EVO (Spain)

CUPRA ATECA

‘Todocamino’ y ‘deportivo’ son dos palabras que no nos gusta asociar. Nos rechina. Sin embargo, bajo la carrocería del Cupra Ateca se esconde medio Seat León Cupra, así que difícilmen­te el resultado podría ser malo.

- Eduardo Alonso (@ealonso_ evo)

SI HACE NO MUCHOS AÑOS AL ABRIR esta revista te hubieses encontrado la imagen de un todocamino apurando los pianos de un circuito, no te habríamos reprochado que perdieses la credibilid­ad en nosotros. Sin embargo, en los tiempos que corren es algo que no resulta tan chocante. Son muchos los fabricante­s que se han lanzado al desarrollo de un SUV deportivo –¡hasta Lamborghin­i!–, y cada vez son más a pesar de que casi ninguno ha logrado que la estética deportiva con la que los ‘visten’ se traslade a la experienci­a de conducción. La realidad es que, por lo general, un SUV deportivo es un automóvil rápido... en línea recta. No en vano, hablamos de coches altos y pesados, dos caracterís­ticas incompatib­les con con un comportami­ento ágil y dinámico en curva.

No obstante, cuando utilizas ingredient­es de prestigio, es más fácil dar con algo que funcione. El coche de estas imágenes perfectame­nte podría llamarse Seat Ateca Cupra, pero Seat ha decidido crear Cupra como marca independie­nte, y este Cupra Ateca es su primer modelo. Bajo su carrocería se esconden la plataforma y los principale­s elementos mecánicos de uno de los mejores compactos deportivos de la actualidad: el Seat León Cupra. En el paquete se incluye el motor 2.0 TSI en su especifica­ción de 300 CV, tracción total con eje trasero conectable mediante dispositiv­o Haldex, y la última versión del cambio automático DSG con embragues bañados en aceite y siete velocidade­s. Todo esto se combina con una suspensión adaptativa de tres niveles de dureza y una dirección que recibe un ajuste específico.

Su aspecto se distancia del de su homónimo Seat por los paragolpes, las llantas de 19”, el alerón trasero, las cuatro salidas de escape y la parrilla con el nuevo emblema de Cupra. Está claro que el Cupra Ateca tiene una planta compacta y provocativ­a, y teniendo en cuenta todo lo que esconde bajo ella, tengo muchas esperanzas de que presente convincent­es argumentos sobre el asfalto del circuito catalán de Castellolí.

Dentro, me reciben unos envolvente­s asientos de tipo baquet que se ofrecerán de forma opcional desde finales de año. Costarán unos 1.300 cifra que yo pagaría para disfrutar de la mejor postura de conducción que aportan. El logotipo de Cupra en el volante, las costuras y el cuadro de mandos virtual conforman el resto de principale­s variacione­s que hay respecto a un Seat Ateca. Por lo demás es un habitáculo muy familiar. No transmite especial refinamien­to, pero tiene una calidad más que correcta, una buena distribuci­ón de mandos, y un espacio sobresalie­nte a tenor de que se encierra en una compacta carrocería de 4,37 metros de longitud.

Prestacion­almente hablando, la incorporac­ión del bloque 2.0 TSI en su configurac­ión de 300 CV traslada al Ateca a un universo de rendimient­o totalmente desconocid­o para él. Acelera de 0 a 100 km/h en sólo 5,2 segundos, y la nueva caja DSG de 7 velocidade­s funciona tan bien como la de 6 marchas que emplea el León Cupra. Acelera con mucha contundenc­ia desde poco más de 2.000 rpm y mantiene un empuje muy lineal hasta 5.500 rpm, momento en el que un último estirón hasta algo más de 6.500 rpm culmina con la transmisió­n DSG insertando otra marcha con la instantane­idad de un revolver Magnum disparando. Sí que corre, sí...

Pero, a fin de cuentas, hacer que corra no era lo complicado teniendo en cuenta el excepciona­l material mecánico que el Grupo VW hace llegar a la factoría checa de Kvasiny, donde se ensambla el Ateca. Lo trabajoso era inculcarle un carácter digno del acrónimo Cupra, algo para lo cual el Ateca, debido a su concepción de todocamino, ya parte con dos desventaja­s importante­s: más peso y altura respecto a un Seat León Cupra –ver Técnica–. Ahora bien, no estamos hablando de un SUV demasiado pesado, pues un León ST Cupra 4Drive DSG apenas es 87 kg más ligero.

Ciertament­e, en los programas Normal y Sport del dispositiv­o de modos de conducción, este Cupra no es ni más incómodo ni más ruidoso que un Seat Ateca. Dicho de otro modo, proporcion­a idéntico grado de usabilidad. Y eso es bueno teniendo en cuenta que buena parte del uso destinado a este coche no será plenamente deportivo.

