LA REFRIGERACIóN
Las baterías tienen cierta resistencia eléctrica interna. Eso significa que, tanto durante la carga como la descarga, en sus celdas se genera una pequeña cantidad de calor. Como hemos visto antes, la temperatura de funcionamiento es un factor fundamental para evitar que las celdas se degraden… de manera que una batería necesita un sistema de refrigeración.
Esta refrigeración se puede realizar mediante aire o mediante líquido. La refrigeración líquida es la más efectiva… pero también la más pesada y cara. Actualmente, hay modelos como el Nissan Leaf o el Volkswagen eGolf que refrigeran sus celdas mediante aire; mientras que otros como los Tesla o el BMW i3 utilizan un sistema de refrigeración líquida, mediante una solución de agua y etilenglicol similar al anticongelante que circula por el circuito de refrigeración de un motor convencional. Las baterías de los híbridos enchufables siempre suelen ser refrigeradas por líquido, porque, una vez que se agota la energía destinada a mover el vehículo en modo 100% eléctrico, comienzan a soportar continuos ciclos de carga y descarga –durante el funcionamiento híbrido del coche– que las calientan bastante.