AUDI A7 55 TFSI
Seamos sinceros: a nivel funcional, las berlinas coupé no tienen sentido alguno respecto a las clásicas, pues su aportación es fundamentalmente estética. Sin embargo, el A7 Sportback esconde determinadas cualidades tangibles.
EL RESULTADO ESTéTICO de cada automóvil es algo completamente subjetivo, y está muy condicionado por las modas. En el caso del Audi A7 Sportback, todavía no he encontrado una persona a la que le desagrade su diseño desde que se presentara en 2010. Confieso que a mí tampoco, y eso que aquel A7, si nos paramos a pensar, cedía en habitabilidad respecto al A6 y no era tan confortable como el A8. Sin embargo, comercialmente fue un éxito.
Por ello, a la hora de reemplazarlo Audi no ha trastocado nada de la fórmula que funcionó, si bien la nueva generación del A7 Sportback – conocida como 4G9– podría considerarse como nueva en un elevado grado, ya que emplea la plataforma MLBevo del A8 y del futuro A6, que es la evolución de la MLB que utilizaba el anterior A7.
Sin embargo, tal y como aprecio bajo el sol de Ciudad del Cabo –Sudáfrica–, sus dimensiones son calcadas a las de su predecesor, y su diseño parece poco alterado. Conserva la ‘aplatanada’ forma que genera el techo de su carrocería, las puertas sin marco, el gran portón trasero, el alerón retráctil que se eleva a partir de 120 km/h... y lo remata con una iluminación full led de serie que, en opción, puede complementarse con los faros Audi laserlight –3.410e–, que cuentan con diodos láser para la función de luces de carretera, los cuales pueden hasta duplicar la distancia de alumbrado.
Dentro, no hay nada sorprendente a menos que no conozcas el A8, ya que son prácticamente iguales. De serie, el A7 incorpora dos pantallas táctiles con tecnología háptica, lo que quiere decir que el vidrio de las mismas puede estimular tus sentidos del oído y del tacto cuando las tocas. Has de ejercer con tu dedo un poquito más de presión de la habitual en un display táctil normal, y entonces recibirás una respuesta háptica a modo de clic sonoro, a la vez que notarás en tu dedo que estás ‘pulsando’ un botón como si este fuese real. Francamente, el sistema funciona de manera sobresaliente y, además, los menús son intuitivos y el apartado gráfico resulta impecable.
Como es de esperar en un Audi de alta gama, la calidad de construcción no admite reproche alguno. El espacio interior apenas varía respecto al de su predecesor, si bien se ve algo beneficiado por los 2 cm de batalla que gana el coche. Además, aunque el grado de amplitud y confort está por lógica un poco lejos del que ofrece el A8, en el A7 puedes elegir entre un habitáculo de cuatro o cinco plazas.
De inicio, hay dos motorizaciones disponibles, que son la 55 TFSI y la 50 TDI –qué poco me gustan las nuevas denominaciones de Audi...–, ambas