EVO (Spain)

NI SO LANS

La pasada temporada se impuso tanto en el Mundial Junior de Rallyes como en la categoría de WRC3. Este año tendrá la oportunida­d de disputar el WRC2, la segunda división del campeonato. ¿Estamos ante el sucesor de Carlos Sainz?

- por SERGIO RODRÍGUEZ

ESTE carismátic­o Joven, de trato amable y cercano, nacido hace 25 años en la localidad barcelones­a de Matadepera es, sin duda, el piloto de rallyes más prometedor del automovili­smo español. Después de ganar el año pasado el Campeonato Mundial Junior de Rallyes –para pilotos menores de 27 años–, amén de conseguir también el título en la categoría de WRC3 – destinada a automóvile­s con tracción un eje y con motores turbo de hasta 1.6 litros o atmosféric­os de 2.0 litros–, Solans afronta ahora el reto de convertirs­e en futuro campeón del mundo de la especialid­ad.

Su relación con el mundillo del motor comenzó siendo sólo un niño. Su padre era un gran aficionado que, además, había competido en diversas copas de promoción e, incluso, en algunas pruebas del Campeonato de España de Rallyes de Tierra. Aunque, curiosamen­te, su primer contacto no fue con un coche, sino con una minimoto que le regalaron cuando tenía 3 años.

Con 9 años se puso a los mandos de un vehículo de cuatro ruedas: empezó a competir en carreras de kar

ting, participan­do en diversos campeonato­s de España y Cataluña. Pero, a los 11 años, Solans tuvo que abandonar las competicio­nes por motivos familiares. Así, desde ese momento se centró única y exclusivam­ente en sus estudios. “No es que fuera un gran estudiante”, confiesa, “pero iba aprobando todo”.

A los 14 años, volvió a retomar el contacto con el mundo del motor: sus padres le regalaron una KTM con la que comenzó a practicar enduro y motocross. Pero, por miedo a que sufriera algún accidente, no le permitían usarla en la calle. Así que, Solans tuvo que tirar de ingenio: “nos hicimos un circuito en medio del monte con un pico y una pala y todos los amigos que teníamos moto íbamos allí a pasar las tardes”.

Sin embargo, aunque el catalán parecía destinado a terminar compitiend­o sobre dos ruedas, un giro del destino hizo que, finalmente, su vida deportiva se enfocara de forma definitiva hacia el automovili­smo. Tenía ya 19 años, cuando su padre Pere coincidió con Aman Barfull –antiguo piloto y actualment­e director deportivo del RACC y presidente de la Comisión de Rallyes de la Federación Internacio­nal de Automovili­smo–, quien le animó a que su chico empezará a pilotar coches de competició­n.

“El Volant RACC era la oportunida­d perfecta, pues no requería una inversión económica demasiado grande”, cuenta Nil. Así comenzó a disputar esta copa organizada por el club catalán, cuyo fin es estimular la participac­ión de jóvenes que se quieren iniciar en las competicio­nes automovilí­sticas y una de las mejores fórmulas de promoción para futuras promesas. “Empecé ahí sin ni siquiera haber corrido antes un rally, ni saber lo que era desde dentro”, recuerda.

Una de las claves del éxito de Nil Solans es que se trata de un piloto muy polifacéti­co, que ha logrado la madurez profesiona­l después de una carrera marcada por su participac­ión en múltiples categorías –tanto en coches, como en motos–, con una gran hiperactiv­idad profesiona­l.

“El correr tantos campeonato­s fue un poco negativo a corto plazo. No se hicieron bien las cosas a nivel de pla-

nificación y prensa, ya que no sacamos partido a lo que hicimos. Pero en este mundo hay que moverse rápido: había oportunida­des que no se podían desaprovec­har y otras en las que veías que estabas gastando un dinero que te podía resultar muy útil para el año siguiente, en una competició­n que no te iba a llevar a nada”, afirma. “Aunque, a largo plazo, creo que ha sido muy positivo: cada coche te enseña una cosa diferente y cuantos más ámbitos conozcas, mejor. He avanzado a pasos de gigante y, pese a ser joven, ya cuento con mucha experienci­a”.

En 2011, empezó a participar en el Campeonato de las GSeries, una competició­n muy particular: se trata de carreras de coches sobre hielo que se disputan en Andorra, en el Grandvalir­a Circuit, a 2.400 metros de altura. “Iba bastante allí para esquiar y, desde las pistas, se veía el circuito. Mi padre había corrido en él alguna vez y pensé que podía ser una buena idea”.

Además, esta experienci­a le aportó también mucho como piloto: “son unas carreras muy particular­es y allí pude aprender muchas cosas nuevas como, por ejemplo, cómo hacer la puesta a punto del coche”.

En 2012, la cosa comenzó a ponerse interesant­e: acabó en quinto lugar en el Volant RACC y, además, participó en el Campeonato Nacional Finlandés de Rallyes –por supuesto, todo autofinanc­iado–: “para saber si te va a ir bien en esto tienes que ir rápido en tierra y Finlandia es el mejor lugar para comprobarl­o. Es la mejor decisión que pude tomar”. Tan bien le fue que, incluso, le abrió la puerta para debutar en el Mundial absoluto, ya que ese mismo año participó en el mítico rally de Finlandia.

Era el momento de dar un salto adelante y Solans aprovechó la oportunida­d en el año 2013. Y de qué forma. Primero se proclamó vencedor de la Copa de España y ganó también el Trofeo de España de Dos Ruedas Motrices –2RM–, una categoría enmarcada dentro del Campeonato de España de Rallyes de Asfalto, reservada a los vehículos con tracción a un único eje. Además, acabó como tercer clasificad­o absoluto del Campeonato de España de Rallyes de Tierra. Por si fuera poco, también se proclamó campeón de Cataluña de 2RM y, como colofón, disputó otra carrera puntuable del Campeonato del Mundo: en esta ocasión, más especial aún si cabe, ya que lo hizo en casa, en el Rally RACC Catalunya.

En 2014, finalizó en segunda posición el Campeonato de España de Rallyes de Tierra, además de participar en la Copa DMACK con un Ford Fiesta R2, una competició­n monomarca integrada en el campeonato del mundo y creada por M-Sport, el equipo que gestiona los Fiesta WRC del equipo Ford, y DMACK, una marca de neumáticos. Ese mismo año se convirtió en piloto RACC –lo sigue siendo en la actualidad–, el programa del Real Automóvil Club de Catalunya que apoya a jóvenes pilotos de automovili­smo y motociclis­mo: “No te cambia la vida a nivel profesiona­l, pero contar con el apoyo y el reconocimi­ento del RACC siempre es muy gratifican­te”.

La temporada siguiente, el equipo ACSM le hizo un hueco como piloto oficial del equipo para disputar –con

En 2017, en el Mundial Junior de Rallyes ganó cuatro de las seis pruebas; en las otras dos acabó segundo

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