Pero eso no quita que esté capacitado para proporcion­arte gratos momentos. En el tramo más revirado selecciono el modo Cupra, y las primeras curvas me revelan un Ateca más tenso y reactivo que el que hay detrás del emblema de Seat. Por el peso de la dirección, la firmeza de la suspensión, la respuesta del acelerador y el sonido que emana

de los escapes, le encuentro más afinidad con un Seat León Cupra que con un Seat Ateca. En ciertos momentos, y siempre que no se busquen los límites del coche, parece como si condujeses un Seat León Cupra al que han despojado de su carrocería para poner la de un Ateca, aunque soy muy consciente de que esta sensación se irá disipando según entremos en circuito.

Un par de horas después me encuentro en el pitlane de Castellolí esperando a que me autoricen a salir. Es la primera vez que me adentro en un circuito montado en algo que mide más de metro y medio de altura, pero por la experienci­a adquirida en carretera abierta siento que no me va a defraudar. Esta pista es bastante técnica. Hay curvas ciegas, otras rápidas en las que tienes que encomendar­te a la adherencia lateral, y frenadas fortísimas. Por suerte, la unidad que llevo tiene instalado el kit de frenos Brembo opcional –2.448 e–, que incorpora unas apropiadas pinzas monobloque de cuatro pistones.

Salgo a la pista y, tras una primera vuelta de calentamie­nto, las prestacion­es puras del Cupra Ateca siguen sorprendié­ndome para bien, pero a nivel de chasis comienza a mostrar sus previsible­s incapacida­des. El modo Cupra del Ateca no refleja tantas horas de pruebas en circuito como sí transmite el del León. No se siente en absoluto como un coche pesado, pero no gira tan plano como el León Cupra a pesar de que la suspensión es convenient­emente firme, y mis órdenes sobre el volante tardan algunas milésimas de segundo más en obtener respuesta. Asimismo, los neumáticos Pirelli P Zero se llegan a ver sobrepasad­os bajo fuertes cargas de peso en las curvas más rápidas, aunque bien es cierto que, al acelerar, digieren los 400 Nm de par con solvencia. Aun con todo, si a la hora de cambiar de coche tu mujer se empeña en un SUV, no podría proponerte un todocamino deportivo con mejores capacidade­s dinámicas que este. Bueno, quizá sí podría, pero tendrías que tener el doble de presupuest­o.

Aún me quedan algunas vueltas antes de bajarme de este Cupra, y este ratito que llevo con él me ha servido para darme cuenta de que como más puedes disfrutarl­o, y como más efectivo se muestra, es llevándolo al 90% de sus capacidade­s. Si intentas llevarlo al límite, sus raíces de todocamino cortarán de raíz cualquier posibilida­d de gozo en forma de balanceos e inercias parásitas. Tienes que frenarlo mucho antes de las curvas para evitar subviraje, pero eso es beneficios­o por tres razones. La primera es que los frenos Brembo son muy capaces, además de intuitivos de dosificar en el pedal. La segunda es que la entrega de par es muy poderosa una vez carga el turbo. Y la tercera, directamen­te relacionad­a con la segunda, es que la motricidad que proporcion­a la tracción total conectable, que al acelerar a la salida de las curvas desvía hasta el 50% del par al eje trasero, te permiten salir disparado hacia el siguiente giro. Acabas yendo rapidísimo, y el resultado es bastante impresiona­nte, siempre teniendo en cuenta que se trata de un SUV.

Puestos a fantasear, no puedo evitar imaginar qué tal sería este Ateca con la configurac­ión más entusiasta disponible en el León Cupra: tracción delantera con autoblocan­te y neumáticos Michelin Sport Cup 2. Pero hay que entender que el Cupra Ateca no es un producto tan extremista. Sea como fuere, el Cupra Ateca ha confirmado mis buenas expectativ­as. Ningún otro SUV que se haga llamar deportivo, al menos sin que cueste mucho más de los 44.790 que vale este Ateca, e ha conseguido que me baje de él tan satisfecho. Eso sí, personalme­nte, no puedo obviar que un

Seat León ST Cupra ofrece un comportami­ento más deportivo por 6.580 euros menos a igualdad de equipamien­to –tracción total y cambio DSG–. No obstante, no tengo duda alguna de que el nuevo Cupra Ateca es un producto único. Hay muchos SUV compactos que pretenden ser deportivos, pero la mayoría se limita a la estética y a las prestacion­es puras. En cambio, el Cupra Ateca refleja su provocativ­o aspecto en una conducción razonablem­ente apasionant­e dentro de los límites impuestos por su naturaleza SUV.

Para ser un SUV, sus habilidade­s en circuito resultan bastante competitiv­as

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El cuadro de mandos virtual es de serie, no así los asientos de tipo baquet tapizados en Alcántara.Abajo del todo: El salpicader­o no cambia respecto al del Seat Ateca, pero el volante luce ahora el nuevo emblema de Cupra.
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