MORGAN PLUS 8 50th
Esta edición limitada rinde honor a medio siglo de modelos de Morgan propulsados por motores V8. Y hay un único requisito para disfrutarlo a fondo: acordarse de traer el casco.
HOY, LA CARRETERA QUE CONDUCE hacia nuestra prueba presenta una climatología especialmente desagradable. Hace frío, soplan fuertes ráfagas de viento y cae esa clase de llovizna fina pero densa que reduce la visibilidad a apenas 30 metros.
Me encuentro conduciendo un Lexus LS 500h. Aunque eso es un eufemismo; conduzco en ese sentido moderno y poco estimulante en el que la característica más importante del coche es la calidad de su equipo de sonido. Desde el punto de vista filosófico, se trata de un absurdo yin para el yang que viene a continuación.
El Morgan Plus 8 50th Anniversary Edition cuenta con un equipo de sonido Alpine, pero se trata de un autorradio que parece fabricado en 1991, y no se me ocurre ninguna situación en la que vayas a ser capaz de escucharlo –salvo, tal vez, mientras estás aparcado–, porque hoy probamos un coche que carece de parabrisas, ventanillas y techo.
Tal y como sugiere su nombre, este coche celebra el hecho de que han pasado 50 años desde que Morgan consiguiera ‘empotrar’ el motor V8 de Rover –procedente de Buick– bajo el capó levemente alargado de un Morgan 4/4. Tras fabricar alrededor de 6.000 ejemplares, la producción ha llegado a su fin, sobre todo porque BMW ya no fabrica el 4.8 V8 atmosférico N62 que sustituyó al motor de Rover y que propulsa a los actuales Plus 8 y Aero GT.
Sólo se han fabricado 50 unidades de este modelo aniversario, en dos versiones: la Speedster azul que puedes ver en estas páginas y la Convertible de color British Racing Green –dotada de la protección atmosférica ausente en esta versión–.
Este Anniversary está repleto de detalles especiales, incluidas unas pinzas de freno blancas, un recubrimiento cerámico para las colas de escape y el número 8 en la parrilla, que luce un marco amarillo. Existe una caja automática opcional, pero por fortuna esta unidad cuenta con cambio manual de seis velocidades.
El Anniversary es uno de esos coches en los que la primera impresión es muy importante, y debo admitir que yo estoy absolutamente enamorado de él . Cuando llego, me lo encuentro aparcado en la puerta de la fábrica, y flanqueado por pequeños 4/4 de aspecto retro y repletos de esos cromados que, para muchos, representan el cliché de Morgan Motoring.
A su lado, el Speedster, con su morro terriblemente alargado, parece un cruce entre un coche de competición histórico y un dragstervintage, todo ello salpicado por un toque de estética
dieselpunk resultado de la integración de detalles como los neumáticos semi-slick y los faros led.
Los Morgan Plus 8 han evolucionado mucho desde el modelo original dotado de caja de cuatro velocidades y eje rígido trasero. En 2012, el modelo estrenó el chasis de aluminio pegado y
remachado que hasta entonces estaba reservado para las versiones Aero y, en 2016, se mejoró la rigidez estructural y las suspensiones.
Sin embargo, todo lo anterior no parece muy evidente mientras giras la delicada manecilla cromada, tomas asiento y cierras una portezuela que emite un sonido propio de la de una atracción de feria. El asiento tapizado en cuero cuenta con grandes pétalos laterales, pero no proporciona mucha sujeción y brinda una postura de conducción elevada, de manera que un buen baquet sería una alternativa preferible.
Por suerte, la lluvia ha cesado, aunque el ambiente aún es helador y las carreteras siguen húmedas. Dejo cerrada la parte de la cubierta que protege el asiento del pasajero y me agazapo hacia delante para maximizar la modesta protección que ofrece el pequeño deflector aerodinámico. Presiono con el pulgar el botón de arranque para despertar al V8, que brama y resopla a través de esas dos deliciosas líneas de escape traseras. Entonces, acelero... y la cruda combinación de volumen, bramido y fidelidad sonora que escucho basta para conseguir que derrame una lágrima pensando en la inminente extinción de este tren motriz.
El V8 también consigue convertir al Anniversary en un coche rápido… algo que, a la vista de los 1.100 kilos de peso que declara en vacío, tampoco resulta sorprendente. Los ‘mundanos’ 4,5 segundos que tarda en llegar a 100 km/h y una velocidad punta de 250 km/h encajan mucho mejor con el accionamiento duro y tranquilo de su cambio y su rudimentaria aerodinámica que las sensaciones acelerativas que experimentas a bordo.
Para conducir por encima de 80 km/h es imprescindible utilizar un buen par de gafas. Sin ellas, tus párpados se van entornando progresivamente hasta acabar convertidos en un par de finas rendijas… antes de que su instinto de autoprotección acabe cerrándolos. Lo mejor es usar un casco integral, que además de preservar la visión, hace que te
resulte más fácil respirar mientras circulas a alta velocidad, de manera que puedes concentrarte mejor en la conducción.
Al principio es el motor, con su abundante par disponible desde bajas vueltas, su progresividad y la buena respuesta del acelerador, el que domina toda la experiencia. Las llantas de aspecto retro están calzadas con unos semislicks Yokohama Neova que, en fin… agarran bastante menos en mojado que en seco. No dispones de control de tracción –aunque por lo menos sí cuentas con ABS–, de manera que el 50th Anniversary es la clase de coche dispuesto a sobrevirar en cualquier parte, a poco que te lo propongas.
La dirección, que es rápida, precisa y ligera, y el cambio, con un excelente guiado, resultan aliados inesperados en un coche con un aspecto tan clásico, y no tarda en resultar evidente que este 50th Anniversary puede ser conducido a ritmos muy elevados. Donde mejor se desenvuelve es en carreteras bien asfaltadas; cuanto más bacheada está la vía, más tiende a alejarse de la trayectoria pretendida, y si pillas baches muy grandes, incluso puedes llegar a despegar del asiento.
Pero ya te puedes imaginar: expuesto a los elementos, envuelto por el bramido del V8 y cir- culando a una velocidad impublicable, el Morgan es embriagante: una experiencia completamente emocionante y absorbente.
A bordo de este 50 Anniversary no se vive ni un sólo segundo de aburrimiento, y eso explica por qué hay gente dispuesta a gastarse alrededor de 150.000 euros en un ejemplar. Es una magnífica despedida de un brillante musclecar británico – aunque propulsado por un motor alemán–.
Sin gafas, tus ojos se achinan y finalmente se cierran en un intento desesperado por protegerse