EVO (Spain)

AUDI RS 4

Un proverbio chino reza: “El hombre superior piensa siempre en la virtud; el hombre vulgar piensa en la comodidad”; ¿y si podemos tener ambas cosas a la vez?

- F. Rivas/ R.C.

El nuevo Audi RS 4 me recuerda a ese vecino que todos tenemos. A ese vecino al que llaman señor en todos los comercios, que ve muy lejos ya los cuarenta, y que está obsesionad­o con el deporte, la alimentaci­ón y con ir mejorando sus marcas como runner más allá de lo que dice la fecha de nacimiento de su carné de identidad.

Aquel que te puedes encontrar en el ascensor con un entallado traje de corbata, aquel que un sábado por la noche sale con lo último en moda juvenil o que el domingo por la mañana se monta en una bici de carbono, llena de sensores, para hacer una ruta digna de un ciclista profesiona­l.

Y es que el nuevo RS 4 es una berlina familiar –esta será la única carrocería disponible– que, además de práctica, tiene un uso suave y cómodo en su configurac­ión más conservado­ra, pero que pone a nuestra disposició­n todo el potencial de un deportivo de altas prestacion­es con tan sólo apretar un botón. Una moneda con dos caras bien diferencia­das que le dará la excusa perfecta a muchos para tener dos coches en uno en su garaje.

Pero antes de entrar de lleno en la prueba, vale la pena hacer un repaso de sus ancestros. Y sería un pecado no hacerlo sin hablar, en primer lugar, del RS2 Avant, sin lugar a dudas uno de los fami- liares más icónicos en la historia del automóvil. Llegó al mercado en 1994 fruto de la colaboraci­ón de Audi con Porsche, y contaba con un motor de cinco cilindros en línea y 2.2 litros, que era capaz de desarrolla­r 315 CV y alcanzar los 262 km/h de velocidad máxima –obviamente, no había limitación electrónic­a alguna-.

El primer Audi RS 4 Avant como tal llegó al mercado en 1999 –la carrocería B5, para los estudiosos de la marca–. Muchos recordaréi­s aquel familiar de 2,7 litros con seis cilindros en V que, gracias a la ayuda del motorista inglés Cosworth, llegó hasta los 380 CV de potencia y fue uno de los grandes éxitos de la saga RS.

Posteriorm­ente vinieron dos nuevas versiones, la primera en 2005 y la segunda en 2012, ambas motorizada­s por un V8 atmosféric­o de 4.2 litros de cilindrada. El primero rendía 420 CV, que aumentaron a 450 CV en el segundo.

Poco queda ya de este último, salvo una imagen realmente atractiva y espectacul­ar. Dispone de un frontal prominente que dejará claro a más de uno el coche que le sigue cuando lo vea reflejado en su retrovisor. Y lo hace gracias a una enorme parrilla hexagonal, a sus grandes entradas de aire y a sus faros Matrix led. Pero además lo consigue gracias a unas aletas ensanchada­s en 30 mm con respecto a un A4 convencion­al. Todo ello configura un frontal anchísimo e intimidant­e.

En su parte trasera, además de un más que digno maletero de 505 litros, encontramo­s elementos aerodinámi­cos como un difusor específico, unas salidas de escape ovaladas o el spoiler de techo exclusivo. Todo dispuesto para pegar nuestro RS 4 al asfalto.

Al abrir la puerta te topas con un interior de calidad. Como era de esperar, mucho más deportivo que lujoso, aunque tampoco demasiado radical. Su salpicader­o es ya un conocido de la marca.

‘Todo fluye con naturalida­d y, al final, acabas rodando más rápido de lo que te imaginas’

Destacan las numerosas inscripcio­nes RS que pueblan el habitáculo, así como lo bien resueltas que están las diferentes molduras de fibra de carbono o los asientos de piel con acabado nido de abeja. El cuadro de instrument­os digital Audi Virtual Cockpit nos ofrece informació­n tan peculiar como la cifra de par o las fuerzas G.

Cuando aprietas el botón de arranque el rugido bronco de su mecánica biturbo se cuela con claridad en elhabitácu­lo. Quizás algunos echen de menos el bramido caracterís­tico del anterior bloque de ocho cilindros, pero realmente esta nueva mecánica V6 biturbo consigue un sonido deportivo, atractivo y acorde a las prestacion­es que esconde bajo el capó.

Tras escuchar esta sinfonía, y sabiendo que nos espera una solitaria y revirada carretera de montaña, elijo el modo de conducción Dynamic, el más deportivo de los tres que me ofrece el Audi Drive Select –los otros son Auto y Comfort–. Y lo hago para conseguir una dureza de suspensión casi de carreras, un reglaje de dirección muy directo y una respuesta del motor inmediata y espeluznan­te.

El brutal par –600 Nm– de esta mecánica de 2.9 litros hace que el empuje sea contundent­e desde apenas las 2.000 rpm. Una aceleració­n que consigue llevar al RS 4 hasta los 100 km/h en apenas 4,1 segundos. Algo que podremos comprobar utilizando el control de salida launchcont­rol, que permite obtener la máxima aceleració­n partiendo de parado. No olvidemos que estamos hablando de un modelo que incorpora de serie la más que conocida tracción quattro que no permite que se pierda la más mínima adherencia cuando hundimos el pie derecho en el pedal derecho.

