetamiento cilíndrico, lo que da lugar a una batería parecida a una celda doméstica –foto 1–. La otra opción es doblarlo todo varias veces y encerrarlo en una carcasa metálica para dar lugar a una celda prismática –2–. Las celdas de tipo bolsa o ‘pouch’ son una versión más sofisticada de la celda prismática –3–. Aquí, en lugar de un contenedor rígido y compartimentado mediante separadores, se utiliza una bolsa de aluminio, que es relativamente flexible, y más compacta. En este caso, el electrolito se gelifica utilizando espesantes como el polióxido de etileno. Este electrolito actúa también como separador, dando lugar a una batería más compacta y ligera… aunque también más sensible a daños mecánicos. A esta clase de celda tan sofisticada se la denomina Litio-ion polímero o, para abreviar, Li-Po.
El voltaje nominal de una celda depende de su química, pero suele rondar los 3,65 voltios, con un voltaje máximo de alrededor de 3,8 voltios y un mínimo de unos 3,25 voltios. En cuanto a la capacidad, depende del tamaño de la celda, y puede ir desde los 3,25 Ah que tiene cada celda de una batería de un Tesla Model S y hasta los 60 Ah que puede almacenar cada celda prismática de un Chevrolet Bolt.
En cuanto a los fabricantes… ninguno de coches construye sus propias celdas, a excepción de Tesla y BiD. Los fabricantes más ‘prominentes’ de celdas son Panasonic, LG Chem, SG Limotive, Samsung SDI...