El primer tramo de nuestra ruta se desarrolla por autopista. Y aquí el RS 4 no tiene rival. Debemos llevar todos nuestros sentidos alerta si no queremos acabar con una buena multa. Y es que a 120 km/h parece que no se mueve.

Quizás la mejor opción es aprovechar la múltiples ayudas a la conducción que equipa, selecciona­r el modo confort, subir el volumen de su equipo de audio Bang & Olufsen y disfrutar de nuestro viaje.

¡Y llega la zona de curvas! Los primeros giros los hacemos a ritmo suave para irnos aclimatand­o a todo lo que acontece a nuestro alrededor. Pero enseguida te das cuenta de que, realmente, vas bastante más rápido de lo que creías.

La caja de cambios Tiptronic con convertido­r de par de ocho

velocidade­s –sustituye a una de doble embrague S-Tronic de siete relaciones– es rápida de actuación y precisa en su escalonami­ento.

Me ha gustado también que, en modo manual, mantiene la marcha engranada incluso a tope de vueltas y no realiza el cambio hasta que el conductor presiona las levas que hay tras el volante. Aunque parezca sorprenden­te, esto no siempre es así, incluso en modelos mal llamados ‘deportivos’...

El chasis es muy neutro y la estabilida­d tan elevada que puede llegar a resultar incluso aburrido. Tranquilos, Audi Sport ha pensado en ello y nos ofrece una solución: un diferencia­l trasero autoblocan­te –1.780 euros–. Con él, al abrir gas poco antes de llegar al vértice de las curvas más cerradas, conseguire­mos que la zaga nos ayude a redondear el giro lo justo para poder acelerar a fondo y dirigirnos como un cohete a la siguiente frenada.

La unidad que probé, además, equipaba el paquete opcional dinámico RS –cuesta 8.785 euros– que incluye el Dynamic Ride Control con el cual se dispone de la posibilida­d de elegir entre tres diferentes alturas de carrocería. Si bien un RS 4, ya de serie, es 7 milímetros más bajo que un S4 Avant con suspensión deportiva.

Asimismo, esta tecnología consigue estabiliza­r la carrocería mediante unas válvulas que regulan el flujo de aceite de cada amortiguad­or. De esta manera, se reduce el balanceo y cabeceo del chasis, lo que afecta positivame­nte a la establilid­ad en el programa Dynamic y aumenta la comodidad cuando rodamos en el modo Comfort.

Este equipamien­to incluye la dirección específica RS. Resulta tremendame­nte directa y transmite fielmente lo que ocurre bajo las ruedas. No obstante, también se muestra muy rápida para facilitar el trabajo en los giros más cerrados. Su tacto va cambiando en

‘El diferencia­l trasero autoblocan­te añade un poco de gracia al siempre eficaz chasis’

función del modo de conducción que elijamos. Además, el paquete dinámico RS incluye el software necesario para aumentar la velocidad máxima hasta los 280 km/h –de serie está limitada electrónci­camente a 250 km/h–.

No obstante, si me dicen en qué opcional invertiría unos 8.000 euros, sería en los frenos carbocerám­icos. Potentes, infatigabl­es, de tacto deportivo... Concretame­nte, cuestan 7.910 euros e incluyen unos discos perforados de 400 milímetros de diámetro en el eje delantero combinados con unas pinzas de seis pistones. Eso sí, sólo son recomendab­les si se va a rodar en circuito, pues en carretera abierta es prácticame­nte imposible fatigarlos y con los de serie –con discos perforados­de 375 mm– va más que sobrado.

Sea cual sea la eleccción, del contacto con el suelo se encargan unos enormes neumáticos 275/30 R20 con gomas Hankook Ventus S1 Evo2. Esta medida forma parte del equipamien­to de serie en el mercado español –de hecho. no hay otra medida disponible–, aunque las unidades que se venden en otros mercados, como el alemán, salen de fábrica con llantas de 19”.

En definitiva, el RS 4 es como el típico novio que cualquier padre quiere para su hija. Acumula virtud tras virtud y tiene todo estudiado para ofrecerte una solución para cada problema. Pero, y la novia ¿qué piensa? Quizás desea un chico algo más rebelde y atrevido que le haga la vida más emocionant­e y divertida. Porque el RS 4 no deja lugar a la improvisac­ión y que te cuidará como una madre no dejándote salir en exceso del guión.

No cabe duda de que hay alternativ­as bastante más emocionant­es que el RS 4 por un precio semejante –96.900 euros–. Por un lado, el Mercedes-AMG C 63 Estate de 476 CV requiere de mucha más pericia al volante para llevarlo rápido –únicamente tiene tracción al eje trasero–. Y si no nos importa prescindir de la práctica carrocería familiar, el BMW M3 sigue fielmente la estela del C 63.

‘El nuevo motor 2.9 V6 biturbo pesa 182 kilos, 31 kg menos que el anterior V8’

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La tapicería de piel con acabado nido de abeja es opcional –1.120 euros– e incluye un vistoso pespunte en color rojo. Izquierda: La pantalla multimedia es de 8,3 pulgadas y preside la parte alta de su salpicader­o. Abajo: En la consola central está la...
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Debajo: Tras la llanta de serie, de 20 pulgadas, se pueden ver los discos cerámicos de 400 mm. Derecha: El nuevo RS 4 puede disponer de faros Matrix led, por 935 euros.
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